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La selección austriaca del periodo de entreguerras, conocida como el Wunderteam. EFE
La Real en Europa

Austria, el país donde el fútbol sabe a café

Crónicas de Europa (VI). Austria modeló y dominó el juego en el mundo de entreguerras, con una selección llamada el 'Wunderteam', el equipo maravilloso

Jueves, 21 de octubre 2021, 07:08

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El fútbol moderno nació en Austria. No fue tanto una invención, porque los argentinos y los uruguayos ya lo habían puesto en práctica, pero fue la burguesía austriaca y húngara, reunida en los cafés de Viena, la que teorizó y sistematizó la forma de entender y discutir el juego en la época de entreguerras. Y la que le dio vuelo, al incorporarse al debate la comunidad artística de la ciudad, seducida por la propuesta estetizante de los conjunto locales, elevada al paroxismo por la selección, conocida como 'Wunderteam', el equipo maravilloso, que dominaría el panorama europeo en los primeros años 30 con su fútbol total.

Tras la derrota del Imperio en la Primera Guerra Mundial y su disolución, quedaron separados Austria, Hungría y Checoslovaquia, pero en los cafés de Viena, Budapest y Praga se seguía discutiendo como siempre. El fútbol compartía espacio con el teatro y las artes, y había una forma común de entender el juego, en lo que vino a llamarse escuela de Danubio. Pero necesitaba el contraste con la realidad, y vaya si lo tuvo. Hace 90 años, en 1931, el 'Wunderteam' recibió en Viena a Escocia, que en aquella época era la medida de todas las cosas. Los danubianos ganaron por un 5-0 que rompió el mito de la superioridad del fútbol profesional británico, casi intocable hasta entonces.

El portero de Graz

La selección austriaca se nutría sobre todo de los clubes de Viena, pero Graz también tuvo su importancia. De la ciudad donde hoy juega la Real era el portero de aquel maravilloso equipo. Se llamaba Rudi Hiden, nacido en 1909, como la Real. Gran dominador del juego aéreo con su 1,84 de estatura, destacaba por sus reflejos y por sus lanzamientos largos. Gozaba de fama también por su elegancia en el vestir. Jugaba con jersey negro de cuello blanco, chaqueta de lana y una gorra blanca de cuadros, ofreciendo un porte imponente. Un año antes de destrozar a Escocia, el Wunderteam empató a cero con Inglaterra en Viena y Hiden tuvo una actuación asombrosa que llevó al mánager del Arsenal, Herbert Chapman, a ficharle. Pero la Liga y la asociación de jugadores ingleses se opusieron y el Gobierno británico prohibió el fichaje de jugadores extranjeros por el desempleo que azotaba al país (acababa de producirse el crack bursátil del 29 y llegó la Gran Depresión). Hiden fue rechazado por la policía al desembarcar en el puerto de Dover y obligado a regresar. La prensa inglesa, que se había mostrado admirada por sus virtudes, no dejó de señalar como un defecto que jugaba demasiado con los pies. Sin saberlo, los cronistas estaban anunciando el advenimiento del fútbol moderno. Era 1930.

LOS DATOS

  • El 'Wunderteam' estuvo invicto 18 partidos (15 victorias) de abril de 1931 a diciembre de 1932. Hasta junio de 1934, solo perdió tres partidos de 31 y marcó 101 goles.

  • Mundial de 1934 Austria era la gran favorita tras arrollar a Alemania (5-0 y 6-0), Suiza (6-0), Hungría (8-2)... las grandes potencias del momento. Pero en semifinales cayó ante la anfitriona Italia de Mussolini, a la postre campeona.

Hiden volvió a casa y participaría en el 5-0 a Escocia. Un duelo en el que los cafés vieneses jugaron su parte. La figura de la selección austriaca era Matthias Sindelar, un centrocampista tan fino que le llamaban 'Der Paperiene', el hombre de papel. De origen checo, su familia emigró a Viena, donde su padre encontró trabajo en una fábrica de ladrillos. Sin embargo, su hijo era un genio y el sacrificio no era su mejor virtud, por lo que el seleccionador, Hugo Meisl, le apartó del equipo. Hasta que un día de 1931, cuando acudió como cada tarde al Ring Café de Viena, Meisl se vio rodeado por un grupo de notables de la ciudad, que le rogaron que readmitiera a Sindelar. Lo hizo y Austria asombró al mundo destrozando a Escocia. El gran acierto del técnico fue que con aquella decisión dio con el alma del equipo. La sociedad vienesa se vio reflejada en Sindelar, culto, intelectual, atlético pero bailarín de ballet al mismo tiempo. Y cuando un equipo refleja la personalidad de la gente para la que juega, funciona.

Con la anexión de Austria por el régimen nacionalsocialista llegaría el fin del Wunderteam. Hiden emigró a Francia. Alemania decretó que todos los futbolistas de los territorios del Reich jugarían bajo su bandera. Antes del Mundial de 1938, se organizó un partido en el Prater de Viena para desmantelar la selección austriaca, que, por supuesto, debía perder contra Alemania. Sindelar, ya mayor, pudo poner cualquier excusa, pero prefirió jugar.

En el primer tiempo, falló una cantidad inverosímil de ocasiones. Todo el mundo pensó que tenía órdenes de no marcar. Sin embargo, mediada la segunda parte hizo el 1-0 y a continuación su amigo Schasti Sesta doblaría la renta. Murió un año después en oscuras circunstancias. La leyenda dice que celebró su gol bailando ante los jerarcas nazis del palco y que eso le costó la vida. Al final, parece que fue un accidente. Eso, sin embrago, no hizo menguar su leyenda. El periodista Alfred Polgar escribió: «El buen Sindelar siguió a la ciudad, de la que era hijo predilecto, hacia la muerte. Estaba tan inextricablemente ligado a ella que tenía que morir con ella». Hace tiempo que Austria decidió apartarse del curso de la historia, cuyo centro ocupó durante siglos. Y el fútbol austriaco acompaña a su país en el camino.

El día que Sindelar desafió al Reich, Hitler daba un mitin en Graz

Si Hitler tuvo que ver a Jesse Owens ganando cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, al menos se libró de asistir a la humillación que un judío checo al frente de la selección austriaca, Matthias Sindelar, infringió a Alemania en abril de 1938. Ese día, Hitler estaba dando un mitin justamente en Graz, previo al referéndum de unos días más tarde para dar validez al Anschluss, la anexión de Austria a Alemania.

En el Mundial de ese 1938, un tercio del equipo alemán eran futbolistas austriacos. Cinco de los once titulares del primer partido, ante Suiza en París, eran miembros del Wunderteam. Sindelar renunció. Acabó 1-1 y hubo de jugarse un desempate, en el que Suiza ganó 4-2 y eliminó al equipo alemán. Un desastre. Eso sí, el referéndum lo ganó Hitler con un 99,7% de los votos.

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'Wunderteam': la selección de Austria que dominó el fúbol en los años 30