Delio Onnis, el goleador olvidado

Atiende el teléfono en mitad del bullicio. «Estoy en Buenos Aires. Paso medio año aquí y medio en Mónaco». Al habla, Delio Onnis, goleador torrencial. Goleador olvidado. Leyenda absoluta del Mónaco y figura del fútbol francés de los 70, donde triunfó a lo grande pese a ser contemporáneo de otro descomunal delantero argentino, el 'Virrey' Carlos Bianchi. Onnis sigue siendo el máximo goleador histórico de la liga gala, con 299 goles (en 449 partidos). Una marca que conservará mucho tiempo: el primero de los jugadores en activo en esa lista es Kylian Mbappé, en el puesto 57 con 113 (en 160 partidos). Pero, a pesar de esas cifras, ¿quién se acuerda de Onnis?

«Nunca quise hacerme ver, eso depende del temperamento de cada cual. Yo no me muestro todos los días. A lo mejor tendría que haberlo hecho, quién sabe, pero nunca fui esa clase de jugador», asume Onnis, que nació en Roma en 1948 pero se mudó a Argentina con su familia cuando solo tenía tres años. Triunfó en Gimnasia de La Plata. El Reims fue a Argentina a fichar a Alfredo Obberti, la gran estrella de la época, pero el 'Mono' no quiso trasladarse a Europa, así que el Reims contrató a Onnis.

Fue un golpe maestro, aunque si en alguna plaza triunfó el argentino fue en Mónaco, donde aún reside y es reconocido como en ninguna otra parte. No fue internacional con Argentina. «Yo no me llamo leyenda. Fuimos un buen equipo, luchador, y nos fue muy bien». Aterrizó en Mónaco en 1973 y marcó 96 goles en sus tres primeras temporadas. Tras un descenso en la 1976/77, Onnis llevó al club a un regreso inmediato y a ganar la Liga en 1978, al que añadieron la Copa en 1980.

«El Mónaco actual –explica– no tiene nada que ver con el que encontré en 1973. Para nada. Es mejor en todos los aspectos, largamente. Tuvimos una racha de un par de años muy buenos, y fue el momento en el que el Mónaco se agarró definitivamente a ser un equipo de primera división, lo que es hoy. Antes, subía y bajaba»

De sus 299 goles, 157 fueron con el Mónaco. Los que le vieron jugar destacan que no era un virtuoso, pero que la calidad de su remate y su sentido de la colocación eran extraordinarios. A la hora de las comparaciones con los mejores delanteros de la historia del club, Onnis aparece en una lista de indiscutibles que sorprenderá a los jóvenes, junto a Christian Dalger, Jean-Luc Ettori, Jean Petit y Rolland Courbis. Ni Henry, ni Trezeguet, ni Falcao.

El exgoleador monegasco se queda con el reconocimiento de «la gente del fútbol. Los números son los números, ahí están. Estoy contento con mis números y no solo por la historia de haber hecho 300 goles. Me quedo con la regularidad, con que durara tanto tiempo. Estuve 16 temporadas consecutivas en primera división con un promedio de 21 o 22 goles. Haber sido capaz de mantener eso me sabe muy bien».

Un delantero con esos números sería multimillonario en el fútbol actual. «Eso lo he oído varias veces, de amigos, parientes y gente del fútbol. Pero a cada uno le toca vivir su época y lo que pasó, pasó. No me pregunte eso que me voy a volver loco».

Sigue la actualidad del Mónaco y no hace falta explicarle el motivo de la llamada. «Estoy al corriente. No vi todos sus últimos partidos, pero lo sigo por televisión. El Mónaco es un equipo que juega siempre de la misma manera, fuera y dentro de casa. Desgraciadamente para el Mónaco, no son regulares, no les da para hacer más de medio tiempo bien. Tiene momentos brillantes, pero juega bien una hora máximo».

Onnis insiste en que «no son capaces de sostener el ritmo durante los 90 minutos y eso les ha jugado malas pasadas. También tienen poderío físico con los jugadores a los que llaman africanos, pero en realidad son todos franceses».

Preguntado por un pronóstico para el partido de esta noche, Onnis apuesta por «un empate. Como comprenderá, quisiera que ganara el Mónaco, pero no le veo consistencia para aguantar el partido entero».

Se despide en medio del bullicio de Buenos Aires. Como si no fuera uno de los grandes goleadores de todos los tiempos. Tranquilo, en paz consigo mismo, sin nostalgia de la celebridad. «Los números son los que son, no me puedo hacer el modesto. Soy lo que soy e hice lo que hice».

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