Mikel Oyarzabal: «Ojalá podamos jugar porque los once partidos van a ser a cuchillo»
Mikel Oyarzabal, jugador de la Real Socieda, aboga por acabar la Liga «si es posible, al ser lo más justo para los que pelean por el título, Europa y la permanencia»
El emblema de la Real, Mikel Oyarzabal (Eibar, 1995), insiste en que el inicio de los entrenamientos es «solo el primer paso de muchos ... que todavía se tienen que dar hasta jugar los primeros partidos». Llama a la calma porque «estamos en una situación en la que hoy decimos una cosa y mañana todo salta por los aires» en función de cómo evolucionen los casos de coronavirus.
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–Y el ejemplo es lo ocurrido con Remiro, que está en cuarentena en casa sin poder entrenarse.
–Por eso lo digo. Son situaciones que se pueden dar en estos momentos de tanta incertidumbre. Por suerte, él está tranquilo, en casa, y ojalá pronto pueda unirse al grupo.
–¿Cómo ha sido volver a calzarse las botas en Zubieta?
–Tenía muchas ganas de vivir las sensaciones de todos los días y me he sentido muy bien. Volver sirve para valorar lo que se echa en falta porque muchas veces vas desganado, cansado, mosqueado porque vienes de perder un partido, y ahora te das cuenta de que el mero hecho de ir, de estar ahí, de hacer lo que te gusta es para sentirte bastante afortunado.
–¿Ha tenido una sensación extraña, diferente, en el regreso?
–Sí porque después de dos meses de estar en casa entrenando en la bicicleta estática y la cinta de correr hemos pasado a volver a pisar la hierba. He notado las piernas pesadas en los primeros movimientos, pero con tiempo seguro que vuelve a ser lo de antes.
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–¿Regresará la Real a desplegar el juego alegre y vistoso con el que se despidió?
–Siento que sí. El equipo está bien. El parón nos llegó en un momento en el que estábamos disfrutando sobre el terreno de juego, ganando partidos uno detrás de otro. Mi sensación cada vez que hemos tenido oportunidad de reunirnos por videoconferencia es que todos estamos con muchas ganas de jugar. Al míster y al preparador físico siempre les he trasladado que veía a mis compañeros centrados en no perder la forma, deseosos de poder jugar. Nunca se sabe cuál puede ser la respuesta del equipo en caso de que volvamos a jugar, pero soy optimista.
–¿Eso lo dice porque ha visto bien a sus compañeros?
–Por suerte, todo el mundo ha cumplido con lo que se les ha mandado en el confinamiento. Se ve que la gente está fina, que nos hemos cuidado porque hay muchos frentes abiertos y no sabíamos lo que podía pasar. Es cierto que por ahora no tenemos contacto entre nosotros en Zubieta porque llegamos cambiados cada uno con la ropa de entrenamiento y al acabar nos dan otro juego para el día siguiente, pero con los que me he cruzado parece que no ha pasado el tiempo.
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–¿Cómo ha llevado usted el confinamiento?
–Si echo la vista atrás, es obvio que han sido dos largos meses, pero para mí no ha sido tan duro porque he seguido una rutina para no caer en el aburrimiento. Lo he llevado bastante bien. Por la mañana desayunaba, leía las noticias, y me ponía a hacer los ejercicios que nos mandaba el club dejando algo sin hacer para la tarde y así estar más entretenido. Acabé la carrera universitaria el año pasado y mi única obligación era mantenerme en forma.
–¿Qué les trasladaba el entrenador Imanol en esas charlas telemáticas que mantenían en el confinamiento?
–Nos insistía en la idea de que tenía ganas de vernos, de volver a sentir lo que era entrenar y que ojalá se pudiera dar pronto.
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–¿Están ya con la cabeza en el primer partido ante Osasuna?
–Estamos con la cabeza puesta en que se vuelva a la normalidad, que tampoco sabemos a ciencia cierta cómo va a ser. A ver si poco a poco empezamos a recuperar la posibilidad de movernos a las horas que queramos y a poder juntarnos con la familia y amigos. Eso es lo primero. Esto va a ser un proceso largo en el que necesitaremos paciencia, pero sobre todo hay que ser responsables, atender a las recomendaciones sanitarias para hacer las cosas bien porque es ahora cuando no hay que relajarse.
–¿Duda de que vuelva el fútbol?
–El fútbol llegará cuando tenga que llegar. No sé si tendremos la oportunidad de jugar o no, ojalá la tengamos porque al final es de lo que vivimos y nos gusta hacer, pero no queremos correr más de la cuenta. Podemos ir a entrenar todos los días de las tres próximas semanas y encontrarnos con un repunte en el país que eche todo al traste. Hay que ser conscientes de que todos queremos jugar, volver a entrenar, sentir las sensaciones que teníamos antes. Sabemos también que para mucha gente el fútbol es una vía de escape y de disfrute que seguro viene bien, pero ante todo hay que priorizar que esté todo en orden. Sé que jugamos ante Osasuna el primer partido y nada más. Hay que ir paso a paso.
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–Estando la Real en puestos Champions, ¿el equipo tiene más que perder que ganar con la vuelta de la competición?
–Si no me equivoco el Sevilla está a un punto –el Barcelona es líder con 58, seguido del Real Madrid (56), Sevilla (47), Real (46) y Getafe (46)–. Una Liga son 38 jornadas y hay que intentar acabarla. Si por lo que sea no se puede jugar, habrá que asumirlo, pero siempre que sea posible todo el mundo quiere terminar. Será lo más justo para nosotros como para los que están peleando por el título, por salvar la categoría o por un puesto europeo. Jugar es lo más justo.
–Y con un fichaje: Illarramendi.
–Él dice que está bien. Ojalá tenga razón y pueda estar cuanto antes. Nos va a venir de perlas.
–¿Entiende a los jugadores que no son partidarios de jugar?
–Cada uno es libre de opinar. No se puede saber si una persona tiene miedo o no y si se manifiesta en ese sentido será por algo. Es respetable. Habrá quien yendo a entrenar entenderá que pone en riesgo a su familia o su pareja. En nuestro caso, con todas las medidas que estamos tomando en los entrenamientos y fuera de ellos, entiendo que lo estamos haciendo bien. Es cierto que cuando vuelva la competición no vamos a defender un córner a dos metros de distancia del rival, el fútbol es contacto, pero, insisto, me siento seguro con el método y el modo en el que se está entrenando.
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–No hay debate en que los partidos tienen que jugarse sin aficionados en las gradas.
–No nos gusta, pero es entendible en la situación en la que estamos si se decide jugar. Aunque a veces pueda parecer lo contrario, el fútbol está velando por la seguridad de todos.
–Ya jugaron a puerta cerrada en Ipurua. ¿Cuánto cambia para el jugador?
–Es una situación muy rara porque escuchas todo, oyes al entrenador rival, a los jugadores, a tu portero gritando desde la otra punta... La sensación se aproxima más a un entrenamiento. Es más frío. Pero tendremos que adaptarnos a lo que nos pongan por delante. Van a ser once partidos sin gente, pero once, a cuchillo.
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–LaLiga estaría trabajando para poner animación enlatada en los estadios durante los partidos.
–No sé si me gustaría. Igual prefiero escuchar el golpeo del balón o los gritos desde la zona técnica.
–¿Quién nos asegura que el año que viene se va a poder jugar la final de Copa con público?
–Lo que más mosca tiene a todo el mundo, y no solo a los futbolistas, es el no saber qué va a pasar mañana. De ahí que pensar a largo plazo, en la final de Copa, es absurdo. Todos queremos jugarla con público, pero no sé si está en nuestras manos. Quién nos iba a decir que íbamos a encontrarnos en esta situación cuando hace dos meses vivimos una noche inolvidable en Miranda de Ebro. Entonces todo parecía bonito. La Copa la queremos vivir todos juntos, es una final histórica, pero hay que asegurar al 100% que no habrá ningún problema. La salud es algo muy serio.
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–¿Jugar la Copa el año que viene es la mejor defensa para que ningún jugador piense en cambiar de aires este verano?
–Puede ser un incentivo, pero si un jugador decide marcharse por el motivo que sea, va a terminar haciéndolo haya Copa o no.
–No me diga eso.
–Hay que estar tranquilos. No sabemos cómo va a evolucionar el fútbol con esta situación que tenemos encima. El hecho de tener la Copa ahí, la posibilidad de ganar un título, le doy mucho valor personalmente y sobre todo los que somos de casa le damos muchísimo valor, pero cada jugador es un mundo. Esa final tiene que ser un día muy especial para la gente de la Real y del Athletic.
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–Doy por hecho que la jugará y no piensa en cambiar de aires.
–Me quedan cuatro años de contrato. No me pregunto si mañana me voy a ir o no, tengo la cabeza aquí, que es donde tengo que estar. He dicho mil veces que en la Real estoy muy bien, me siento muy querido, valorado, y estoy cerca de mi gente. No pienso en más allá. Estoy tranquilo y centrado en intentar llegar bien a este final de temporada si se juega y tratar de que sea lo más bonito posible para todos. No es tiempo para pensar en uno mismo y sí en el colectivo. Hay que arrimar el hombro.
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