La Real Sociedad regatea a la sexta ola

El 27 de diciembre, en el regreso a Zubieta tras las vacaciones, el club informó en un comunicado que se habían detectado diez positivos por Covid durante el periodo navideño. En la nota se matizaba que eran casos correspondientes a días anteriores porque se decía que los test «no habían arrojado ningún positivo nuevo».

La afición recibió preocupada la noticia por la trascendencia que podía tener en lo deportivo la ausencia de tantos jugadores, pero en realidad la rapidez con la que actuó el club desde el primer momento ha atenuado las consecuencias y apenas ha afectado al rendimiento colectivo.

El brote se inició antes de la disputa del último partido de 2021 ante el Villarreal en Anoeta el 18 de diciembre. Esa semana en la que hubo Copa en Zamora algún miembro del staff técnico ya advirtió algunos síntomas y la Real puso en marcha un riguroso protocolo para controlar a sus jugadores en navidades. Además de mandarles a cada uno con un kit de antígenos en la maleta para que se hiciesen una prueba diaria, al mínimo síntoma estaban obligados a comunicarlo al club para que, a su vez, desde Anoeta se informase de los mismos tanto a LaLiga como a Osakidetza. Al mismo tiempo, los positivos se ponían en aislamiento desde ese momento.

Eso hizo que la mayoría de esa primera decena de afectados por el Covid pudiera estar en Mendizorrotza a pesar de haberse perdido los entrenamientos correspondientes a los días que pasaron confinados. Después, eso sí, fueron cayendo otros nuevos en un brote que ha golpeado a todo el territorio guipuzcoano con virulencia en el número de casos.

El aficionado respiró pronto al saber que Imanol dispondría de un equipo en condiciones para el partido de Vitoria del 2 de enero. El periodista de este diario Iker Castaño se apostó en la puerta de Zubieta y vio salir a los que habían entrenado, por lo que de ese reportaje se deducía quiénes fueron los diez primeros casos que esa misma semana terminarían de cumplir la cuarentena.

Entre los que no acudieron a las instalaciones estaban Remiro, Gorosabel, Aritz, Pacheco, Rico, Zubimendi, Merino, Portu, Barrenetxea e Isak. El único que no llegó a tiempo para jugar ante el Alavés fue Gorosabel, mientras que los nueve restantes formaron parte de la convocatoria, bien como titulares o suplentes. Imanol solo pudo entrenar con todo el plantel la víspera del encuentro, ya que muchos salieron del aislamiento el último día del año.

Ese mismo domingo en Vitoria, una hora antes de arrancar el encuentro, se conoció que tanto Aihen como Illarramendi no formaban parte de una expedición txuri-urdin que quedaba reducida a 20 futbolistas cuando LaLiga permite hasta 23. Quedaba claro que eran baja por culpa del coronavirus.

Con todo, los dos mayores contratiempos que tuvo el oriotarra en Mendizorrotza no guardaron relación directa con el Covid. Zaldua sufrió problemas estomacales en el autobús y se cayó del once a última hora, lo que unido a la baja de Gorosabel, le obligó a retocar la defensa, mandando a Aritz a la banda para jugar de lateral y dando entrada a Zubeldia como central.

Después, en el segundo minuto del partido, se rompió Barrenetxea y tuvo que meter a Januzaj sin apenas calentar. Dos movimientos que le restaron margen de maniobra más tarde en un día donde muchos jugadores llegaban sin estar el 100%.

Imanol anunció que se habían detectado dos nuevos positivos en su comparecencia de prensa en la víspera de jugar en la Copa en Butarque, aunque por lo visto horas después cayó un tercero, ya que en Leganés se echaron en falta a tres futbolistas que sí viajaron a Vitoria. Se trataba de los centrocampistas Turrientes y Guridi y del delantero Sorloth. Por ese motivo desplazó hasta Madrid a 25 jugadores, varios de ellos del Sanse, aunque al final solo hizo cambiarse a 22 de ellos.

El decimosexto jugador en caer fue Silva el pasado sábado, ya que tampoco aparecía en la lista de convocados para jugar ante el Celta y no se había informado de que sufriera lesión alguna. Rafinha ocupó su puesto y el brasileño hizo un gran partido, lo que mitigó la ausencia del canario.

Así las cosas, la Real cuenta con 16 jugadores inmunizados tras superar el Covid, lo que es un alivio para los próximos meses. Sobre todo cuando no hay partido hasta el día 19 o 20. Aunque alguno diera positivo en los test a los que son sometidos diariamente, no tendrían problemas para jugar, ya que el protocolo dictamina que después de superar el confinamiento no tienen capacidad para contagiar la enfermedad aunque aún puedan mantener carga viral en el organismo.

Los ocho que, al menos hasta el sábado, no habían caído en este brote y hay que proteger son Ryan, Zaldua, Zubeldia, Le Normand, Guevara, Januzaj, Oyarzabal y Rafinha. Se sabe porque fueron a entrenar a Zubieta la primera semana de trabajo tras las vacaciones y porque después han estado presentes en las convocatorias de los tres encuentros celebrados en este 2022 contra el Alavés, Leganés y Celta.

Menos referencias hay sobre Nacho Monreal y Carlos Fernández, los dos lesionados de larga duración que siguen ejercitándose en solitario a la espera de reintegrarse al trabajo grupal. No se les ve en los partidos, así que se desconoce si resultaron afectados o no. El navarro sí acudió a entrenarse los días posteriores al parón.