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Pacheco se cruza a ras de suelo para arrebatarle el balón al mallorquín Abdon Prats ayer en Son Moix. El navarro vio amarilla en esta jugada. ALTERPHOTOS
El afilador

Conexión navarra: Pacheco pasa y Merino remata

Pacheco acorta la distancia entre Elizondo y Pamplona con un centro perfecto que Merino aprovecha y la afición sonríe tras un choque que es un combate

Lunes, 19 de febrero 2024, 01:00

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Todo el tramo final de partido pidiendo que no centráramos al área porque el Mallorca tenía una defensa aintiaérea perfecta y de un plumazo Jon Pacheco y Mikel Merino nos dejan en pañales. Un triunfo balsámico llega de la forma menos esperada, no por ser la menos intentada, sino porque no tenía ninguna pinta de que si la Real podía conseguir el tanto del triunfo fuera a llegar de esa guisa. El mundo del fútbol es sorprendente y el guante que tiene en la zurda Pacheco nos hizo saltar. Los cerca de tres cuartos de hora que se tarda desde Elizondo hasta Pamplona por la sinuosa N-121 lo acortó el central con un envío perfecto que cazó Mikel Merino, que se disfrazó de 'killer'. La conexión navarra dio tres puntos balsámicos después de tres encuentros –Rayo, Girona y Osasuna– sin conocer el triunfo.

El partido no fue como la batalla de Bramall Lane –un choque de Segunda División inglesa donde el Sheffield United se quedó con seis jugadores– pero como se dice popularmente 'hubo estopa'. Javier Aguirre, hombre docto y veterano, planteó un partido con Larin y Muriqi arriba y con el viento a favor que supuso el tempranero 1-0, elevó el listón en todas las acciones. Cada envío en largo era una batalla. Cada córner una pelea de lucha grecorromana. Agarrones, empujones, protestas, forcejeos... Los condimentos perfectos para un equipo que sale con cinco defensas y que se pone ganando en su primer ataque. Sin embargo entre Raíllo, que se autoexpulsó, como hizo en los cuartos de Copa ante el Girona, y que Take Kubo se echó el equipo a la espalda y marcó el gol de la esperanza, la Real pasó a dominar.

Aunque hubo que tirar de manual en la segunda parte. Porque después de la bronca que se llevó González Fuertes, la cosa en lo que se refiere a faltas iba a estar complicada. Cualquier refriega amenazaba con alguna tarjeta para la Real y sólo se la llevaron Zubeldia, por agarrar a Larín, y el jugador que le sustituyó, Pacheco, por una falta a Abdon Prats. En este tipo de partidos, con expulsiones, con un nivel físico de intensidad y de faltas tan alto, tener la cabeza fría debía estar tatuado en cada brazo de los jugadores realistas.

No hay mejor ensayo para lo que nos espera el martes 27 que el choque de ayer. Porque el Mallorca saldrá como si tuviea un gol de ventaja, en lugar del 0-0 que campeó, de forma injusta, en el luminoso de Son Moix en el choque de ida. Ganamos, seguimos en la pelea por Europa y marcamos. Solo falta que lo hagan también los delanteros.

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