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Sergio, en el partido contra el Espanyol EP
Dale Cavese

Coraje, qué bonito nombre tienes

El corazón y la calidad salieron al rescate de la escasa fiabilidad: Sergio responde, pero pesan los deberes por hacer en la plantilla

Ángel López

San Sebastián

Martes, 26 de agosto 2025, 06:24

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«Impetuosa decisión y esfuerzo del ánimo, valor». Ésta es la definición que hace la RAE del coraje. La Real ha perdido la fiabilidad que le hizo grande en la 'era Imanol' y que ya se añoró el pasado curso, pero tiene calidad y corazón. Cuando a eso le añadan orden y equilibrio, quizá la visión de la temporada cambie. Son, desde luego, nuevos tiempos para el equipo y para el club, que tiene buena parte de sus deberes de mercado por hacer a una semana de su cierre. Ya decía Toshack que la temporada de la Real solía comenzar una vez pasada la Regata de La Concha, pero es que, en estos años de vino europeo y rosas, para mediados de septiembre este equipo ya estaba arriba en la tabla.

La vibra al descanso del encuentro ante el Espanyol era apocalíptica, con la doble desventaja en el marcador y esa sensación de vulnerabilidad tan sangrante. «Vamos a sufrir esta temporada», era el mantra. En campañas precedentes, la armonía anímica la solía devolver el pensar que estaba Imanol, que siempre hallaba soluciones a los problemas y hacía funcionar al equipo. Este año no está y Sergio todavía debe hallar la manera de hacer funcionar a la Real como bloque, pero su proceder en los dos primeros partidos imprime calma.

Trazó un 'once' con calidad, hizo jugar a los suyos con verticalidad y jerarquía al inicio y, con 0-2 en el marcador, viró el partido con los cambios, hasta acariciar con la yema de los dedos una remontada que sería la primera en tiempos. Hay que declarar inocente al técnico del hecho de que un futbolista como Sucic la pierda, baje a ritmo de funicular y luego se borre del partido. También de que otro como Jon cometa un penalti de cadete, de que Aramburu entre en el área antes de tiempo y haga inútil el paradón del portero y de que Brais pifie el 3-2.

Sergio necesita una victoria para reivindicar su trabajo y hacerse valer, pero hasta ahora hay que saber distinguirle su valentía y coraje. El de sentar a un fichaje como Caleta-Car para meter a un pipiolo como Jon Martín en el segundo partido. El de mantener al otro refuerzo en el banquillo. El de cambiar a Kubo en Valencia y a Oyarzabal ante el Espanyol. Quizá deba manifestar ese espíritu para no transigir con la directiva y la dirección deportiva y exigir de verdad el centrocampista enérgico que pidió en Japón.

Hay que tener carácter para lidiar en este complicado contexto, con cinco jugadores con los que no cuentas a los que no se logra sacar, cuatro canteranos con un horizonte deportivo de mucho banquillo y 29 futbolistas que abarrotan el campo de entrenamiento cada día.

Y es que, a una semana para que se cierre el mercado, la Real tiene la necesidad de dar salida a casi media docena de jugadores con contrato por los que no se pelean precisamente ahí fuera. Y alguno de ellos parece ya desconectado del todo, como Sadiq y Becker, que ni se dignaron a pasarse por Anoeta el día del partido.

El entrenador y el director de fútbol llevan cuatro meses desarrollando la planificación de la temporada y estas alturas no es titular ninguno de los dos fichajes, hay en torno a cinco futbolistas que deben salir y media docena de mediapuntas, pero ya no queda un solo central zurdo. Y todo ello con las arcas bien repletitas con los millones de Zubimendi de este verano y de Merino y Le Normand del pasado.

El coraje y la calidad, que no son un mal punto de partida, sirvieron a la Real para rescatar un punto, pero ya urge ganar.

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