Las estrategias de los partidos vascos. Hoy PSE-EE
La izquierda templada que busca ampliar su espacioSin complejos. Andueza proporciona al PSE un cartel nuevo para las autonómicas en un contexto de cambio social y un renovado entendimiento entre Sánchez y el PNV
Su victoria en las últimas elecciones generales ha abierto en el PSE la expectativa de dar el salto en las próximas elecciones autonómicas, previsiblemente en el mes de marzo, con la candidatura de Eneko Andueza como aspirante a lehendakari. Un cartel novedoso para Ajuria Enea, que pretende ampliar el espacio electoral del socialismo vasco con un mensaje sin complejos de una izquierda autonomista que marca distancias, a la vez, con el PNV y con la izquierda independentista y que desea aprovechar la ola que despertó Pedro Sánchez en los últimos comicios, incluso en sectores nacionalistas. El PSE busca ensanchar su campo entre un nacionalismo jeltzale que considera agotado y el mundo de EH Bildu que, a su juicio, sigue anclado en las ensoñaciones utópicas del independentismo y continúa sin condenar el terrorismo.
El objetivo del PSE es convertirse en un actor imprescindible en una Euskadi marcada por un paisaje nacionalista mayoritario en lo político, en el que históricamente ha jugado a ser el dique de contención del soberanismo mediante los gobiernos de coalición con el PNV. Una fórmula de estabilidad que ha servido para moderar la tentación del nacionalismo de saltar del Estatuto de Gernika al derecho de autodeterminación y que, a la vez, ha construido todo un paradigma alrededor de los llamados 'acuerdos entre diferentes'. Una aspiración que se sitúa más allá del próximo 2024 y que tiene como segundo mojón las autonómicas de 2028. Andueza juega a ese recorrido estratégico a medio y largo plazo desde el convencimiento de que el verdadero cambio de ciclo se puede dar entonces en una sociedad que está en completa transformación y que ya no responde a sus cánones tradicionales.
La estrategia
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Rearme progresista Los socialistas aspiran a repetir su triunfo electoral en Euskadi de las últimas generales, convencidos de que existe un espacio progresista, central y transversal en Euskadi que puede dar la sorpresa. La estrategia del socialismo vasco en las autonómicas pasa por fortalecer los discursos en favor de activas políticas publicas desde la izquierda y por intentar optimizar el debate social en detrimento del identitario.
En el pasado, el PSE jugó el rol de resistencia a la presión de ETA y del rupturismo de la izquierda abertzale. El final de la violencia ha trastocado por completo el panorama y el papel del PSE también ha cambiado. El único 'pero' que plantea el histórico Jesús Eguiguren, expresidente del socialismo vasco, a su partido es que no haya sido capaz de reivindicar con mayor audacia la apuesta por lograr el fin de ETA a través del proceso de diálogo. Y es que el PSOE ha preferido históricamente no explotar esta baza para ser menos vulnerable ante el PP.
El PSE reivindicará su perfil de izquierda templada y posibilista que ha puesto el centro del debate la economía y las políticas sociales y ha contribuido a que Euskadi se aleje de la discusión identitaria. Los socialistas creen que su gestión en el Gobierno Vasco, en las diputaciones y en los ayuntamientos no ofrece flancos conflictivos en relación con el diálogo social y ha servido para cambiar el debate vasco y sacarlo del esencialismo abertzale. Durante años, su rol de resistencia frente a ETA le permitió envolverse en la bandera de la libertad y los derechos civiles de los vascos no nacionalistas, que se enfrentaban a un nacionalismo con tendencias asimilacionistas. El PSE enarbolaba orgulloso la bandera del pluralismo. Era la 'causa vasca' que defendiera en su día el propio Txiki Benegas, fundador del partido en el congreso del monte Igeldo en 1977, en donde la antigua federación del PSOE de Euskadi –cuna obrera del socialismo español– se convertía en alma y pulmón de la preautonomía. En aquel tiempo, el socialismo vasco era punta de lanza del socialismo español junto a los andaluces, y conectaba con la renovación de Felipe González y Alfonso Guerra, que desplazaban en Suresnes a los históricos liderados por Rodolfo Llopis. Aquel PSE jugó fuerte para que sus legendarios Ramón Rubial y Juan Iglesias ocuparan la Presidencia del Consejo General Vasco y el Departamento de Trabajo.
Las fortalezas
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La clara victoria socialista en Euskadi en las elecciones generales es la gran baza del PSE en los futuros comicios autonómicos.
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La coalición PNV-PSE permite una entente que proporciona estabilidad a la política vasca en diputaciones, ayuntamientos y Gobierno Vasco.
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Es el más votado dentro de los partidos constitucionalistas vascos. Su defensa de los modelos lingüísticos en la ley de Educación es un ejemplo.
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Eneko Andueza busca como candidato a lehendakari un cartel renovado y más competitivo, un socialismo sin lastres del pasado.
Las debilidades
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La coalición con el PNV , como socio minoritario, reduce la visibilidad en su gestión en el Gobierno Vasco, las diputaciones y los ayuntamientos más importantes.
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El crecimiento de EH Bildu plantea al PSE un problema de relevo generacional a medio plazo en sectores del electorado más joven y urbano.
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El PSE es fuerte en las municipales y en las generales. Sufre más en las autonómicas, y más si hay polarización entre PNV y EH Bildu.
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Determinadas decisiones del PSE se ven aún demasiado condicionadas por el PSOE y sus intereses.
El PSE ha sido un adalid del autogobierno vasco dentro del Ejecutivo autónomo, en coalición con el PNV, o en solitario en el periodo del lehendakari Patxi López. Pero, en realidad, lo que de verdad funciona en Euskadi es la 'marca PSOE' y los alcaldes socialistas con gestión. Es lo que, hasta ahora, ha movilizado a su electorado, parte del cual se queda en la abstención en las autonómicas. Andueza quiere precisamente invertir esa tendencia y rescatar esa amplia centralidad transversal y progresista que quiere que Euskadi siga vinculada a la España democrática.
La entente de izquierdas
Aunque el debate identitario ha perdido fuelle –y el PSE reivindica haber contribuido a rebajar este perfil y poner el foco en 'las cosas del comer'– este partido quiere mantener como gran seña de identidad el pluralismo. Los socialistas apelan a su papel troncal en la puesta en marcha del modelo educativo vasco para justificar su defensa de los actuales modelos lingüísticos A, B y D. Se sienten artífices del pacto histórico que hizo factible el modelo educativo vasco y particularmente satisfechos de que el PNV se haya dado cuenta de que no se arrugan ante determinados debates de fondo.
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En el trasfondo de la operación de Andueza anida un movimiento de renovación y apertura a nuevos sectores. Y no es solo que el PSE aspire a vertebrarse como 'casa común' de los progresistas. La cuestión es hasta qué punto la alianza con el PNV, positiva en términos de país y estabilidad, le permite ensanchar el proyecto o le resta margen de maniobra para reivindicarse desde la izquierda, sobre todo cuando EH Bildu juega cada vez más en el terreno social y menos en el identitario. La histórica izquierda abertzale ha pasado de demonizar, y acosar, a los socialistas vascos a flirtear abiertamente con ellos y cortejarlos como aliados de gobierno en el futuro. Una hipótesis que no cristalizará hasta que EH Bildu no condene el terrorismo de ETA. Basta ver lo ocurrido en Navarra, en donde la coalición PSN-Geroa Bai-Podemos se ha afianzado en esta segunda legislatura. En Euskadi el futuro no está escrito pero el acuerdo PNV-PSOE –sobre todo tras la última foto entre Andoni Ortuzar y Pedro Sánchez– tiene aún recorrido. Los socialistas se afianzan como compañeros de viaje del PNV en el nuevo estatus de autogobierno. La sombra del 'frente autonómico' –que unió a socialistas y nacionalistas en 1977– cabalga de nuevo.
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Las tripas del partido Miguel Ángel Morales
La fontanería del aparato
Miguel Ángel Morales, secretario de Organización del PSE, es uno de los hombres fuertes del socialismo vasco. No solo en la logística electoral, sino el que conoce las tripas del partido y trabaja en la recámara de la organización interna. Este eibarrés, licenciado en Relaciones Laborales por la UPV-UHU, nació en 1970 en Eibar, y ha sido concejal en Azkoitia e Ibarra. En 2002 formó parte de la Gestora que gobernó el Ayuntamiento de Zumarraga, tras el asesinato del concejal del PP Indiano. En 1988 se afilió al Partido Socialista de Gipuzkoa. En 1999, asumió, por primera vez, la Secretaría de Organización de este territorio, cargo que dejó en 2014 para pasar a convertirse en el número dos de la primera ejecutiva de Idoia Mendia.
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