¿Queda algún calificativo para Mikel Oyarzabal?

El eibartarra sigue sumando partidos excelsos en su corta trayectoria con 24 años en su haber y a la prensa estatal, aunque haya podido pasar su antológica actuación ante la 'azzurra' algo desapercibida por el doblete de Ferran Torres o el debut del cadete Gavi, se le agotan los calificativos. Media Europa tras su figura. Y no sorprende, principalmente a los que lo seguimos de cerca.

El realista volvió a ser el protagonista infiltrado. Muchas veces lo es el principal por sus tantos decisivos, pero esta vez fue por dos regalos en forma de asistencia desde la banda izquierda que llegaron a un mismo destinatario, ambos con premio de gol.

A los dos medios goles, el primero una auténtica joya con un pase medido, como en su día los regalaba el exrealista Javier De Pedro y que Marca recordó como las viejas asistencias de Gordillo o Roberto Carlos, aportó como siempre en el desborde, en el desmarque, en la combinación. Hasta en el descuento fue fiel a su garra para apretar y ponérselo difícil al veterano Chiellini. Antes había recibido una amarilla por una tímida zancadilla bien hecha para evitar el contragolpe de los transalpinos. Un compromiso que no se puede poner en duda. Solo le faltó ver puerta para que saliera en brazos por la puerta grande de San Siro.

Y todo esto en un contexto de calendario abrumador, sin prácticamente vacaciones, con 11 encuentros a sus espaldas y 912 minutos desde el Camp Nou, por poner un inicio a la temporada tras la final de los Juegos Olímpicos seis días antes, y viniendo de perforar la meta de Soria en Getafe el domingo. En la última convocatoria le dieron un merecido descanso para darle un respiro, pero Luis Enrique no se lo pensó dos veces para convocarle de nuevo esta vez. Y no se equivocó.

A los halagos de periodistas como Maldini, Miguel Quintana o José Sámano, de El País, también se sumó un tal Rudy Fernández, el gran jugador de baloncesto, que publicó un tweet para valorar lo que estaba viendo en la televisión y no se le ocurrió otra cosa que alabar al realista con un «Qué jugador Oyarzabal». Casi nada.

Por su parte, Mikel Merino también tuvo buenos minutos. Se incorporó al campo en el minuto 74 en lugar de Sarabia. Cumplió con la palabra del seleccionador. Se supo defender con el balón, dio aire al equipo y solidificó el centro del campo. Lo superó y tampoco es sorpresa. El realista atraviesa un momento sublime y, junto a Oyarzabal, disputará la tercera final en lo que llevamos de año. La primera y posiblemente más especial fue en La Cartuja, con la Copa del Rey ante el Athletic. Y la segunda, pese a la derrota ante la 'canarinha', fue la de los Juegos Olímpicos en Yokohama. San Siro y no Turín (escenario de la final de consolación), como esperaba la mayoría, aguarda la tercera final, la menos importante por el valor de la competición, con dos txuri-urdin inmersos.

La plantilla de la selección española, incluidos los realistas Merino y Oyarzabal, celebró el triunfo ante Italia comiendo ayer en el conocido 'Botinero de Milán', restaurante de la leyenda del Inter, Javier Zanetti. Predominaron las sonrisas y el buen ambiente antes de empezar a preparar hoy la final del domingo.