La sonrisa de Mohamed-Ali Cho

EN EL SEGUNDO PALO ·

El rostro del atacante francés escenifica en qué punto está la Real después del parón por el Mundial

Álvaro Vicente

San Sebastián

Viernes, 23 de diciembre 2022, 07:23

Todos los aficionados de la Real Sociedad conocen la importancia que tiene la primera imagen que da su equipo en los partidos. Solemos decir ... que a los realistas se les ve venir de lejos. Bastan tres o cuatro jugadas para hacerse una composición de lugar bastante aproximada sobre cuál va a ser su rendimiento. Por si podía haber alguna duda después del parón de la Real que nos íbamos a encontrar, el partido de Copa despejó cualquier incógnita. Hay cosas que no cambian en esta Real. Sigue por el camino y decidió el partido con la suficiencia de los equipos serios y convencidos de lo que hacen. Bastó un magnífico arreón para derribar a un rival muy justito. Emocionaba ver esa grada, en Coria, humilde rebosante de hinchas siguiendo el fútbol de pie, aprisionados como solo soportan estarlo los buenos camaradas, llenos de entusiasmo. Era una imagen de otro tiempo, del viejo fútbol de pueblo.

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Sin embargo, de Coria me guardo una imagen: la sonrisa de Cho, la de los jugones. Si algo nos infunde confianza y optimismo a los aficionados al fútbol es ver reír en el campo a los jugadores de nuestro equipo. Y cuando hablo de reír no me refiero a la risa floja sino a la risa natural y contagiosa del que se está divirtiendo, del que disfruta con lo que hace. Cho ha vuelto después de semanas fuera de la competición y él escenifica en qué punto está la Real al tiempo que nos confirma el aumento de la competencia en la plantilla. Empieza a notarse.

Imanol ya puede hacer rotaciones bien medidas, sin estar obligado a cambiar todo el equipo para que descansen los titulares cuando el calendario aprieta en exceso. Después de varios años se han acabado por fin los tiempos del equipo A y del B, de esa férrea distinción entre los indiscutibles y los suplentes y meritorios. Por supuesto que seguirá habiendo media docena de piezas básicas, momentos en los que aun teniendo a un rival de Segunda RFEF enfrente sea conveniente tirar de las vacas sagradas, pero las alternativas para disponer siempre de un bloque competitivo han crecido. Hoy por hoy, podemos hablar de un grupo de 18 o 19 futbolistas que pueden alternarse con naturalidad en un once titular solvente y no perturbado por cambios masivos como ha ocurrido tantas veces. De vez en cuando este equipo cometerá alguna torpeza. No puede ser de otra manera. Pero resulta tan meritorio y esperanzador verle actuar que cada partido es un día grande.

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