El voto de los 16 años se decanta por EH Bildu y Vox
Tres expertos explican qué supondría reducir la edad para acudir a las urnas, que beneficiaría a la coalición abertzale en Euskadi y la ultraderecha en España, y afectaría a unos 40.000 jóvenes a los que ven preparados
El debate sobre la reducción de la edad mínima de voto a los 16 años –ahora el límite son los 18– resurge tras el anuncio de Reino Unido de modificar su sistema electoral para hacer posible esta opción en todas las citas electorales del país. En Euskadi supondría unos 40.000 votantes más si hubiera comicios en diciembre de este año y se permitiera acudir a las urnas a los adolescentes de 16 y 17 años, los que nacieron en 2008 y 2009. Expertos y analistas políticos apuntan hacia EH Bildu y Vox el destino mayoritario de ese sufragio en Euskadi y España, respectivamente.
El debate existe desde hace años. El anterior Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos ya recogía en su acuerdo reducir la edad del voto, pero el compromiso no se ha llegado a materializar. La discusión se reavivó en 2024 después de que la Comisión de Juventud e Infancia del Congreso aprobara en junio de ese año una proposición no de ley de Sumar para instar al Gobierno a reformar la Ley Orgánica del Régimen Electoral (LOREG) para reducir la edad de voto.
Tres expertos consultados por este periódico explican qué supondría reducir la edad de voto a los 16 años, a qué formaciones beneficiaría, a quién perjudicaría más y si un adolescente de esa edad está preparado para acudir a las urnas.

Jonathan Martínez Politólogo
«No tiene que ver con las capacidades sino con el ejercicio pleno del ciudadano»

Jonathan Martínez Politólogo
«No tiene que ver con las capacidades sino con el ejercicio pleno del ciudadano»

Jonathan Martínez Politólogo
«No tiene que ver con las capacidades sino con el ejercicio pleno del ciudadano»

Jonathan Martínez Politólogo
«No tiene que ver con las capacidades sino con el ejercicio pleno del ciudadano»
El politólogo Jonathan Martínez recuerda que la propuesta de rebajar la edad de voto a los 16 años lleva ya «un buen tiempo» dando vueltas en diversos espacios de decisión. ERC, por ejemplo, elevó la idea al Congreso de los Diputados en 2022 y dos años después, en 2024, se aprobó una proposición no de ley de Sumar en el mismo sentido. «Se trata, además, de un empeño personal de la ministra Sira Rego, que afronta la reforma de la Ley de Juventud con un argumento poderoso: 'si con 16 años pueden trabajar, deben poder votar'». En opinión de Martínez, cuando se plantean modificaciones de naturaleza electoral siempre surge «una preocupación» sobre el efecto que podría tener en la correlación de fuerzas. «Pensemos en el debate cíclico sobre la LOREG y la idea centralista de impulsar la circunscripción única para evitar la sobrerrepresentación de fuerzas catalanas y vascas. Si hablamos de adelantar la edad de voto, es lógico echar un vistazo a la proyección del voto por edades», expone.
Martínez apunta que en las últimas elecciones autonómicas vascas, por ejemplo, el CIS estimaba que EH Bildu conseguiría casi el 30% de los votantes menores de 24 años frente al 26% del PNV. «A Pradales, en última instancia, lo habrían salvado los mayores de 75 años», cita. En el Congreso de los Diputados, en cambio, las tendencias son otras. Los últimos sondeos de 40db, muy marcados por los recientes escándalos políticos, sitúan a Vox como primera fuerza entre los votantes más jóvenes. «El PP tiene un votante más envejecido», detalla. Por su parte, el PSOE sigue liderando el voto joven en el espacio llamado progresista. «Un fenómeno semejante se verifica en otros países europeos. Los partidos clásicos pierden fuelle entre los sectores más jóvenes. Los nuevos populistas de derechas, en cambio, despiertan una gran fascinación en especial entre el votante joven masculino», expone Martínez.
«Partidos clásicos pierden fuelle entre sectores más jóvenes. Los populistas de derechas nuevos fascinan al votante joven masculino»
A la pregunta de si los jóvenes de 16 años están preparados para ejercer el derecho a voto, este experto afirma que «el derecho a voto no tiene que ver con nuestras capacidades sino con el ejercicio pleno de la ciudadanía». Expone que sobre la base de numerosas evidencias científicas Unicef corrobora que a esa edad ya existe «un desarrollo cognitivo suficiente» para la toma de decisiones políticas. «De hecho, los mayores de 16 ejercen ese derecho sin grandes interferencias en países como Alemania, Brasil, Austria, Argentina, Bélgica, Escocia, Gales o Malta», recuerda. A su juicio, el debate sobre la edad del voto «no debería moverse por tanto en términos de madurez intelectual sino de invitación a la participación cívica. Es ahí donde la idea adquiere todo su sentido».

María Silvestre Socióloga
«Hay que darles herramientas para que el acto de votar sea consciente y fundamentado»

María Silvestre Socióloga
«Hay que darles herramientas para que el acto de votar sea consciente y fundamentado»

María Silvestre Socióloga
«Hay que darles herramientas para que el acto de votar sea consciente y fundamentado»

María Silvestre Socióloga
«Hay que darles herramientas para que el acto de votar sea consciente y fundamentado»
La socióloga María Silvestre recuerda que en España esta medida supondría añadir casi un millón de nuevos votantes al censo electoral y «fortalecería el centro-derecha populista, especialmente a Vox, mientras que captaría también cierto apoyo para la izquierda (PSOE/Sumar)». A su juicio, sería, en cambio, «un duro golpe» para el PP, cuyo electorado «es más mayor y parece conectar menos con el sector más joven». Según Silvestre, el reparto por bloques ideológicos se mantendría relativamente equilibrado, aunque con una notable intensificación de la ultraderecha entre los votantes más jóvenes varones. «Los hombres más jóvenes, según los sondeos, son los que en mayor proporción optarían por el voto a Vox, mientras que las mujeres más jóvenes, tenderían a votar a la izquierda, siempre y cuando la campaña electoral las incentivara y despojara de una mayor tendencia al abstencionismo», detalla.
«El partido más beneficiado sería con diferencia EH Bildu, que es el que más crece entre la población más joven»
La experta se detiene en el CIS de abril de 2025 y cita que entre quienes no tuvieron edad para votar en las generales de 2023, Vox habría concentrado el 36,2% de la intención de voto, seguido por el PSOE con un 27,6%, Sumar con un 12,4% y el PP con apenas un 4,1 %. En cambio recuerda que en la franja actual de 18 a 24 años, el mismo barómetro sitúa al PSOE en primera posición con un 23,8%, seguido de Vox con un 17%, el PP con un 12,8% y Sumar, con un 5,6%. «Se observa, por lo tanto, que Vox domina entre los menores de edad (sobre todo varones) que aún no han podido votar, mientras que el PSOE lidera entre los jóvenes ya electores de 18 a 24 años».
En Euskadi la situación es muy distinta. Silvestre coincide en que si se redujera la edad a los 16 años, el partido más beneficiado sería con diferencia EH Bildu, que es el partido que más crece electoralmente entre la población más joven. El PSE-EE podría obtener un «ligero impulso, especialmente en entornos urbanos». El PNV, por el contrario, «saldría perjudicado» debido a que su base de apoyo es «más envejecida», mientras que PP y Vox, «con una implantación muy débil entre la juventud vasca», apenas se verían favorecidos e incluso podrían sufrir un impacto negativo.
A la pregunta de si una persona joven de 16 años está «preparada» para votar, Silvestre remarca que esa premisa no se aplica con igual rigor al resto del electorado. «La democracia no exige un nivel mínimo de conocimientos políticos para ejercer el derecho al voto, sino que asume que la pluralidad de experiencias, perspectivas y motivaciones forman parte de la riqueza del sistema». Considera que el centro del debate «debería situarse en definir qué tipo de sociedad queremos construir: una que amplía la voz de sus miembros más jóvenes para que participen en las decisiones que les afectan, o una que pospone esa implicación hasta edades en las que, quizá, la conexión con ciertas realidades juveniles ya se ha diluido».
A su juicio, ese derecho al voto «debería ir acompañado de un refuerzo serio de la formación en valores democráticos, pensamiento crítico y comprensión de los procesos políticos». «No se trata solo de permitir que las personas jóvenes marquen una papeleta, sino de darles las herramientas para que ese acto sea consciente y fundamentado», expresa.

Ainara Villaño Comunicación política
«Las personas jóvenes tienen más simpatía por partidos nuevos y de izquierdas»

Ainara Villaño Comunicación política
«Las personas jóvenes tienen más simpatía por partidos nuevos y de izquierdas»

Ainara Villaño Comunicación política
«Las personas jóvenes tienen más simpatía por partidos nuevos y de izquierdas»

Ainara Villaño Comunicación política
«Las personas jóvenes tienen más simpatía por partidos nuevos y de izquierdas»
Ainara Villaño estima que contar con mayor número de electores es importante, porque «amplia el proceso democrático y llama a implicarse en la vida pública y en las decisiones políticas a más ciudadanos y ciudadanas». De los efectos en la composición del censo, apunta que en Euskadi, el 37% de los votantes tienen entre 45-64 años mientras que las personas de menos de 29 no superan el 13%, de modo que su participación «no corregiría el desequilibrio, pero iría en la dirección de equilibrarlo». Esta realidad demográfica vasca «podría tener efectos positivos en la agenda política, introduciendo temas que preocupan particularmente a las personas más jóvenes como cambio climático, salud mental, acceso a la vivienda…».
Villaño entiende que sería «muy complicado saber» a quién beneficiaría más. Recuerda que los datos demoscópicos en Euskadi indican que «las personas jóvenes tienen más simpatía por partidos nuevos y de izquierdas, especialmente por EH Bildu, sin embargo, la tendencia global muestra una derechización clara de este grupo de la población». Reconoce que este fenómeno «no está teniendo penetración aún en Euskadi, pero está cristalizando en España y en Europa y tarde o temprano llegará a nuestro territorio. Por tanto, los efectos electorales son inciertos.
«El verdadero efecto estaría relacionado con los cambios en la agenda y en la comunicación de los partidos e instituciones»
A su juicio, el verdadero efecto estaría relacionado con los cambios en la agenda política y, sobre todo, en la comunicación de los partidos e instituciones «que tendrían que hacer un esfuerzo por llegar a este grupo de personas que consumen información de manera totalmente diferente a los mayores». Villaño también apunta que los jóvenes «ya asumen responsabilidades importantes en la vida pública como trabajar, seguridad social, ser juzgados penalmente… por lo que habría que detenerse más en el derecho o no a votar de este grupo de jóvenes que en su preparación». «Ampliar el derecho a participar en las decisiones políticas a más personas puede fortalecer cívicamente a este grupo de la población y favorecer que se implique e interese por las decisiones de la sociedad en la que vive».
Menores de edad votan en media docena de países europeos y otros tantos en América
El artículo 12 de la Constitución Española establece que la edad mínima para alcanzar la mayoría de edad, y por ende para votar en España, son los 18 años. Sin embargo, existen países que permiten que menores de esa edad puedan participar en sus comicios, por lo tanto el Estado español no sería el primero en modificar el sistema electoral para dar paso a votantes de 16 y 17 años y así aumentar su población con derecho a voto. En las últimas elecciones europeas, por ejemplo, los adolescentes de esa edad pudieron acudir a las urnas en cinco países: Alemania, Austria, Bélgica, Malta y Grecia.
En este último siempre que hubieran cumplido 17 años en 2024. De esos cinco países, Austria es el único donde estos jóvenes pueden votar en todas las citas electorales, mientras que en el resto de casos, solo en los comicios europeos. A este grupo se suman las británicas Gales y Escocia, donde se permite el voto a los 16 años en comicios regionales. Además, estos jóvenes pueden votar en las islas de Guernsey, Jersey y Man.Fuera de Europa, Brasil fue el país pionero en Latinoamérica, ya que aplicó esta posibilidad por primera vez en las presidenciales de 1989. Le siguieron Nicaragua, Cuba, Argentina y Ecuador.