Primeras placas en memoria de los guardias civiles asesinados por ETA en San Sebastián
El Ayuntamiento recordará este sábado a dos agentes que sufrieron un atentado junto a Polloe en 1978
«¿Qué me va a pasar a mí, si yo no he hecho nada?». Con esas palabras se explicaba hace 45 años el joven guardia ... civil Miguel Ángel Íñigo Blanco cada vez que su familia trataba de disuadirle para que pidiera cambio de destino y se marchara de San Sebastián. No tuvo tiempo de solicitarlo, a los pocos meses de su llegada a la capital guipuzcoana, un 9 de mayo de 1978, sufrió un atentado de ETA en el barrio de Egia, junto al cementerio de Polloe. Miguel Ángel, de 23 años y natural de Holguera, en Cáceres, resultó herido de muerte y falleció seis días después en el hospital. En ese mismo atentado murió su compañero Juan Antonio Marcos González, nacido en Llanes y de solo 20 años.
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Los dos jóvenes agentes asesinados recibirán el sábado un homenaje póstumo de la ciudad en presencia de sus familiares. El Ayuntamiento de San Sebastián inaugurará, al mediodía en el mismo lugar donde ocurrió el atentado, en el paseo Gabriel Aresti, esquina con Ametzagaña, dos placas en memoria de los dos guardias civiles, serán de hecho las dos primera que recordarán a los once agentes del instituto armado asesinados por ETA en la ciudad. Con este tributo sumarán 26 las placas que el consistorio ha colocado, dentro de la iniciativa impulsada desde la pasada legislatura para dar visibilidad a las víctimas del terrorismo y la violencia política.
La noche del 9 de mayo, el Land Rover que prestaba servicio de protección al cuartel de Intxaurrondo, con cuatro agentes en su interior, pasaba por las cercanías del cementerio de Polloe, cuando fue ametrallado por dos terroristas que dispararon desde una tapia junto a la carretera. Miguel Ángel Íñigo, herido de extrema gravedad por varios impactos de bala fue trasladado a la Residencia. Juan Antonio Marcos, conductor del vehículo, murió en el lugar del atentado. Otros dos agentes, Juan Jiménez Bermúdez y José Amado Juan, resultaron heridos, pero lograron saltar del vehículo y repeler la agresión.
«Como tantos otros guardia civiles que cayeron asesinados en el País Vasco, iban de la academia derechos al matadero»
Josefa Íñigo Blanco
Hermana del agente Miguel Ángel Íñigo Blanco
«Yo era una niña de 7 años, pero siempre he tenido muy presente la memoria de 'Toño' gracias a lo que me contaban mis padres»
Pilar Marcos González
Hermana del agente Juan A. Marcos González
Josefa Íñigo Blanco, hermana de Miguel Ángel, recuerda en conversación con este periódico que su hermano, «como tantos otros que cayeron» asesinados en Euskadi, «iban de la academia derechos al matadero». Confiesa que «el dolor no se pasa», a pesar de los casi 45 años transcurridos desde aquella noche en la que desde el puesto de la Guardia Civil más cercano a su domicilio, en Holguera, les llamaron por teléfono para comunicarles que el joven agente había sufrido un atentado. Inmediatamente sus padres cogieron un taxi y emprendieron el viaje más difícil de su vida hacia la capital guipuzcoana. Todavía recuerda cómo Miguel Ángel decía a sus hermanos cuando llegó a su destino «que no se entere mamá que estoy en el País Vasco. ¿Cómo no se iba a enterar...?», relata Josefa con el pesar de que aquel día «no solo mataron a mi hermano, mi madre, María del Rosario, fue detrás de él, le entró una pena tan grande que no lo soportó». Josefa Íñigo y otro de sus once hermanos acudirán el sábado al homenaje. «Se lo merece y por eso estaremos allí».
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«Fueron unos días horribles»
Pilar Marcos también viajará a Donostia. Era una niña de 7 años cuando ETA acabó con la vida de su hermano Juan Antonio Marcos González, su querido 'Toño'. Sus recuerdos de aquel día son muy vagos, pero siempre ha tenido muy presente la memoria de su hermano gracias a lo que le contaron sus padres y su otro hermano José Luis. «Todos fallecieron y ya no puedo hablar de 'Toño' con ellos», se lamenta. Apenas recuerda aquella noche del atentado. «Tengo en la memoria que fueron días horribles. Para mí supuso además un cambio muy grande, dejamos Sarria donde vivíamos, porque allí estaba destinado mi padre que también era guardia civil, y por seguridad nos fuimos a Lugo», relata.
«Recuerdo a mi hermano como una persona muy querida, cariñosa, amable, de carácter muy afable y un gran amante de la mecánica y los coches. 'Toño' tenía novia desde los 14 años y en sus planes estaba casarse pronto», repasa. Pilar Marcos comparte la necesidad de recordar a las víctimas con homenajes como el del sábado: «A mis padres les gustaba participar en esos actos. Siempre pensaban que las víctimas son todas iguales, pero es cierto que al principio a las familiares de asesinados se les trataba de otro modo. A mi madre eso le dolía, no creía que tuviera más derechos que otros, pero no entendía que hubiera que tapar algo así».
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