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Pedro Ibáñez, jugador del Cadete de Honor de la Real, junto a Titín III, expelotari y tío del futbolista DV
Titín VI juega en la Real
Real Sociedad

Titín VI juega en la Real

Pedro Ibáñez, sobrino del mítico pelotari riojano, destaca como goleador en el conjuntorealista de Cadete de Honor

Miguel González

San Sebastián

Sábado, 11 de enero 2025, 00:10

La genética y el entorno determina en gran medida lo que somos y hacemos. Hay familias en las que las profesiones se heredan de generación en generación y en el deporte también es habitual encontrar estirpes de deportistas que siguen la tradición de sus antecesores. Una de ellas es la dinastía de los Titín, que tiene en un delantero de 13 años de la Real Sociedad a su último exponente. Pedro Ibáñez es sobrino del mítico pelotari riojano, aunque en su caso ha cambiado el frontón por el campo de fútbol.

Su padre José Miguel, de 54 años, es el cuarto hermano de los cinco que componen la familia Ibáñez Sacristán y tiene un año menos que Titín III, quien revolucionó la pelota en los noventa y que para muchos es considerado el mejor deportista riojano de todos los tiempos. La afición al deporte le viene dada a la familia por el frontón de Tricio, sobre el que gira la vida de esta pequeña localidad de La Rioja alta.

Titín III recuerda que «en nuestra época no había muchas más distracciones que jugar en el frontón, así que la mayoría de los niños metíamos allí muchas horas». En su caso, combinó hasta los 16 años la pelota con el fútbol sala y el voleibol, «deporte que me ayudó a saber caer y no hacerme daño con aquellas estiradas que hacía al ancho».

El apodo de Titín les viene dados porque el padre de la familia, Augusto, tenía un hermano gemelo llamado Agustín con el que andaba todo el día, por lo que pronto les bautizaron en el pueblo como los 'titines' y cuando se dedicaron a la pelota eligieron ese nombre. Aunque pocos lo saben, José Miguel es Titín IV porque también se dedicó a la pelota en su adolescencia. «Jugaba torneos contra parejas de los pueblos cercanos como Baños de Río Tobía, Nájera, Huércanos y Uruñuela. Yo era diestro y zaguero, todo lo contrario a mi hermano. Estuve tres años y lo dejé porque no tenía sus condiciones».

Una familia de deportistas

La familia Ibáñez está muy ligada al deporte y Pedro no es el único sobrino del mítico pelotari que se ha dedicado al fútbol. Titín III tiene otro más mayor, de 27 años, hijo de su hermana Marien, que se llama Víctor López y debutó en Primera División con el Alavés en 2018 y ahora juega en el Calahorra de Segunda RFEF. «Es lateral derecho y a veces juega de extremo, por lo que le gusta ir mucho al ataque». El hermano de Víctor, Ernesto, de 24 años, juega a balonmano en el UBU San Pablo Burgos de División de Honor plata y cuando era juvenil fue seleccionado por los Hispanos Promesas. El único que ha seguido el camino de Titín III en la pelota es su propio hijo Óscar, Titín V, que es aficionado y también juega de delantero.

«Pedro es técnicamente bueno, rápido y vertical, pero a su edad lo que tiene que hacer es disfrutar, aprender y progresar»

Titín III

Expelotari

Pedro Ibáñez tiene 13 años y es de Logroño. Cuenta su padre que «desde pequeño ha estado con un balón en el pie. Vivimos cerca de Las Gaunas y hay un parque en el que con varios chavales de la zona ha metido muchas horas jugando. Siempre ha tenido claro que lo suyo era el fútbol».

Sin embargo, un día acudió a la Escuela de pelota de Logroño a probar suerte cuando era pequeño, aunque no le debió enganchar lo suficiente porque no regresó. «No quiso volver. Dijo que las pelotas eran muy duras y que le hacía daño en la mano. Desde entonces tuvo claro que su camino era el fútbol».

Siempre juega con mayores

Empezó a jugar en el Club Deportivo Valvanera por seguir los pasos de su primo mayor, Pablo Arenzana, de 18 años, que también milita en la Real Sociedad, en el equipo de Segunda RFEF, y es delantero como él. Desde el primer momento llamó la atención de los técnicos del club y de la federación riojana, que ya lo convocó para jugar el Campeonato de España sub-12 en 2022 siendo un año menor que el resto. En 2023 repitió presencia en el mismo campeonato y fue protagonista de la histórica victoria de La Rioja ante Madrid por 3-1 firmando dos goles. Un mes más tarde destacó con la Real en la Promises y ese verano se incorporó al Infantil de Honor, en el que jugó la temporada 23/24 marcando 27 goles en 22 partidos a pesar de que todos los rivales eran un año mayores.

Esta temporada es el único jugador de la generación del 2011 que juega en Cadete de Honor, ya que todos sus compañeros son de 2010 y los rivales del 2009. Un salto importante al que se ha sabido adaptar y que no le ha impedido firmar 11 goles en 11 partidos. El fin de semana pasado un gol suyo dio la victoria a la Real ante el Periso de Madrid en la final del Trofeo César Benito organizado por el Lengokoak.

Titín III, que cuando puede se escapa a ver jugar a su sobrino, le define como «un jugador técnicamente bueno, muy rápido y vertical». No obstante, entiende que hay que ir con calma con él porque es muy joven y dice que «ahora lo que tiene que hacer es disfrutar, aprender y progresar».

El expelotari, que es bastante futbolero, recuerda con nostalgia la época del CD Logroñés de los ochenta en el viejo Las Gaunas. «Jugaban los Alzamendi, Islas, Vergara, Manel, Lopetegui y, sobre todo, había muchos riojanos como Dulce, Jubera, José Ignacio... Ojalá algún día La Rioja vuelva a tener fuerza en el fútbol profesional como la de entonces».

Sin un referente de la Comunidad en la élite, siempre se ha declarado simpatizante del Real Madrid, aunque ahora también se ha hecho un poco txuri-urdin. «Yo soy de los equipos de mis sobrinos. Y con Pedro ahora sigo más a la Real. Además, me llevo muy bien con Fernando Marín, el padre de Pablo, que está en la primera plantilla y le conozco desde hace tiempo. La Real siempre ha tenido una conexión importante con La Rioja».

Pedro estudia en el colegio Divino Maestro de Logroño, ya que aún vive con su familia. Durante la semana se entrena un día con el Valvanera y otro con la Escuela de Fútbol de la Real Sociedad en la capital riojana. El viernes un taxi le lleva a entrenar a Zubieta, duerme en la residencia Olarain y el sábado regresa con su familia a Logroño tras el partido. José Miguel está muy agradecido al club «por todas las facilidades que nos están poniendo. Para nosotros era importante que no saliera de casa tan pronto, aunque el año que viene ya tendría que ir a vivir a Olarain».

«Un día fue a probar ala escuela de pelota de Logroño pero no volvió. Dijo que las pelotas eran duras y le hacían daño»

José Miguel

Padre del jugador

Aunque se trata de un paso importante, confiesa que «Pedro parece decidido a afrontar el reto. Cada día se le ve más suelto y muchas veces nos recuerda que mientras sus compañeros entrenan cuatro días por semana, él solo lo hace tres. Es señal de que le apetece seguir progresando».

Todavía es joven y le queda mucho camino por recorrer, pero la dinastía Titín sigue presente en el deporte. El tiempo dirá si llega a ser futbolista profesional o no, pero de momento Titín VI juega en la Real.

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