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¿Extremos diferenciales?

La Real quiere escribir un nuevo libro jugando a lo mismo que antes con futbolistas diferentes, y quizás haya que explorar alternativas tácticas

Miguel González

San Sebastián

Jueves, 19 de septiembre 2024, 02:00

«A perro flaco todo son pulgares», solía decir Toshack en su rudimentario y a veces inexacto castellano cuando los suyos atravesaban por una de ... esas malas rachas como los de Imanol ahora. Lo que puede salir mal sale peor y a veces no se atisba la luz al final del túnel. Aunque siempre acaba amaneciendo...

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No es novedad que la Real sufra después de perder a jugadores importantes como Le Normand y Merino. Ya pasó con Bakero, Begiristain y Luis Mari López Rekarte en 1988, con Kovacevic en 1999, con Xabi Alonso en 2004 y con Griezmann hace diez años. «Agua en la espalda del pato», que diría también el galés.

La situación actual me recuerda bastante a la de 2014 con Arrasate tras aquel verano en el que perdió a Bravo y Griezmann. El anterior se había marchado Illarramendi al Real Madrid. La baja del mutrikuarra la pudo compensar jugando muchas veces con cuatro centrocampistas y juntando arriba a Vela y Griezmann, pero sustituir al portero titular y al máximo goleador de una tacada resultó tarea imposible en el corto plazo.

La Real necesita generar mucho más fútbol para superar a rivales de la segunda mitad de la tabla

Problemas en los últimos flecos del acuerdo retrasaron la llegada de Rulli y arriba se fichó a Finnbogason, máximo goleador de la Eredivisie holandesa con el Heerenveen. Pero todo se torció porque el argentino se rompió el quinto metatarsiano en aquella aciaga tarde de Krasnodar y el islandés se había luxado el hombro en Aberdeen la eliminatoria anterior. Para colmo de males Agirretxe sufría molestias en la planta del pie.

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La Liga arrancó de la peor manera posible, cayendo en Ipurua en el estreno del conjunto armero en Primera con un gol de falta de Javi Lara que sorprendió a Zubikarai. Después llegó la eliminación en Rusia y, a pesar de golear al Real Madrid (4-2) en un vibrante partido –señal de que el equipo tenía potencial–, una derrota contra el Almería (1-2) una mañana dominical en la que estrelló cuatro balones en la madera devolvió a la Real a la inercia negativa. En la octava jornada el Getafe remontó en Anoeta con dos goles en el descuento (1-2) y un partido más tarde en Córdoba el empate local, también al final y de rebote, supuso la puntilla. Fue una noche de insomnio en la que Aperribay dio un largo paseo junto al Guadalquivir con sus hombres de confianza para analizar la situación.

Quizás haya que dominar lo sencillo antes de encajar las piezas nuevas en un engranaje complejo

La diferencia es que la Real de ahora tiene una base más sólida y cuenta con más argumentos para salir adelante. Pero también con menos tiempo porque el calendario no le va a dar tregua e Imanol no va a disponer de entrenamientos de calidad para construir su equipo nuevo. Por eso, quizás, habría que partir de dominar lo sencillo para ir creciendo después en lugar de tratar de encajar piezas diferentes en un engranaje tan complejo como el que permitió al equipo brillar hace un año en la Champions. Aquella Real llegó a jugar de memoria pero ahora no va a ser posible repetir aquello cuando tienes que sustituir al lateral derecho (Traoré), al central izquierdo (Le Normand), al interior que más equilibrio aportaba (Merino), a Brais con el pie tocado y sigue sin haber un 'nueve' que haga olvidar a Sorloth. Muchos condicionantes para querer jugar a lo mismo que está llevando a la parálisis en fase ofensiva, sobre todo cuando hay que proponer fútbol en posicional para superar a equipos de la segunda mitad de la tabla.

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Desde fuera da la impresión de que construir un estilo desde la premisa de que contamos con extremos diferenciales puede ser un problema. Kubo lleva dos goles en 2024 y Barrenetxea, uno. Nadie dice que no puedan recuperar la brillantez de 2023 pero parece peligroso poner todos los huevos en su cesta, porque cuando no están excelsos cuesta mucho atisbar al portero contrario. Y así llevamos muchos meses. ¿Más extremos? Están Becker y Sergio Gómez, pero solo han marcado diferencias a pierna natural y es donde menos han jugado.

Así las cosas, ahora mismo el caudal ofensivo pasa por la inspiración y el talento de Sucic, que ha demostrado que puede alternar en la segunda y tercera altura del centro del campo. En Mallorca la Real generó más cuando el triángulo en el centro del campo se invirtió y el croata pasó a jugar más cerca de Zubimendi. Es un principio.

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En los primeros años de Imanol su equipo ganaba altura estirando por la derecha a Portu. Cuando llegó Becker se le intuyó que era ese explorador de espacios. Lo hizo bien ahí pero después no ha tenido continuidad en ese flanco. Kubo, donde más ha brillado, fue en la 22/23 como segundo delantero. Llegó para alternar con David Silva en el enganche, entre otras funciones, pero hace tiempo que no lo vemos por dentro. Para arrancar, y a la espera de que Brais regrese en condiciones, podría ser una alternativa interesante juntar al croata y al japonés en ese carril central, abrir el campo con Becker, jugar con un delantero centro y colocar a Oyarzabal donde siempre. O a Sergio Gómez, si es que el capitán aún tiene que cuidar su tobillo. Y hablo de partidos ante rivales a los que debes ganar y tienes que proponer mucho más con balón, como el del sábado en Valladolid.

Imanol cuenta con mimbres para hacer un buen cesto y siempre contempla alternativas para que el equipo funcione. La profesión de entrenador exige del método prueba-error para obtener conocimiento y seguro que ya ha sacado conclusiones interesantes. A ver si en Zorrilla advertimos esa mejoría que tanto se espera...

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