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Desde que la Copa adoptó el actual formato, la Real presenta un buen balance en casa, ya que de seis enfrentamiento ante equipos de Primera ha ganado cuatro (Espanyol, Osasuna, Atlético y Rayo), empatado el de Mallorca, que debió vencer con el penalti fallado por Brais y el gol fantasma de Tierney, y solo ha perdido el del Betis de la 21/22. Anoche llevó siempre la iniciativa, impuso su fútbol ante un Rayo que llegaba en una buena dinámica y con tres días más de descanso y hasta el resultado pareció quedarse corto, porque el tanto rival fue en un penalti bastante riguroso y a la Real se le anuló un gol por un fuera de juego milimétrico de Oyarzabal. A la chita callando, ya está en el top-8 de la competición y con equipos importantes eliminados.
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El partido no arrancó con demasiado ritmo. El Rayo esperó en un bloque medio sin presionar demasiado arriba y a la Real le costaba encontrar al hombre libre en campo contrario con el que girar el juego y meter una marcha más. En esos momentos los balones a Kubo fueron un salvavidas, porque el japonés está en un momento extraordinario y se va de todo aquel que encara. En el primer minuto ya dio un pase atrás que Oyarzabal remató aunque su disparo acabó bloqueado por un rival. Luego nadie acertaría a interceptar su conexión con el capitán en el 1-0, cuando dejó clavado a Balliu para que empujara a puerta vacía. Cuando un jugador está tan enchufado hay que buscarle y por ahí logró la Real abrir el partido.
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En esa jugada que puso en ventaja a la Real el '10' txuri-urdin demostró su olfato goleador y su 'timing' en el área. Cuando el nipón deja atrás al rumano ve el espacio que se ha creado, lo sabe ocupar y lo aprovecha para que ningún defensa pueda cortar el pase del primero. El fútbol es un juego de pequeños detalles y el eibartarra los domina como nadie. Quizás por eso ya suma 15 goles en la Copa del Rey, una cifra más que considerable teniendo en cuenta que se juegan muchos menos partidos que en la Liga. Si se le añade el trabajo que aporta en la presión, le convierte en un atacante total. En la segunda parte sus caídas a la derecha generaron la tarjeta de Lejeune, la jugada del gol anulado a Barrenetxea y la expulsión de Espino. Más no se le puede pedir.
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Su caso puede asemejarse al de Aihen, jugador con el que nadie contaba en los inicios y que a base de trabajo se ha hecho con un hueco en el equipo. Olasagasti fue de los mejores en el año del Sanse en Segunda División, pero por lo que sea le ha costado más ganarse una oportunidad arriba. Esta temporada ha dado un paso adelante, jugando de cuatro, ocho y diez y aportando en las tres posiciones. Ayer, a pesar de que Valentín mantenía más la posición que Pedro Díaz y le tenía más vigilado, intervino mucho en juego. En defensa, para colocarse como segundo hombre más adelantado, y en ataque para llegar al área y abrir espacios con sus movimientos. También cruzó buenas diagonales a la banda derecha para Kubo y se sacó la espina con ese golazo antes del descanso desde fuera del área con un golpeo de exterior que hizo imposible la estirada de Cárdenas. A ver si cuando la Real se decide a ofrecerle la renovación va a ser tarde...
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Tras el gol de penalti de Trejo, en la segunda parte el Rayo se dejó llevar hasta que a la hora de partido Iñigo Pérez puso toda la carne en el asador jugando con cuatro hombres arriba: Embarba, Camello, Palazón y Álvaro. Imanol no suele asustarse en esas situaciones y la clave estuvo en que aguantó atrás con duelos individuales, lo que le permitió seguir apretando en campo contrario con las piernas frescas que aportaron Turrientes, Brais y Sergio Gómez. A pesar de haber tenido tres días menos de descanso, la Real no tuvo problemas para mantener la intensidad en la presión y acabó pasando por encima de un rival que nunca consiguió ganar metros sobre el campo.
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Tras el descanso el cuadro blanquiazul fue inteligente y decidió concentrar sus movimientos en ataque por la banda derecha, donde encarar a un Pacha Espino que estaba amonestado y a un Lejeune que no es precisamente el central más rápido. Kubo se retrasó unos metros para sujetar balón y meterlo en profundidad y Oyarzabal, con sus caídas a esa zona, hizo el resto. El gol anulado de Barrenetxea llegó por ahí, la expulsión de Espino y la falta del 3-1 que firmó Sergio Gómez con algo de fortuna. Muchas veces se le echa en cara a la Real que no sabe aprovechar que el rival tiene tarjeta, pero esta vez no fue así y terminó decidiendo el partido.
Ahora toca esperar rival en unos cuartos que el conjunto txuri-urdin ha alcanzado cinco veces en los últimos seis años. Para llegar lejos en la Copa una de las claves será mantener la firmeza defensiva mostrada anoche, donde el Rayo solo llegó una vez y marcó de penalti. Por cierto, de los siete últimos partidos en Anoeta, seis victorias y un empate.
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