Incógnitas en la carrera hacia Ajuria Enea

Despejada ya la investidura de Pedro Sánchez, y constituido el nuevo Gobierno de coalición PSOE-Sumar, se abre el camino que desembocará en las próximas elecciones vascas, las más reñidas en el seno del nacionalismo desde el inicio del sistema autonómico. PNV y EH Bildu se convierten en algunos de los actores principales, aunque no los únicos, de un duelo por la hegemonía que va a permitir poner el foco en la realidad de Euskadi después de un largo tiempo en el que la política española lo ha atrapado todo en sus redes. Lo hacen en un contexto de incertidumbre sobre el futuro y bajo incógnitas relevantes. ¿Cuáles serán finalmente sus candidatos a lehendakari?

Por ahora, lo único oficial es la nominación del socialista Eneko Andueza como aspirante a lehendakari, dispuesto a jugar la baza del cambio desde la izquierda templada. Pero ni el PNV ni EH Bildu han tomado aún una decisión al respecto y se miran de reojo para ver quién da el primer paso y mueve pieza en el tablero.

La dirección del PNV tiene previsto iniciar en los próximos días su proceso interno. Lo harán con una conversación formal con el lehendakari Iñigo Urkullu, que es el claro favorito a repetir. Sería la cuarta vez que se presenta, lo que supone todo un récord, después de tres legislaturas.

Sin embargo, los jeltzales mantienen el enigma, lo que da pie a la duda. Por un lado, el PNV aprecia que Urkullu, que tiene 62 años, representa un valor seguro, experimentado, con un proyecto que quiere culminar y no abandonar cuando arrecian las dificultades. Quienes lo ven así lo describen como un muro de contención de una eventual marea de EH Bildu. Pero su continuidad encierra también riesgos. Desde dentro se insiste en que no hay una pulsión de cambio, pero sí se detecta desgaste de materiales. Sobre todo cuando en los últimos tiempos se empiezan a registrar probemos de en la gestión. Osakidetza sería un botón de muestra, al igual que Educación. Según este diagnóstico, Urkullu no sería un revulsivo. La propia EH Bildu piensa que ha empezado a dejar de dar miedo entre ciertas clases medias tras su giro posibilista.

De una forma soterrada en el PNV se vive un primer debate sobre el cartel a Lehendakari aún en voz baja. Urkullu, al parecer, aún no ha comunicado al EBB cuál es su disposición personal para continuar o no en el cargo.

No obstante, y con independencia de que este extremo se aclare, el PNV tiene ante sí un proceso interno complejo que arbitra una consulta en doble vuelta entre sus bases. Todo quedaría bastante zanjado si Urkullu quiere seguir. Pero si no, o si hay dudas sobre su tirón electoral, ¿tendría el PNV margen de maniobra para nombrar una alternativa?

La presión del calendario es evidente. Si los comicios se adelantan a marzo, como parece, los jeltzales tienen menos margen de maniobra para cambiar de cartel porque y menos tiempo para rodar un aspirante nuevo. Los nacionalistas huyen de cualquier imagen de conflicto interno -están vacunados desde la escisión- buscarán mantener las formas a toda costa y un retrato de unidad interna. El reto es conectar con las nuevas generaciones. Antes de Navidad habrá decisión.

¿Tiene alternativas serias Urkullu para ser relevado? Se trata de un asunto que el PNV considera que debe manejarse dentro del partido con una enorme discreción. Primero porque aún no ha tanteado ni siquiera a sus bases. Además, esta incertidumbre refleja también una reflexión que en el pasado no afloraba. O cuando menos ha abierto un debate inexistente. De hecho, en algunos cuadros del PNV de Bizkaia empieza a circular una hipótesis novedosa que apunta a un posible cartel diferente por si al final Urkullu no es el candidato. Se trataría de Izaskun Bilbao, la eurodiputada en Estrasburgo, una veterana jeltzale curtida en mil batallas y a la que se ve con un perfil institucional solvente. En este momento no pasa de ser rumorología, pero las fuentes consultadas advierten que el sistema del PNV es tan abierto que da pie a que pueda saltar una sorpresa inesperada.

La otra variable por despejar afecta a EH Bildu. Arnaldo Otegi dejó ayer la puerta abierta a no ser él el que se presente. Aseguró que, de hecho, ya ha tomado la decisión, que ha tenido en cuenta razones familiares y que ahora quiere también socializar su postura con las bases de la izquierda independentista. En ese contexto se sitúa también su apuesta por presentarse como candidato a coordinador general de EH Bildu en el congreso que se ha adelantado a septiembre de 2024.

Esta pretensión de concurrir al liderazgo interno alimenta la opción de que Otegi no será el candidato a lehendakari. En todo caso se visualiza un debate latente en el seno de la izquierda soberanista vasca. Nadie duda de la 'autoridad' de Otegi, de su carisma interno y su capacidad de representar la. síntesis. Es el referente del gran cambio estratégico de la izquierda abertzale a la hora de apostar por las vías políticas y democráticas. Pero a la vez su perfil de histórico es también un elemento vulnerable que puede ser utilizado por sus rivales y que puede complicar el proyecto prioritario de EH Bildu de abrirse a nuevos sectores sociales y políticos de izquierda. Este es el dilema que EH Bildu tiene que resolver en las próximas semanas Y si no es Otegi el candidato, los nombres que se apuntan para ser el cartel electoral representan a una nueva generación de EH Bildu que ha tomado las riendas: Peio Otxandiano, actual secretario de Programas de la Mesa Política, Mertxe Aizpurua, portavoz en el Congreso, y Nerea Kortajarena, portavoz en el Parlamento Vasco, podrían estar en el banquillo a la espera de jugar el partido.

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