El nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, con un avasallador 98,3% de apoyos, ya ha dado todo un volantazo a las maneras histriónicas ... con las que el partido venía ejerciendo su acción política. El aún presidente de la Xunta entierra la radicalidad que en muchas ocasiones exhibía su predecesor y sustituye aquellos grotescos insultos al adversario por la búsqueda de pactos de Estado que, sin duda alguna, aliviarán a Sánchez en la Moncloa.# Feijóo devuelve al partido a la moderación perdida de la que nunca debió salir y se resitúa en la centralidad política para recuperar el espacio perdido tras haberse escorado demasiado a la derecha por la competencia de Vox. El lenguaje del nuevo líder del PP, que defiende la diversidad de España y el «bilingüismo cordial», suena a un nuevo tiempo y dibuja una ambiciosa alternativa de gobierno a Sánchez, aunque no desvela si para esa meta necesitará de los apoyos del partido de Abascal. # Feijóo sabe que no tiene mucho tiempo para preparar el asalto a la Moncloa. Para ese objetivo echa mano de la experiencia de piezas estratégicas en los ejecutivos autónomos donde gobiernan -Galicia y Andalucía sobre todo- y al mismo tiempo controla y reduce a Madrid la influencia de Ayuso, quien estuvo deslavazada en su discurso congresual.
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El PP vasco toma buena nota del giro que activa Feijóo, sobre todo tras quedarse fuera del pacto educativo. El congreso regional está a la vuelta de la esquina y tras la catarsis sufrida no parece que Feijóo permita que afloren más luchas internas en la formación de la nueva dirección en Euskadi. Iturgaiz, elegido por Casado para apagar el gigantesco incendio que supuso el cese de Alonso, deberá sondear con el propio Feijóo, que sigue sin dar pistas, si tiene su plena confianza para liderar este nuevo tiempo en el que el PP pueda influir en los pactos estratégicos de Euskadi.
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