El parón por el Mundial va a venir muy bien a la Real sí, pero sobre todo a unos árbitros que no saben por dónde ... les da el aire. En la Liga reina el caos más absoluto y urge una profunda reflexión en el estamento en estos dos próximos meses para tratar de reconducir la situación. Porque así no se puede seguir.
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Ésta es la quinta temporada desde que se aplicó el videoarbitraje y la situación, lejos de mejorar, empeora cada año. Hay unanimidad general en que se trata de una herramienta provechosa para conseguir un fútbol más justo –que era el objetivo con el que se implantó– pero en este tiempo los árbitros han demostrado que no están capacitados para utilizarla, ni desde el campo ni en la sala VOR.
Antes la polémica en el fútbol se centraba, principalmente, en los penaltis por derribo. Porque no se habían señalado cuando eran o porque si se pitaban no lo eran. Curiosamente ha sido la jugada en la que menos ha entrado el VAR, que da prioridad siempre a la decisión del árbitro en directo y pocas veces la discute, y la controversia ha desaparecido. Ya no se hablan de estas jugadas.
El videoarbitraje ha generado problemas donde no los había y ha empeorado el nivel de los árbitros
Ahora la polémica reside en otros aspectos que se supone que el VAR vino para mejorar y los ha empeorado, como las acciones de roja directa. La Real ha vivido las dos caras de la moneda en cuatro días, con la diferencia de que las entradas de Rakitic y Nianzou son bastante claras y la de Aritz, un pisotón al intentar recuperar un balón que tiene él y se le va largo, no tanto.
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El gran problema es determinar cuándo entra en acción el VAR. Porque con el mismo reglamento para todos los países la Liga ya va por las 55 expulsiones en 135 partidos y la Premier, en los mismos, lleva once. ¿Qué significa esto? Que el fútbol es más manipulable que nunca, porque ante una misma realidad se puede responder de dos formas diferentes. No creo que en Inglaterra se repartan caramelos entre los jugadores...
Desconcierto general
Llegados a este punto la cuestión no reside en el alcance de la agresión o de la entrada en sí, sino de que el piloto de la sala VOR le apetezca avisar al árbitro. Que si tiene un mal día o se hace el remolón, aquí paz y después gloria. El codazo que dio sin balón en juego Dembélé a Aihen es el mejor ejemplo. ¿Por qué no le expulsa y si ve la roja Fekir con el Papu? Nadie lo sabe.
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Otro de los supuestos en los que interviene el VAR son las acciones de gol. Aquí el absurdo está alcanzando niveles increíbles con partidos surrealistas como el de Valladolid con los goles anulados a Monchu y Kubo porque en el origen de la jugada el árbitro no vio que había falta. En el caso de la sufrida por Brais, como un castillo, siendo más dudosa la de Zubimendi. En el fútbol de siempre esas jugadas no generaban polémica porque se entendía que si el colegiado no había pitado estaban arbitradas y el juego seguía. Ahora, como en el caso anterior, nadie sabe cuándo se revisan, hasta dónde se pueden rebobinar ni la gravedad de la falta para anular un golazo como el de Kubo. Lo mismo opino del que le quitaron a Ndiaye en Anoeta con el Mallorca, que el chaval no daba crédito después de la jugada que había hecho...
El tercer supuesto en el que entra el VAR son los penaltis, pero así como con los derribos se deja la iniciativa al árbitro, con las manos la situación se ha descontrolado y vivimos en la anarquía más absoluta hasta el punto de que Medié Jiménez en el VAR toma dos decisiones distintas en dos acciones similares de Carvajal y De Marcos en 24 horas. Los jugadores no saben a qué atenerse ni los árbitros qué pitar. Otro caso flagrante de como el videoarbitraje ha venido a generar un problema donde no lo había.
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Bajonazo arbitral
Con todo, creo que el principal problema del VAR es que ha hecho mucho peores a los árbitros, que ahora mismo ya no ven lo que pasa delante de sus narices. ¡Que Del Cerro Grande pitó falta de Brais a Nianzou! Tremendo. Como para meterle en la nevera de por vida, aunque el que se lleva la palma es Figueroa Vázquez, al que le han corregido nueve veces una decisión en ocho jornadas. ¡Pero cómo le pueden seguir dando partidos con semejante nivel!
Llegados a este punto yo me quedaría con el VAR para corregir errores flagrantes en el fuera de juego, como por ejemplo el gol bien anulado a la Real en Zorrilla por la posición de Karrikaburu y que al asistente se le puede escapar, y para situaciones de confusión de identidad. Es decir, para valorar acciones objetivas que no admitan discusión porque para el resto se ha demostrado que los árbitros españoles ni están preparados ni capacitados. Al menos, de momento. Quizás sea cuestión de ajustar los ritmos e ir poco a poco... Hasta entonces hazme un sitio en tu barco, Mendi, que como bien auguraste antes de su implantación el VAR es una verdad a medias, es decir, una mentira.
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