El mismo desenlace de siempre para el Sanse

El duelo comenzó con pasividad por parte de los dos equipos, aunque desde el primer momento quedó claro que eran los donostiarras los que querían llevar el tempo del partido.

La intensidad marcó el transcurso inicial del choque, con un cuadro andaluz que pronto se vio superado en ritmo por los potrillos y que en apenas veinte minutos ya acumulaba dos cartulinas amarillas. La presión era creciente y la defensa cordobesa no encontraba la manera de darse un respiro ante la insistencia donostiarra. Tanto que el primer susto para los visitantes llegó con un gol bien anulado a los blanquiazules por fuera de juego de Gorka Carrera.

La señal era evidente. Los potrillos estaban cada vez más cerca. Encerraron al cuadro andaluz y los locales acumulaban cuatro córners a favor antes de la media hora. Y en el siguiente llegó el premio. Mikel Rodríguez puso un saque de esquina cargado de mala intención, y el mal de ojo fue para Sergi Guardiola, que acabó introduciendo el balón en su propia portería. El 1-0 hacía justicia a lo que estaba sucediendo en el verde de Anoeta.

La reacción visitante fue tímida, aunque llegó a generar la primera ocasión clara con un disparo de Pedro, que se topó con Balda para tapar ese balón y evitar el empate. Fue el único rayo de luz de los andaluces en toda la primera mitad. Al Córdoba no le duraba el balón y el Sanse llegó al ecuador del choque alimentando las buenas sensaciones.

El paso por la caseta no cambió el guion. El cuadro blanquiazul mantuvo la iniciativa, con las mismas ideas que en la primera mitad. Apenas habían pasado cinco minutos desde la reanudación cuando Carrera cayó derribado dentro del área tras una gran conducción hasta tres cuartos de campo y un pase sensacional de Mikel Rodríguez con el exterior. Fue el capitán Peru Rodríguez el que asumió la responsabilidad desde los once metros, pero una gran parada abajo de Iker Álvarez hizo que la ventaja no pudiera ampliarse.

Pasaban los minutos y Ansotegi buscó dar un nuevo impulso. Mariezkurrena y Ochieng, saltaban al campo en lugar de Mikel Rodríguez y Eceizabarrena. El movimiento pretendía dar aire al equipo, pero el contador ya rondaba el minuto 75, un tramo de partido que tantas veces había castigado a los locales.

Y la historia se repitió. Apenas un minuto después, Dali sorprendió con un zapatazo por el palo corto de Fraga para poner las tablas en el marcador. Fue doloroso porque este gol reabrió viejas heridas: cinco goles de los once encajados por el Sanse este curso han llegado a partir de este minuto (Málaga en La Rosaleda, y Almería, Cádiz y Córdoba en casa). Nuevo varapalo para el Sanse, a pesar de que sigue invicto en casa.