Mila Esker homenajea a los ertzainas Mendiluze y González asesinados en Itsasondo hace 26 años
En un acto en su memoria en Beasain, un portavoz de la asociación ha recordado que fueron «víctimas del sinsentido de la violencia y de quienes aún hoy no siente vuestra ausencia»
La asociación Mila Esker ha rendido este viernes un homenaje en Beasain a los ertzainas Iñaki Mendiluze Etxeberria y José Luis González Villanueva, asesinados por Mikel Otegi el 10 de diciembre de 1995, a las puertas del caserío familiar en Itsasondo, hasta el que los agentes se habían acercado en labores de patrulla. Otegi disparó sendos cartuchos contra los agentes, que estaban situados a menos de dos metros, y a los que no dio opción de defenderse. Murieron en el acto. Solo se disponían a comunicarle una infracción de tráfico, pero no les dio tiempo a hablar.
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Sus compañeros han realizado esta mañana una ofrenda floral ante el monolito erigido junto a la Ertzainetxea de Beasain y han guardado un minuto de silencio en su memoria, acto al que se han sumado representantes de otras asociaciones policiales y sindicatos. Julio Rivero en nombre de Mila Esker ha recordado que los dos ertzainas Mendiluze y González fueron «víctimas del sin sentido de la violencia» y «de quienes aún hoy no sienten vuestra ausencia». Mila Esker ha remarcado que, «incomprensiblemente», ambos compañeros «no figuran como víctimas de ETA en los listados oficiales del Ministerio del Interior».
Otegi fue juzgado por primera vez por este crimen en 1997 y un jurado popular de la Audiencia de Gipuzkoa lo declaró no culpable de los cargos que se le imputaban, al aplicarle la eximente de trastorno mental transitorio. El veredicto fue anulado solo unos meses después por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), resolución que confirmó el Constitucional en 2004, pero el juicio no se pudo repetir entonces porque el asesino huyó de España para integrarse en ETA. Fue detenido en la localidad vascofrancesa de Irulegi en 2003, donde cumplió condena por pertenencia a asociación de malhechores hasta 2009, momento en que fue entregado a España.
En 2012, en un juicio en la Audiencia Nacional, Otegi fue condenado por los dos asesinatos a 25 años de cárcel y, a su vez, absuelto del cargo de pertenencia a banda armada. La sentencia narra que nada más asesinar a los agentes alardeó a través de la radio del coche patrulla de que había matado a «dos cipayos», y, minutos después, le comentó a un vecino: «Dos hijos de puta menos».
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