Érase una vez en Becerril

Érase una vez en una fría y lluviosa noche en Becerril. La localidad palentina fue el punto de partida de la historia que comenzó a escribir la Real Sociedad en la Copa del Rey 2020 cuyo punto final se escribirá en La Cartuja de Sevilla, este sábado, cuando se sabrá si el cuento tiene un final feliz o no. En una eliminatoria disputada en La Balastera de Palencia porque el estadio del pequeño pueblo de apenas 700 habitantes no cumplía con las condiciones necesarias, los de Imanol Alguacil no dieron pie a la sorpresa y se impusieron por 0-8 con goles de Januzaj (3), Isak (2), Le Normand, Pardo y Barrenetxea ante los más de 8.000 espectadores que abarrotaban las gradas.

El segundo capítulo de esta narración llevó a los realistas hasta Ceuta, vía Marruecos, por la imposibilidad de volar hasta allí al no haber aeropuerto. De nuevo ante un rival de Tercera, con aspiraciones para ascender a Segunda B, pero esta vez en un terreno de juego de hierba artificial. La Real alineó sobre el césped su mejor once y Sangalli, con un doblete, Januzaj y Barrenetxea plasmaron la superioridad del conjunto de Primera, aunque hubo que esperar hasta el minuto 55 para abrir la lata.

En dieciseisavos de final le tocó el Espanyol, en una de las dos únicas eliminatorias entre equipos de la máxima categoría, a partido único. La suerte deparó el Reale Arena como escenario, algo que los guipuzcoanos aprovecharon para imponer su condición de local y superar una ronda más en el torneo del KO. Barrenetxea puso por delante a los txuri-urdin en la última jugada antes de llegar al tiempo de descanso y, ya en el segundo periodo, Isak sentenció la clasificación en un contragolpe en la acción siguiente a que Remiro, con una doble intervención, evitase el tanto visitante.

El estadio amaratarra también acogió el derbi de octavos frente a Osasuna, con un millar de seguidores rojillos arropando a su equipo desde las gradas. Un doblete de Isak y un tanto de libre directo de Odegaard plantaron a la Real en cuartos, aunque tras el 1-1 de Moncayola, Osasuna estrelló un balón en el larguero que pudo cambiar el sino de la historia.

La andadura de los guipuzcoanos por la Copa pareció llegar a su fin cuando el azar emparejó a la Real nada más y nada menos que con el Real Madrid y en el Santiago Bernabéu. Ganar allí se antojaba algo más que una misión imposible. Pero el destino tenía preparada una noche histórica para los de Imanol Alguacil, con un estelar Isak en su mejor encuentro con la zamarra blanquiazul anotando dos goles y dando otras tantas asistencias. En una inolvidable noche, la Real asaltó Chamartín desplegando un fútbol de salón en un choque en el que se puso 0-3 arriba y en el que después supo sufrir para terminar ganando por 3-4.

Tras la victoria ante el cuadro de Zinedine Zidane, y ya en una eliminatoria a ida y vuelta, el Mirandés escribió la penúltima página de esta inconclusa historia. Por su condición de equipo de mayor categoría, los txuri-urdin actuaron como locales en el primer partido, en el que la presión por lo que estaba en juego se notó para mal sobre el terreno de juego, aunque no impidió a la Real dar el primer paso hacia La Cartuja ganando por 2-1 en una eliminatoria que se resolvería tres semanas después en Anduva.

En Miranda de Ebro a la Real le tocó ponerse el mono de trabajo y adaptarse tanto a las características del campo como a las del rival. Imanol acertó con su planteamiento, dando también la alternativa a Willian José por Isak, y el tanto de Oyarzabal desde los once metros antes de llegar al tiempo de descanso certificó el punto y seguido a esta historia que conocerá su final este sábado 3 de abril en Sevilla. .

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