Lecciones de portero a portero
Un sueño. Juan Carlos Unzué conoció el domingo a su ídolo Luis Arconada, con el que compartió mesa y mantel charlando sobre la vida y el fútbol
Vivir merece la pena. Es uno de los lemas que tiene interiorizado el exportero Juan Carlos Unzué desde que le diagnosticaron ELA en junio de 2020. El exjugador de Osasuna y Barcelona, entre otros, declaró hace unos meses en este periódico que va a exprimir lo que le quede de vida al máximo. «Lo único que está bajo mi control es con qué actitud voy a llevar la enfermedad». Manos a la obra. Toca disfrutar de la vida.
A sus 54 años ha cumplido un sueño. Con catorce años veía por televisión a Luis Arconada hacer milagros. Él, como miles y miles de niños que vieron a la Real Sociedad ganar dos ligas, quería volar como Luis Miguel Arconada. El domingo pudo conocer a su ídolo, aquel que intentó imitar en el sofá de su casa realizando palomitas. Unzué, con su mujer María, compartió mesa y mantel junto a Luis Arconada y su familia en la bodega HIKA de Villabona. Habrá pocos planes más enriquecedores que charlar de la vida y el fútbol junto a uno de los mejores porteros de la historia acompañado de una copa de vino, alubias negras con sacramentos y txuleta. Sin embargo, las lecciones de vida llegaron por parte de Unzué.
La misión del navarro desde que conoció que padecía ELA ha sido recaudar los máximos fondos posibles para combatir la enfermedad. El encuentro entre los dos porteros arrancó sobre las 14.30 horas. Aperitivo y txakoli para compartir las primeras impresiones. «¡Me enfrenté a ti solo una vez!», rompía el hielo Unzué. Las dos leyendas, reservadas en cuanto a personalidad, cruzaron sus carreras en la década de los ochenta. Unzué tenía 19 años y Arconada empezaba a dar sus últimos coletazos en marzo de 1987. La Real ganó a Osasuna 1-3 con los dos guardametas defendiendo las porterías de El Sadar.
La medias, siempre blancas
De la terraza del restaurante pasaron al piso de arriba, donde ambos guardametas compartieron batallas futboleras. Juan Carlos terminaba una semana llena de actos. De lunes a jueves estuvo en Sevilla. Allí recibió el Dorsal de Leyenda del club hispalense. El viernes recaló en Bilbao para dar el sábado una conferencia presentando el documental 'Tándem', que pretende visibilizar la ELA. «Necesitamos que los políticos vayan en un Fórmula Uno, no en una bici. Esta enfermedad no nos da demasiado tiempo», denunció Unzué, que necesita la ayuda de una o dos personas para levantarse o ir al baño. Su mujer, la pamplonesa María Elorza, es su ángel de la guarda.
Para el postre Juan Carlos Unzué le dejó una curiosidad a su ídolo. Siempre jugó con medias blancas, como Arconada, puesto que el delantero perdía respeto ante semejante figura con medias blancas. El encuentro terminó con café. Lecciones de portero a portero.
