Sonia Hernández, en la entrada del Gure Txoko de Valladolid.

Miradas vascas desde Castilla y León

Testimonios. Tres familias que un día decidieron dejar Gipuzkoa para comenzar otra vida en Valladolid y Salamanca, tienen hoy una cita con las urnas

Elisa López

San Sebastián

Domingo, 13 de febrero 2022, 09:03

El trabajo llevó a estas tres familias guipuzcoanas a vivir lejos de su tierra. Hoy hablan para este periódico de sus experiencias y de qué ... esperan del Gobierno que salga elegido este 13-F en Castilla y León, comunidad que se ha convertido en el paradigma de la España vaciada o, a juicio del donostiarra Javier Mohedas, «la España olvidada, un problema que necesita una solución urgente».

Publicidad

Ángel Ramos y Sonia Gutiérrez, Salamanca

«El turismo ya está explotado, ahora toca más industria»

Ángel, Sonia, Rubén y Álex, en la Plaza Mayor de Salamanca.

Hace siete meses los planetas se alinearon para que la familia de Ángel Ramos y Sonia Gutiérrez abandonara una vida establecida en Irun para comenzar otra nueva en Salamanca. Se lanzaron a la aventura, sin paracaídas, pero hoy son felices. «Necesitaba un cambio», confiesa Ángel. Un cambio que no buscaban, pero se presentó y lo aprovecharon. «Ángel es de Errenteria y, tras 21 años como director de informática en una empresa, necesitaba dar un giro a su vida. Y yo, que siempre he trabajado de dependienta, vi que mi puesto peligraba por culpa de la pandemia y, finalmente, me quedé en la calle. Entonces pensamos en hacer algo», cuenta Sonia. Eligieron Salamanca porque es la tierra de esta irunesa de nacimiento, pero castellana de corazón. Era el momento. «Me tiraba mi lugar de origen. Allí están mis padres y hermanos. Pensábamos dar este paso al jubilarnos, pero nos hemos adelantado», dice entre risas. Sin tener un empleo al que agarrarse, alquilaron un piso en el centro de la ciudad. Ahora, ambos tienen trabajo, Ángel está «encantado» y sus hijos, Álex y Rubén, se van haciendo a la nueva vida, aunque echan de menos la familia, la playa...

La cita electoral les pilló casi por sorpresa: «¡No me había planteado que tenía que ir a votar hasta que recibí una citación para estar de vocal en una mesa electoral! Menudo aterrizaje... Y hoy todavía no sé a quién votar. Creo que me voy a decantar por el partido que impulse la industria, que la fomente por encima del turismo o de otros sectores que están más explotados. Es que aquí hay poco trabajo», cuenta Ángel. Todavía se sienten más vinculados a la política vasca. No obstante, saben que «aquí siempre ha gobernado el PP, pero a ver qué pasa hoy...», dice Sonia.

Javier Mohedas, Valladolid

«Somos la España vaciada pero, sobre todo, la olvidada»

Javier Mohedas, en la Plaza Mayor de Valladolid.

Si algo espera Javier Mohedas de la cita electoral es que el próximo presidente de Castilla y León busque soluciones al problema de la España vaciada. «No sé quién ganará, si PP o PSOE, pero hay cuestiones que necesitan una respuesta urgente. Da pena ver tantos pueblos en los que no vive nadie. Esto es la España olvidada», asegura este donostiarra de 66 años, que lleva 36 en Valladolid, más de la mitad de su vida. Una oferta de trabajo de su mujer, también guipuzcoana, obligó a esta familia a dejar Andoain para instalarse en un destino del que no sabían nada. Se fueron con un niño de tres años y algo de incertidumbre, pero dispuestos a empezar de nuevo allí.

Publicidad

Javier Mohedas confiesa que se fue sin trabajo, pero se las apañó y no paró hasta su jubilación; montó un videoclub, repartió pan, hizo de camarero, trabajó de montador de muebles y fue camionero durante 22 años. Cuenta que en Valladolid nació su segundo hijo, que tienen nietos de allí y que ya no se mueven. No volverán a Andoain. Aunque, eso sí, una vez al mes regresan para visitar a su suegro y quedar con la cuadrilla. El vínculo sigue siendo estrecho: «Mantenemos los amigos. No hemos dejado de tomar vinos por Donosti ni de ir a la sidrería... También les hemos traído a esta tierra castellana, a comer un buen lechazo».

Sonia Hernández Albistegui, Valladolid

«Tenemos castillos maravillosos, no hay que ir al Loira a verlos»

Sonia Hernández Albistegui conoce bien la comunidad castellano-leonesa. Lleva más tiempo allí que en Eibar, donde nació hace 46 años. A los 18 ya se trasladó a Alicante a estudiar Óptica, allí conoció a su marido. Su primer trabajo les llevó a Palencia y, tras un tiempo en Medina del Campo, se ubicaron en Valladolid. Hoy, después de tantos años, ya pueden decir que se sienten en casa. «Los inicios fueron duros, no conocíamos a nadie. El nacimiento de mi primera hija, hace 16 años, fue un punto de inflexión. Gracias a la guardería empezamos a relacionarnos con otros padres y hacer amigos. A los de Eibar casi no les vemos; vamos poco porque mis padres están aquí», relata Sonia. Cuando nació su hija pequeña, de 11 años, se hicieron socios de Gure Txoko. «Un momento importante en nuestra vida. Es como una segunda familia. Organizamos muchas actividades: clases de euskera, excursiones a Euskadi, Tamborradas...», comenta.

Publicidad

A Sonia no le gusta hablar de política, «no tengo una opinión formada». Solo afirma que la gestión de la pandemia ha dejado mucho que desear, y lamenta que no se valore más la cultura: «Se fomenta el sector turístico, pero pediría que se explotasen otros reclamos, como los muchos y maravillosos castillos medievales que tenemos. Parece que hay que ir a ver los castillos del Loira, en Francia, cuando aquí tenemos verdaderas joyas».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad