Los jugadores de la Real Sociedad lamentan la derrota sufrida en el Reale Arena ante el Alavés. JOSÉ MARI LÓPEZ
Real Sociedad, análisis

¿Qué le pasa a la Real, doctor?

La Real Sociedad apenas genera peligro en ataque porque está lejos de su mejor condición física, le cuesta robar alto y tiene que dar con el sistema idóneo en el que acoplar a sus nuevas piezas

Miguel González

San Sebastián

Miércoles, 4 de septiembre 2024, 00:01

La temporada no ha arrancado como se esperaba para la Real Sociedad. Cuatro puntos en cuatro jornadas después de jugar ante un recién ascendido ... y tres candidatos a la permanencia no es un gran botín que se diga. De hecho, nunca había empezado tan mal la Real con Imanol Alguacil, que en las cinco campañas anteriores promedió 7 puntos con el oriotarra con calendarios bastante más complicados que ahora. Porque hace dos años llevaba 7 puntos pero se había enfrentado a Barcelona y Atlético, en la 21/22 arrancó el curso en el Camp Nou, en la 20/21 el Real Madrid fue el primer visitante de Anoeta y en la 19/20 tuvo tres salidas consecutivas por las obras en el Reale Arena y luego le llegó el Atlético.

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Ahora, con todo, lo que más preocupa son las pobres sensaciones que ha dejado su juego, ya que a diferencia de otros años en esta ocasión no existe la impresión de que debería llevar más puntos. Especialmente en la fase ofensiva está teniendo muchos problemas para generar situaciones de peligro, lo que se refleja en que sea el quinto equipo con peor 'expected goals', que es una referencia de la calidad de las ocasiones creadas, y el tercero que menos dispara a puerta. Una situación que contrasta con la Real alegre y vistosa con balón de las temporadas anteriores.

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    Lejos en el plano físico

El primer factor que ha influido en este inicio de Liga es el apartado físico, ya que la Real Sociedad está lejos de lo que ha sido los años anteriores. El propio Imanol lo reconoció en Cornellá cuando dijo que «estamos muy por debajo de nuestro nivel».

En sus primeras temporadas al frente del equipo –con excepción de la 20/21, la de la pandemia– pudo trabajar con el bloque en pretemporada para llegar al inicio de Liga con un punto más que el resto. De hecho siempre se colocó entre los primeros de salida y llegó a liderar el campeonato en octubre tanto en 2021 como en 2022. Esa condición física superior le permitía mantener una intensidad alta en el juego, robar en zonas adelantadas y ser superior en los duelos, tres facetas del juego que unidas a su calidad técnica se traducían en resultados positivos.

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Ahora la realidad es bien diferente porque los internacionales Remiro, Zubimendi y Oyarzabal solo han hecho dos semanas de pretemporada y los olímpicos Pacheco, Turrientes y Sergio Gómez llegaron a Zubieta siete días antes de arrancar la Liga. A ello hay que sumar que de las cinco incorporaciones, únicamente Javi López ha podido trabajar con cierta normalidad. Sucic llegó a principios de agosto y Aguerd y Óskarsson, el último día de mercado. Además, tampoco podrán aprovechar los parones internacionales para acoplarse porque ambos tienen compromisos con sus selecciones.

A ello hay que sumar que Zubeldia y Pacheco han jugado lesionados los dos últimos partidos, Brais se ha resentido de su lesión en el quinto metatarsiano y Traoré ha dicho adiós a la temporada con una rotura del cruzado. Unos condicionantes físicos importantes que han lastrado al equipo en este arranque.

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    Sin presión no hay contragolpe.

Las bajas prestaciones en el apartado condicional tienen su influencia en el juego y el primer aspecto en el que se está notando es que la presión no está siendo tan agresiva como antes. El conjunto de Imanol se construyó sobre una primera línea de pressing muy avanzada que tuvo a Isak, Portu y Odegaard como sus mejores exponentes en la campaña 19/20, algo que permitía sacar la defensa hasta el centro del campo y recuperar el balón en campo contrario, favoreciendo la génesis de ocasiones claras de gol por la cercanía a la portería contraria. A su vez, obligaba al rival a correr hacia atrás sin permitir que se desplegara en ataque, lo que daba al cuadro blanquiazul una situación de superioridad sobre el campo.

Ahora no ha ocurrido nada de eso porque el 1-4-4-2 que utiliza Imanol sin balón llega siempre un segundo tarde y le falta coordinación a la hora de saltar al contrario. Debido a ello no recupera en zonas altas y, por consiguiente, no genera ocasiones al contragolpe. Solo dos jugadas en cuatro jornadas ha enlazado de cierta importancia para atacar el espacio: una en Cornellá en la que Oyarzabal lanzó a Becker pero que fue interceptada por Kumbulla yendo al suelo, y otra del capitán en un saque de meta de Sivera ganado por Zubimendi de cabeza que le puso en ventaja. Pica desvió en última instancia. Las dos situaciones ocurrieron en los primeros minutos de juego, cuando la Real estaba con algo de chispa en el campo.

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    ¿El dibujo es innegociable?

Una de las conclusiones de lo que llevamos de curso es que las salidas de Le Normand y Merino van a obligar a escribir un nuevo libro, como dice Aperribay. ¿Pero debe ser con el dibujo de siempre? Porque hay cuestiones que han chirriado en estas primeras jornadas.

La Real apostó hace años por un dibujo de 1-4-3-3 porque contaba con jugadores de calidad en la medular que le permitían ganar el pulso incluso ante equipos que juntaban un efectivo más en esa línea. Con Zubimendi, Merino y Silva puedes ir al fin del mundo; la cuestión es qué hacer cuando no los tienes. Porque una cosa es no perder el pulso con el adversario en esa zona y otra bien distinta, marcar diferencias. Ahora mismo solo Zubimendi está en condiciones de hacerlo, porque en la posición de 'ocho' tanto Turrientes como Sucic o Zakharyan aún tienen que hacer muchos kilómetros hasta ser diferenciales.

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La otra cuestión táctica guarda relación con la apuesta de manejarse con dos extremos y un delantero centro arriba cuando Kubo lleva dos goles en 2024, Barrenetxea uno y ha habido que recolocar a Oyarzabal como 'nueve' ante el vacío que quedó sin cubrir tras la salida de Sorloth.

A pesar de ser unos amantes del 1-4-3-3, la mejor Real de los últimos años que se clasificó para la Champions vino de la mano del 1-4-4-2 en rombo motivada por las lesiones de Oyarzabal y Barrenetxea en las esquinas y el declive de Portu y Januzaj en la derecha. Imanol supo ver una oportunidad para juntar a cuatro centrocampistas por dentro, con Zubimendi, Merino, Brais y Silva, y colocar a Kubo de segundo delantero junto a Sorloth.

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Es verdad que ahora faltan nombres importantes de aquellos, pero la zona ancha sigue teniendo mucho talento con los Zubimendi, Turrientes, Sucic, Zakharyan, Brais y Sergio Gómez y jugando con cuatro estarían más arropados y no se verían obligados a abarcar tanto campo ahora que están empezando. Un retoque del dibujo permitiría, a su vez, colocar a Kubo en su posición ideal, la de segundo delantero, quien podría compaginar el puesto con Oyarzabal, quedando Óskarsson y Sadiq como principales referencias arriba.

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    Encontrar referentes

Por último quedaría lo más difícil: construir un nuevo equipo para el futuro. Dentro de un arranque tan gris, hay que destacar el protagonismo que están teniendo en minutos Pacheco y Turrientes, la buena pinta de Javi López y Sergio Gómez y el desparpajo del joven Jon Martín en defensa. Mimbres hay de sobra, pero hacer un buen cesto no es tan sencillo si no se apuesta por una continuidad en la idea y en las posiciones de los jugadores. Y va a resultar más complicado aún cuando desde mediados de mes haya que afrontar tres partidos por semana y los entrenamientos se reduzcan a activación y recuperación, sin muchas sesiones de trabajo de calidad.

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En ese contexto se necesitará más que nunca tener la cabeza fría y acertar en el análisis para dar en la tecla que permita funcionar a esta Real. Porque un equipo de fútbol es como un puzzle en el que para que todo cuadre se necesita que cada ficha esté en su sitio. En los años anteriores cada uno sabía perfectamente lo que debía hacer porque cerca había unos referentes que les facilitaban la tarea pero ahora esos referentes tienen que dar un paso adelante. Hombres como Remiro, Zubeldia, Zubimendi, Brais, Kubo y Oyarzabal son imprescindibles en la construcción de la nueva Real.

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