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Un corazón que no cabe en la camiseta
Una Real con hasta diez bajas y con cuatro chavales del Sanse logra el triunfo más celebrado gracias al gol de Oyarzabal
MIGUEL GONZÁLEZ
SAN SEBASTIÁN.
Lunes, 27 de septiembre 2021, 02:00
Esta Real es una apisonadora. Da igual que tenga bajas o no, porque la receta de su éxito es la intensidad. Y si el esfuerzo ... pasa factura en forma de lesiones entran otros que garantizan el mismo ritmo. Ése es el secreto. Sean de la primera plantilla o del Sanse. Ayer derrochó sangre, sudor y lágrimas para sumar tres puntos que le aúpan a la segunda plaza por detrás del Real Madrid. Sin futbolistas determinantes arriba con Silva, Isak, Sorloth o Barrenetxea, apeló a la fuerza de un bloque con dos potrillos titulares y Januzaj como veterano –26 años– para superar a un Elche que dejó muy buena impresión.
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Más allá de lo cuantitativo que supone ganar el quinto partido en seis jornadas –más el empate contra el Sevilla–, en lo cualitativo hay que ponerse en pie ante la última perla de Zubieta: Beñat Turrientes. Se sabía de su potencial y el día de su alternativa ofreció un recital de principio a fin. Habilidad en corto, visión en largo, precisión en el pase, despliegue en los recorridos, llegada al área, fortaleza en la recuperación... Cómo le verían sus compañeros que hasta el final ejecutó una falta lateral en una clara muestra de autoridad.
Fue un día de buenas noticias. Remiro salvó con un paradón un disparo de Piatti que iba a la escuadra con 0-0 en el 72 que habría cambiado el partido. Zubeldia se estrenó como titular este curso y estuvo notable, siendo decisivo con su jugada y asistencia en el gol de Oyarzabal. El capitán demostró galones para firmar un jugadón en la acción determinante del encuentro para sincronizar desmarque, control y regate en uno ante Casilla. Hablar de Merino ya no tiene sentido porque es repetir lo mismo que siempre: un futbolista diferencial. Y hay más, porque es el cuarto partido consecutivo en el Reale Arena con la portería a cero. Para un día que se antojaba tan díficil el desenlace no podía ser más dichoso.
Problemas para profundizar. Afrontar un partido con tantas bajas importantes en ataque iba a ser complicado. Imanol optó por presentar piernas frescas con hasta siete cambios respecto a la alineación de Granada, dando entrada a Remiro, Gorosabel, Zubeldia, Zubimendi y Januzaj y a los chavales del Sanse Turrientes y Lobete. Se trataba de mantener, al menos, la intensidad en el juego y en la presión ante un rival que domina el contragolpe con hombres como Piatti, Fidel, Lucas Pérez y Benedetto.
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Sobre el campo, el técnico colocó a Turrientes en su posición natural, de interior izquierdo, y cambió de banda a Merino para que llegara más al área. La Real arrancó bien porque encontró abierta la puerta por el carril izquierdo ante un Elche que inició en 1-4-4-2 en rombo, con Piatti de mediapunta yendo a por Zubimendi y Guti y Fidel de interiores. Pero le costaba ajustar la presión porque con Januzaj y Oyarzabal abiertos en banda, los tres centrocampistas no llegaban a las basculaciones.
En los diez primeros minutos Turrientes tuvo un buen disparo tras pase de Januzaj que blocó Casilla muy seguro. Después Merino remató de cabeza forzado un córner botado por Oyarzabal. Para como pintaba el encuentro no era un mal inicio.
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El Elche perdona la vida. Pero Escribá corrigió pronto la situación al cambiar a un 1-4-4-2 en línea, colocando a Piatti en la derecha para sujetar a Aihen y formando con Guti y Mascarell como pareja de mediocentros. Con esa maniobra bloqueó a una Real que sin el talento y la pegada en el último tercio del campo de Silva, Isak y Sorloth se veía maniatada. Y Januzaj no podía en su duelo con Mojica, el jugador más en forma del equipo rival. La tarde se ponía fea.
En ese momento fue clave no ponerse por detrás en el marcador. Ahí el Elche perdonó la vida. Mojica cogió la moto por su carril, ganó a Januzaj, Zubeldia no llegó a tiempo al cruce y Benedetto la estrelló en el poste tras ganar la espalda de Le Normand. Poco después, tras una pérdida de Merino en la zona ancha y una indecisión de Zubeldia, Lucas Pérez se plantó ante Remiro pero su disparo cruzado salió lamiendo el palo. La respuesta txuri-urdin llegó en una internada de Januzaj con pase de nuevo a Turrientes que, al armar el pie, se encontró con la oposición de Mascarell. El público reclamó penalti pero Cordero Vega no lo vio así. El empate sin goles era muy buen resultado visto lo sucedido hasta entonces.
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Al ataque tras el descanso. La segunda parte se inició con una Real que dio un paso adelante en la presión y que asfixió durante un cuarto de hora a su rival con hasta cuatro buenas oportunidades. Lobete le quitó un balón franco a Oyarzabal en un centro de Merino al segundo palo y el navarro cabeceó con peligro una falta lateral de Januzaj. Después de estos dos primeros avisos, Mojica cometió un error atrás ante la fuerte presión blanquiazul y Oyarzabal tuvo dos opciones de marcar que le sacaron entre Casilla y Roco. Después tendría dos Lobete, una tras irse de Diego y cruzar demasiado y otra en un remate alto tras un córner.
Escribá movió el banquillo para tratar de detener la sangría, porque a la Real le faltaban los delanteros titulares pero les estaba sometiendo a un asedio brutal. Entraron Gumbau, Carrillo y Pere Milla pero Imanol respondió poniendo en liza a Portu y Romero para tener frescura en bandas. Salvo una acción aislada de Piatti que neutralizó Remiro con ese paradón, el control era local, que encontró el premio con la valentía de Zubeldia en iniciación y el atrevimiento de Oyarzabal para atacar el espacio. En ventaja no hubo más que defender la renta, algo sencillo para un equipo que no sabe lo que es encajar en casa.
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