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Pablo Marín y Jon Gorrotxategi disputan un balón ante Lo Celso y Junior Firpo. ALTERPHOTOS
Análisis táctico

Un queso gruyere

La Real no aprovechó su buen momento antes del descanso y su enorme debilidad atrás, con dos goles encajados a balón parado, le hizo firmar una segunda parte muy preocupante

Miguel González

San Sebastián

Sábado, 20 de septiembre 2025, 02:00

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La Real, lejos de reaccionar, cada día se hunde más. Más dolorosa que la derrota es la forma en la que se produjo, porque el blanquiazul es un equipo con pies de barro que naufraga en defensa y echa por tierra todo lo bueno que hace con balón. Si a eso se le añade que no anda acertada en el remate –tuvo sus buenas opciones antes del descanso– el cuadro se pinta solo. Con cinco jornadas ya disputadas, hay jugadores que salen retratados de La Cartuja como Caleta-Car, lentísimo en sus movimientos y que no mejora a Jon Martín, y un Remiro que no anduvo nada fino. Tampoco fue la noche de Sergio, que esta vez empeoró a su equipo con los cambios, ya que no se entendió que cambiara a Barrene y a Kubo cuando eran los blanquiazules que más estaban desbordando.

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    Un gol encajado de saque de banda y otro de córner

La debilidad defensiva que tanto ha penalizado a la Real en este arranque de curso no tardó ni siete minutos en manifestarse. Los que transcurrieron hasta que un saque de banda verdiblanco acabó en las redes de Remiro. Lo peor es la facilidad con la que el Betis consiguió el tanto, sin apenas oposición. Gorrotxategi, el tapón por delante de la defensa en esas jugadas, se fue con Firpo y quedó anulado en cuanto éste descargó de primeras a Lo Celso. Kubo y Brais no dieron ni miedo al argentino y Zubeldia tampoco se atrevió a salir por no dejar desguarnecida su zona. El caso es que el balón llegó plácidamente al Cucho Hernández, que tuvo todo el tiempo del mundo para prepararse el remate y ejecutar a Remiro ante la pasividad de Caleta-Car que, como en el 0-2 del Real Madrid en Anoeta, volvió a estar muy blando y lento en una acción determinante. Lo principal de un defensa es defender, por muy obvio que parezca, y las virtudes que ha mostrado hasta ahora el croata tienen más que ver con la fase ofensiva que la defensiva. El 2-1 fue en un córner en corto del Betis en el que nadie impide el centro de Fornals y Abde roba la cartera a Zubeldia y Remiro. Para comer cerillas...

  1. 2

    La presión adelantada trae consigo el empate

La Real hace cosas bien y una de ellas es que mantiene esa seña de identidad de la época de Imanol de querer robar alto. Sobre todo si huele sangre y el contrario tiene dificultades en iniciación. El fútbol es un juego de pequeños detalles y un balón largo de Aramburu al espacio se convirtió en el 1-1 porque Oyarzabal tuvo fe para ir a presionar a Pau López. Desde ahí se activó una presión de hombre a hombre sobre los cuatro béticos más retrasados que dio su fruto. Brais saltó a Llorente, Kubo a Firpo, Barrenetxea fijó a Natan y el capitán regresó para emparejarse con Amrabat y aprovechar el error de Firpo. Brais, después de que Barrenetxea no acertara ante Pau, resolvió a la segunda. Hubo fases en esa primera parte en las que los de Sergio aprovecharon esa presión alta, con especial incidencia a la habilidad de Sergio Gómez para saltar a Bellerín, para meter el miedo al contrario y acercarse a la meta rival. Y es que cuando los dos equipos tienen dudas con balón, una recuperación adelantada es el mejor remedio para llegar con peligro y hacerse con el mando del encuentro. La Real respiró a partir de esos robos en campo contrario pero no acertó a golpear cuando pudo hacerlo.

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    Sergio Gómez corrige la pasividad de los centrales

Después del empate, el Betis tuvo buenas llegadas porque la Real no equilibró sus situaciones de ataque y no estaba bien plantada ante situaciones de pérdida. Cucho se descolgaba con facilidad sin que ningún central le persiguiera, en especial Caleta-Car, y Fornals encontraba una autopista por el pasillo interior a la espalda de Brais. El técnico trató de corregir esa situación cambiando a Marín de lado y mandando al gallego a la izquierda. El plan de Pellegrini era claro: girar el juego a Antony. Ahí el que mantuvo viva a la Real fue Sergio con varios cruces frente a Antony cuando el brasileño había ganado la espalda de Caleta-Car. Fue una fase del juego en la que se evidenció la falta del centro del campo y el partido se convirtió en un intercambio de golpes entre los ataques de los dos equipos.

  1. 4

    Sin pegada en el mejor momento de juego

En el cuarto de hora anterior al descanso el cuadro txuri-urdin tuvo sus mejores minutos porque se hizo con el balón y pudo funcionar como colectivo. Tuvo buenas opciones con Aramburu, en un córner, Kubo, Brais y Oyarzabal, pero el balón no entró y eso mandó el partido en tablas al descanso. El fútbol son momentos y cuando uno no aprovecha los que tiene, como ocurrió también en la primera parte de Oviedo, lo normal es que el rival termine ganando si tiene la calidad del Betis.

  1. 5

    La Real se hunde tras los cambios

El tanto de Abde en un clamoroso fallo colectivo culminado por Remiro dejó el partido cuesta arriba. Además, esta vez Sergio empeoró al equipo quitando a los dos blanquiazules más desbordantes, Kubo y Barrenetxea, por dos insulsos Sucic y Zakharyan. A raíz de ahí llegó el tercero y la sangría pudo ser mayor de no mediar el desacierto bético en el remate. Lo peor de días como éstos es que me da la sensación de que ya no diferenciamos a los titulares de los suplentes y metemos a todos en el mismo saco.

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