Illarra, a la enfermería sin fecha de vuelta

Lo normal en una rotura de grado dos como la que tiene Illarramendi son tres semanas de recuperación como mínimo que pueden llegar a ser ocho. En el mejor de los casos podría tener alguna opción de llegar a la última semana de competición, pero quizás es correr mucho para quien lleva meses sin jugar minutos oficiales. Es probable que no llegue a tiempo y que tenga que pensar en la próxima temporada porque esta rotura de fibras tienen incidencia en cualquier acción de giro, cambio de dirección, arrancada, pase o golpeo y suele ser conveniente ir despacio en la recuperación para no volver a recaer. Es una lesión muy normal en los futbolistas.

Es fácil que la rotura de fibras esté relacionada con el trabajo de recuperación que ha estado realizando Illarramendi en los últimos meses tras pasar por el quirófano por mucho que los readaptadores del club hayan hecho todo lo posible para que eso no ocurra. Nadie tiene la respuesta. En cualquier caso, no sería el primer jugador que sufre esas consecuencias.

En el caso de Illarramendi coincide que esta lesión muscular se ha producido en la misma pierna, la izquierda, en la que fue intervenido en el tobillo allá por el 2 de septiembre.

Illarramendi ya advertía hace unos días en estas mismas páginas que seguía teniendo molestias físicas aunque confiaba en que más pronto que tarde desaparecieran. Esas molestias han desembocado en lo que nadie quiere para un jugador que va a acumular más de cien días sin jugar minutos de competición desde que se lesionó de gravedad el 30 de agosto en el derbi jugado en San Mamés, en la tercera jornada de Liga. Fue al sufrir un resbalón cuando disputaba una pelota con el donostiarra Unai López. Sus gestos de dolor revelaron desde el principio que se trataba de un percance de importancia por mucho que el primer parte médico del club hablara solo de «un fuerte esguince de tobillo». En cuanto se le realizaron las pruebas médicas los peores augurios se cumplieron: «fractura a nivel distal de peroné izquierdo».

El 2 de septiembre fue intervenido quirúrgicamente de una «fractura transindesmal del peroné izquierdo» en el Hospital FREMAP de Majadahonda. En la operación se le redujo la fractura del peroné pero se le practicó también una artroscopia del tobillo para valorar el estado de la articulación y la integridad del ligamento, en la que se le descubrió una lesión del ligamento deltoideo y de la sindesmosis, que ha sido lo que le ha dado la lata.

Ahora que veía la luz, vuelve a la camilla del fisioterapeuta. La Real siempre le esperará.