Asier Illarramendi abandona ayer el césped del José Luis Orbegozo camino del vestuario. IÑIGO ROYO
Real Sociedad

La vieja normalidad de Asier Illarramendi

El capitán participa en una sesión de lo más agresiva pero completa algún ejercicio al margen y se retira antes de tiempo junto a Zubeldia

Gaizka Lasa

San Sebastián

Jueves, 7 de octubre 2021, 06:47

Debía de estar el bueno del doctor Javier Barrera, observador perspicaz desde la banda, pensando aquello de que «¡cómo vamos a integrar a los que ... salen de la enfermería en esa jauría!». Los futbolistas se daban cera sobre el césped del José Luis Orbegozo. Seguían las órdenes del míster, a quien daba igual los gritos y los jugadores que caían al suelo, en un ejercicio de enaltecimiento de la agresividad tras pérdida. Doce hombres de campo y, entre ellos, Asier Illarramendi. Otra vez con el grupo –la semana pasada se entrenó en solitario algún día–, pero aún en la vieja normalidad. Correteó por momentos separado, junto a Igor Zubeldia, repartió juego con peto distintivo, también junto al azkoitiarra, para evitar la dureza de las entradas amigas, y se retiró minutos antes que el resto para seguir quemando etapas hacia la nueva normalidad. Imanol, antes de ponerse en modo agitador, lo había explicado a los invitados de la prensa. El capitán está «erdipurdi». A medias. «Tranquilidad con él».

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Al menos fue uno de los que batalló en la jaula cerrada del seis contra seis a cara de perro. Junto a Aihen, Zubeldia, Guevara, Zaldua y Gorosabel se pegó, literalmente, contra Le Normand, Navarro, Portu, Aritz, Zubimendi y Januzaj. Máximo dos toques. Soluciones rápidas. Presión, presión y presión. Remiro en un extremo y Marrero –único futbolista del filial en el entrenamiento del primer equipo– en el otro.

Sorloth mejora

Ninguno de los susceptibles de ser recuperados en este periodo sin competición –que no de tranquilidad, como se encargó de matizar Imanol– participó en la sesión de grupo. Uno de ellos, Alexander Sorloth, trabajó en el Z2 en solitario por espacio de algo más de media hora luciendo una condición física que invita al optimismo cuando faltan nueve días para la visita del Mallorca. En el mismo retiro de quienes se someten a cargas personalizadas se sumergieron una hora más tarde Jon Guridi y Diego Rico, aparentemente más lejos de reaparecer que el noruego. Silva y Monreal, con lesiones de más larga duración, no comparecieron. Ni Barrenetxea, a quien se dio descanso por precaución. Con todo, y viendo el ritmo de trabajo de quienes vienen jugando hasta ahora, desde la distancia no se atisban muchas novedades para arrancar el próximo ciclo de partidos: otros siete en veintitrés días.

Asimilación de cargas

Imanol pide tranquilidad con el capitán mientras observa cómo responde ante la máxima exigencia

Mientras tanto, Illarramendi sigue peleando contra las restricciones de su propio organismo, violentado en sesiones como la de ayer, buscando convencerle de que está ya preparado para pasar a una nueva fase. Dos años y medio sin competir con regularidad, salvo el paréntesis de febrero del año pasado, lastran su trayectoria hacia las convocatorias. Imanol ha avanzado que seguirá apretando las tuercas en cada entrenamiento durante los próximos días. «No nos equivoquemos, no es una semana tranquila», advertía ayer. Si el capitán asimila la carga, estará más cerca de volver. Si no...

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