Esto es un escándalo

Hacía tiempo que uno no veía un escándalo tan grande en un partido de nuestra Liga. A los de Imanol les birlaron el punto que merecían con un penalti que no vio nadie en el campo simplemente porque no existió. Eso sí. Melero López, bien conocido por equivocarse una vez tras otra en contra de los intereses de la Real, revisó bien la jugada y, demostrando una ignorancia supina en lo que es un salto de cabeza, actuó de nuevo para regalar la victoria al Barcelona. Motivos para la queja tienen los blanquiazules, que firmaron un buen encuentro solo tres días después del choque de Miranda, pero que debido a una irregularidad escandalosa se quedaron sin sumar lo que merecían.

No hay nadie que, habiendo jugado solo un partido de fútbol, aunque sea en el patio de un colegio, se le ocurra ver penalti en la acción de Le Normand. El central salta con todo, baja la cabeza, no ve el balón y este le golpea en la parte superior del hombro. De hecho, el francés no sabe dónde está el balón cuando cae. No hay intención. No hay peligro. El balón no va a puerta. Pero allí estaba Melero López. «Esta es la mía» debió pensar el inefable. Penalti. Y gol.

Pero es que hay más, porque igual fui el único que vio un fuera de juego de Vidal en esa misma jugada un poco antes... No. Qué va. Estaba en fuera de juego y fue a jugar el balón. Pero claro, Melero López eso no quiso ver...

En fin. Una pena, porque da mucha rabia perder después de competir bien ante un Barcelona que confirmó que esta temporada no le da para nada. Ni para la Liga, ni para la Copa. Ni para la Champions. Piqué dijo que en el Bernabeú vio al peor Madrid de muchos años. Mejor hará mirarse lo suyo, pero claro, con estas ayuditas es más fácil esconder las carencias de un equipo que fue incapaz de superar a una brava Real que, con cambios o sin ellos, fue capaz de mantener el tipo en todo momento. Seguramente le faltó algo más de precisión en el área rival. Y no debió terminar algunas jugadas con tiros lejanos, teniendo mucho mejor opciones.

No. No mereció ganar la Real, es verdad, pero tampoco perder. Los blanquiazules pueden dormir tranquilos por un trabajo muy bien hecho, pero sin la recompensa que merecían. Les voy a decir más: la derrota de ayer me recuerda a muchas que ha sufrido la Real en el Bernabéu. Lamentable.

En todo caso, no es ningún desdoro perder en el Camp Nou y menos hacerlo de la forma en la que los de Imanol cayeron en el terreno culé. De hecho, todos los equipos que han pasado por allí esta temporada excepto el Madrid, que empató sin goles, han perdido.

La gran temporada de la Real, pese a la derrota de ayer, sigue adelante y tenemos en el horizonte tres nuevos partidos. El primero, el martes, es decir, en 48 horas. Los de Imanol siguen en posiciones más que envidiables y, aunque es inevitable que todos miremos con pasión al 18-A, deben intentar mantener el nivel y buscar también en esta competición su pase continental. Ipurua no es un campo sencillo, y seguramente no es el que más se adecúa al juego realista, pero también, como en Anduva, la Real maneja otros argumentos que son válidos cuando de evitar riesgos se trata. El Eibar apretará arriba, buscará las bandas y los centros laterales. La concentración será fundamental para seguir sumando.

Luego, el domingo aparecerá Osasuna en el Reale, a una hora a la que por desgracia nos estamos habituando, en otro compromiso de envergadura, ante un equipo que no se rinde y sabe sacar partido a su plantilla. En definitiva, la Liga es el pan y mantequilla y hay que seguir a tope. Ayer no fue un paso atrás. Dadas las circunstancias del encuentro, es algo que podía pasar. El martes será otra historia.

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