Los motores electorales se encienden
La hipótesis de un adelanto de los comicios vascos en primavera de 2024 fuerza a los partidos vascos a anticipar sus estrategias de cara a los comicios
Los partidos vascos han encendido ya sus motores electorales. La hipótesis de un adelanto de los comicios autonómicos para primavera, aunque sigue siendo una especulación, circula como la pólvora en los mentideros políticos y ha forzado a los partidos vascos a adelantar sus estrategias y a prepararse ante la cita con los urnas. Íñigo Urkullu es el único responsable de diseñar el calendario electoral y lo único que ha trascendido hasta ahora es su deseo de que las autonómicas no se vean especialmente condicionadas por la dinámica de confrontación española que, con su hiperactuación y con el ruido mediático y social, beneficia sobre todo a los partidos de ámbito estatal en detrimento de los de obediencia estrictamente abertzale. El pulso entre Pedro Sánchez y la derecha trastoca de hecho la espina dorsal de la estrategia del nacionalismo.
Las fechas
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Junio La fecha de las autonómicas están en el aire. En 2020 se deberían haber celebrado el 5 de abril, pero la pandemia obligó a suspenderlas. Se abrió una ventana de oportunidad el 12 de julio y en esa fecha los vascos acudimos a las urnas, pero con una abstención cercana al 50%. De ahí que probablemente la nueva convocatoria huya de las fechas de las vacaciones. En este cúmulo de variables, el 9 de junio podría ser una jornada propicia.
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Marzo Sin embargo, el 9 de junio plantea un problema coincidirían con las europeas. El PNV recela porque el pulso entre PSOE y PP distorsionaría la campaña vasca. De ahí que la presidenta del BBB, Itxaso Atutxa, indicara esta misma semana la posibilidad de que se celebren en marzo.
Los más madrugadores han sido los socialistas vascos. El secretario general del PSE, Eneko Andueza, ha dado el pistoletazo de salida al anunciar su disposición a concurrir a las primarias de su partido para ser nominado como aspirante. No hay ninguna duda de que será el candidato a lehendakari de este partido y que jugará la baza de una izquierda útil, de gobierno, y no nacionalista, que intenta romper la polarización entre el PNV y EH Bildu. Frente al bucle identitario, los socialistas vascos se presentan como la izquierda transversal que pretende conectar con la Euskadi moderna de después del terrorismo. Eneko Andueza juega con el aval de haber ganado las últimas elecciones generales en Euskadi y va a explotar este argumento como principal activo de sus expectativas.
El PP vasco también perfila ya la candidatura de Javier de Andrés, que será probablemente su candidato si gana, como parece, la batalla interna como nuevo presidente de esta formación en el congreso regional de noviembre con una estrategia centrada en la recuperación del espacio moderado vasquista y centrista.
EH Bildu ha transmitido en los últimos meses un mensaje de tranquilidad al mundo económico
El PP vasco quiere poner toda la carne en el asador para rescatar ese sufragio, que cree que en su momento se fue a la opción jeltzale como una especie de 'refugio' natural frente al rupturismo abertzale, pero que en esta ocasión puede volver al centroderecha no nacionalista tradicional de donde desertó.
EH Bildu también afronta las elecciones con las pilas cargadas y la sensación de tener todo el viento a favor, como si existiera una inercia, una pulsión de cambio que le beneficia haga lo que haga. El pasado de la violencia y la ausencia por su parte de un relato autocrítico sobre lo que ETA supuso para este país, aparentemente, no le pasa factura. Los nuevos electores se ven atraídos por su oferta electoral, que prima más el acento en la izquierda que en la cuestión soberanista. Esa es una generación que apenas ha conocido lo que fue el terrorismo de ETA y a la que la batalla de la memoria le resulta lejana, una disputa clásica entre las élites políticas.
La disyuntiva de EH Bildu
Además, la coalición independentista también intenta lanzar mensajes tranquilizadores al mundo empresarial vasco. En los últimos meses, dirigentes de su Mesa Política han mantenido encuentros con responsables de la patronal vasca con un mensaje: vamos a gobernar, no vamos a hacer tonterías y podéis estar tranquilos. Y, ciertamente, en el ámbito empresarial vasco el recelo es hoy menor que el de hace unos años a un eventual triunfo de la formación independentista, que se ve complicado, sobre todo por el juego de las mayorías y las alianzas posteriores, pero tampoco imposible.
Mochila del pasado
EH Bildu, además, tendrá que elegir un candidato a lehendakari. La disyuntiva pasa por elegir a un histórico de consenso interno como Arnaldo Otegi, que también encierra la rémora de llevar en sus espaldas la mochila del pasado, u optar por un perfil de renovación y cambio, que supuestamente pretendería abrirse a sectores nuevos, incluso no estrictamente independentistas, y atraer al mundo de Elkarrekin Podemos, que intentará resistir con un espacio propio, posiblemente con el cartel de Miren Gorrotxategi.
Andueza jugará fuerte en las autonómicas la baza del PSE ganador en las generales
A su vez, los jeltzales tienen que tomar en las próximas semanas una decisión. la de nombrar a Iñigo Urkullu por cuarta vez candidato del PNV. Esa es la opción previsible, salvo sorpresa mayúscula de que Urkullu no quiera continuar y los jeltzales tengan que recurrir con urgencia a una alternativa para resistir la marea de EH Bildu con un mensaje que ofrezca confianza y seguridad a los sectores moderados del país, que no pierda voto fronterizo con el PP y el PSE, pero que a la vez no ponga en peligro su perfil soberanista. La cuadratura del círculo.
Abstención
Su reto es sacar a sus votantes tradicionales del nacionalismo de las aguas de la abstención o recuperar a quienes se fueron como opción de voto útil en las elecciones generales a favor de Sánchez o en las municipales y forales a favor de EH Bildu.
Urkullu tiene clara la estrategia pero se ve condicionado por los tiempos internos del PNV
Urkullu tiene bastante clara la estrategia electoral –centrada en una potente denuncia del catastrofismo de EH Bildu– pero se ve todavía condicionado por los tiempos del proceso interno del PNV para elegir las candidaturas. Las solución, en todo caso, en las próximas semanas.
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