También es necesario un antihéroe
El nipón no pudo dedicar un gol a la aficionada que viajó 10.553 kilómetros desde Taiwán, pero el roedor de la Real no dejó de morder al rival
Ya lo dijo Javier Aguirre. Kubo andaba suelto. Escurridizo por naturaleza, el japonés se escapó este miércoles con igual facilidad de su pasado que de ... sus rivales. Y desde el minuto uno, cuando ya buscó dentro del área ese balón bombeado servido por Silva mientras todos los demás despertaban.
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Es su mejor cualidad, escabullirse sin apenas ser visto. Le sucedió en Mallorca cuando tenía solo 18 años. Tampoco apreciaron su presencia en Villarreal y Getafe en un mismo curso. Y en su segundo paso por el club bermellón no le terminaron de encontrar. Lo suyo no es dar la nota. Nada de exhibiciones llamativas, ni dentro, ni fuera del campo. Kubo es un roedor del fútbol. Va haciendo su trabajo a base de mordiscos incesantes. Muchos e intencionados. ¡Cómo lo sabe la aficionada que ha viajado 10.553 kilómetros desde Taiwán para verle en el Reale Arena!
No pudo dedicarle un gol el nipón. Pero sí le ofreció 74 minutos de carcomer sin parar al equipo rival, no solo cuando huía de todo marcaje para dar posibilidades de pase a sus compañeros, sino cuando era el Mallorca el que tenía el balón y había que presionar su salida. No basta con ser jugón en el equipo de Imanol.
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Kubo protagonizó este miércoles el papel de su carrera futbolística. Fue el antihéroe cuando todo el escenario estaba preparado para la reivindicación ante su exequipo. Pero la Real no hubiera ganado este miércoles sin él. Sin sus movimientos de arrastre o sin sus carreras taponando los pases rivales.
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El minuto 66 fue el paradigma de su aportación futbolística. Apareció de la nada para ofrecer una línea de pase a Sorloth cuando el noruego ya no sabía qué hacer en el balcón del área. Disparó desde la frontal, atosigado por un adversario, y el lanzamiento se le fue ligeramente por encima del larguero. Sin tiempo para lamentaciones, dio un brinco desde el suelo y volvió a su posición para seguir su tarea de roedor. Siguió la jugada del robo de balón por parte de la Real para esprintar hacia donde de nuevo Sorloth debía pasar. Recibió esta vez dentro del área y, aunque acertó a golpear fuerte entre los tres palos, un buen Rajdovic le sacó el balón.
Para entonces ya había aparecido en la foto de muchas jugadas. Pasando por allí en ocasiones, siendo el foco del objetivo en otras. Siempre activo. Provocó el córner que dio origen al gol de Merino. Barrió aquel otro balón que llevaba en los pies Brais al borde del área en el minuto 10 para cargar un disparo que resultó demasiado inocente. Robó poco después un balón en banda, ¡cargando con su cuerpo!, generando otra ocasión. Apareció en el momento exacto, en el lugar exacto en el 24 para jugarse un mano a mano con el portero rival. Conjugó un contraataque de libro con velocidad en el 32 para dársela a Brais para que finalizara. Sumó y sumó. No fue héroe. Sí necesario.
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