Zubimendi realiza un quiebro en el origen de la doble jugada que no materializaron Óskarsson y Aramburu en la primera parte. ALTERPHOTOS

El análisis táctico del Valladolid - Real Sociedad

Desengrasando el rombo

Imanol rescata el dibujo que empleó hace dos temporadas para dar protagonismo a Kubo por dentro y convencer a los laterales Sergio Gómez y Aramburu que sean más profundos

Imanol Troyano

San Sebastián

Sábado, 21 de septiembre 2024, 02:00

No será por voluntad de los jugadores ni inmovilismo de Imanol por lo que la Real Sociedad no haya podido llevarse más de un punto ... en su visita al José Zorrilla. Mereció regresar con un mejor botín, fundamentalmente por el juego que desplegó, por cómo dominó al adversario y por todas las ocasiones que generó y volvió a desperdiciar una detrás de otra. El conjunto txuri-urdin sigue negado a la hora de marcar las diferencias, pese a que Imanol modificó el sistema de juego y rescató el rombo para tratar de despertar las virtudes de sus futbolistas de otra forma. Lo consiguió en algunos casos, pero volvió a fallar lo de siempre. ¿Un paso adelante? Cada partido y cada rival es diferente, por eso no convendría comparar en exceso el encuentro de este sábado con el anterior de Son Moix.

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    Un cambio de dibujo para agitar el árbol

Imanol reconoció en la víspera del encuentro que valoraba modificar el sistema 1-4-3-3 habitual desde que cogió las riendas del equipo. «Siempre me lo planteo», admitió, además de asegurar que el motivo de no haberlo hecho todavía era porque «hay mucha gente nueva y no quiero confundir en exceso». No se quedó con las ganas de hacerlo en Pucela, donde retomó el 1-4-4-2 en rombo que tan buenas prestaciones le dio a partir de la lesión de Oyarzabal en marzo del 2022. El momento que atraviesan Barrenetxea, Kubo o Becker en los costados llenó de argumentos al oriotarra para presentar un once sin extremos y acumular hombres por dentro.

Fue una versión renovada del rombo sin Sorloth, Silva, Merino o Brais Méndez, las piezas que tenían mejor interiorizados los mecanismos del dispositivo años atrás. Zubimendi fue el único habitual de entonces que repitió en el dibujo, una circunstancia que no pasó desapercibida. Kubo, otro de los asiduos del rombo en el curso 22/23, cambió su ubicación. Jugó en el vértice superior del diamante, mientras que hace dos temporadas lo hacía junto a Sorloth como segundo delantero.

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    Kubo por dentro para provocar el caos en el rival

A pesar de ese nuevo rol en el dibujo, el japonés fue el realista del trío atacante que mejor interpretó su labor sobre el verde. Realmente el '14' blanquiazul se movió por todo el ancho del campo causando destrozos en el entramado defensivo rival que no adivinaba por dónde iba a aparecer en la siguiente jugada. Causó estragos por dentro, en muchas ocasiones para terminar en duelos de uno contra uno por las bandas. Le faltó encontrar en buena posición a Óskarsson y Becker, por ponerle alguna pega.

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Lo que ocurre es que el nipón no goza de la visión ni del genial toque de balón de Silva, que era capaz de inventarse líneas de pase de la nada y fabricar el último pase desde la punta de lanza del rombo de manera natural. Sin el canario, y por el momento también sin Brais Méndez, Imanol busca con Kubo desborde y agitación por dentro, unas características necesarias también en el complejo contexto que atraviesa el equipo.

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    Sin extremos, los laterales se vuelven carrileros

La Real jugó sin extremos, pero eso no significa que rechazara jugar por fuera. De hecho, fue la manera de descongestionar el juego cuando se originaba demasiado tráfico en posiciones interiores. Ahí aparecieron Sergio Gómez y Aramburu, laterales que se reconvirtieron en carrileros y no dejaron de recorrer los costados exteriores. Pese al enorme desgaste que conlleva ese sube y baja constante, ambos jugadores pudieron completar el encuentro sin ser sustituidos. El venezolano, además, tuvo que lidiar con Raúl Moro por su lado, el jugador más peligroso en las filas vallisoletanas. Los dos sirvieron buenos balones a sus compañeros desde las bandas y fueron protagonistas en ataque. Toda ayuda es poca en la llamada al gol.

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    Turrientes tiene que creérselo más

Tiene un primer control orientado, un giro y una arrancada que le convierten en un jugador diferente en el centro del campo. No corta el ritmo, es vertical e imprime velocidad a la pelota. Ayer Turrientes volvió a la posición de interior izquierdo tras actuar por la derecha en Mallorca y rindió mejor. Se asoció bien de cara con Zubimendi para luego romper en profundidad y pisar área rival. Falló esa última conexión con el delantero para poner el broche a su actuación. El potencial está ahí, aunque aún debe quemar etapas en su crecimiento.

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    Detectados y controlados los puntos fuertes del rival

Pezzolano pretende construir un Valladolid propositivo con balón, porque en estos momentos no tiene demasiadas herramientas para ser reactivo sin él. Lo que sucedió fue que la Real le arrebató el esférico y el Pucela no alcanzó el 40% de posesión. Se quedó así a merced de los duelos individuales de Raúl Moro en la banda izquierda y los balones aéreos a Latasa. Los realistas apenas concedieron esas situaciones del juego, aunque en los últimos minutos del encuentro Luis Pérez amenazó desde la derecha. Pocos partidos habrá tan plácidos para la zaga txuri-urdin fuera de casa como el de ayer. La Real se defendió con balón y Remiro solo intervino una vez. Con una parada decisiva, eso sí.

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