EH Bildu
Escalada al poder sin hacer ruidoGiro. EH Bildu ha planificado su ascenso con un discurso sin aristas, alejado de las consignas revolucionarias del pasado. Se trata de 'pescar' en los caladeros del PNV y de Elkarrekin Podemos
La foto del pasado día 13 en la que Pedro Sánchez estrecha la mano de Mertxe Aizpurua refleja el sorprendente recorrido realizado por EH Bildu, un giro copernicano que ha llevado a la izquierda abertzale desde las pancartas más activistas hasta un pragmatismo político que ha desembocado en pactos con sus no hace tanto tiempo acérrimos enemigos. Atrás han quedado los postulados revolucionarios y justificadores de la violencia para pisar ahora la moqueta del Congreso y del Senado sin ningún tipo de complejos. Y es que la coalición independentista ha apostado por convertirse en una formación homologable al resto y además ha abrazado con entusiasmo su nueva posición como grupo clave para que el presidente en funciones vuelva a ser investido.
Las fortalezas
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1 El trabajo de cohesión interna que ha permitido a EH Bildu virar al pragmatismo sin que se produjeran escisiones en la izquierda abertzale.
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2 Los pactos alcanzados en el Congreso les han otorgado un marchamo de partido en el que se puede confiar, restando protagonismo al PNV.
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3 No gobiernan las principales instituciones y no cargan con errores de gestión. En Gipuzkoa perdieron la Diputación en 2015 pero hoy están al alza.
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4 Han incorporado caras nuevas en las listas electorales, jóvenes que no llevan el lastre de los años del plomo. Muchas de ellas son mujeres.
Los seis escaños de la coalición valen su peso en oro, como los cinco del PNV, con quien ha competido en protagonismo en la Cámara baja. La izquierda abertzale ha transitado de negar legitimidad a las Cortes como una institución que no reconoce los derechos nacionales de Euskadi a convertirse en sostén de un gobierno bipartito de PSOE y Sumar.
EH Bildu va a continuar con esta estrategia a la vista de los buenos resultados que le está dando. En esta mutación no solo no se ha dejado pelos en la gatera, sino que ha logrado en las últimas elecciones generales ser la primera fuerza en Gipuzkoa, como ya lo fueron en las forales y municipales. Además, el último Sociómetro de la Diputación indica que es la única formación que sigue al alza.
Las debilidades
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1 Siguen sin condenar la violencia de ETA, lo que les impide llegar a pactos con otros grupos hasta que no den este paso esencial.
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2 El giro de EH Bildu puede no ser creíble si Otegi es el candidato a lehendakari, símbolo durante años de la izquierda abetzale dura.
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3 No ha habido escisiones, pero sí han surgido voces críticas, como las de los jóvenes de Mugimendu Sozialista, a las que han restado importancia.
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4 Una gestión que, más allá de los ayuntamientos, no se puede contrastar. Los antecedentes en Diputación y Donostia son una baza para el PNV.
Su objetivo es seguir sumando cotas de poder llevando a cabo una política con el menor ruido posible, dejando atrás las líneas rojas y cualquier asomo de discurso rupturista. Este es el camino que se ha trazado para atraerse a votantes del PNV y de Podemos. De hecho, la formación morada ve con preocupación que parte de su discurso se lo ha apropiado Bildu.
No obstante, si la coalición quiere hacerse con estos apoyos de forma estable deberá presentar un perfil alejado de la connivencia que durante años mantuvo con ETA, pero aquí tiene un problema. La izquierda abertzale ha dado pasos para desvincularse de los años del plomo. La victoria de la ponencia 'Zutik' que defendía las vías políticas frente a los postulados del núcleo duro de ETA fue clave para que se iniciara el proceso hacia el fin del terrorismo. Además, la conferencia de Aiete y los nuevos estatutos de Sortu consolidaron esa vía. Sin embargo, la renuencia en no condenar aquellos actos bárbaros, la tardanza en desvincularse de los 'ongi etorri' a los presos o la inclusión de miembros de ETA en las listas electorales, algunos con delitos de sangre, siguen siendo un lastre para consolidar su nueva imagen. Esta sombra que les persigue impide que lleguen a pactos de gobierno con otras formaciones, lo que en la práctica cortocircuita sus intentos de ser alternativa al PNV y a los ejecutivos de coalición de éstos con el PSE.
Nuevo escenario
No obstante, Otegi, Díez y Etxeberria, entre otros dirigentes, han trabajado para que ese mundo, que ha vivido décadas apoyando a ETA girase y aceptase un nuevo escenario alejado de la violencia, sin que se produjeran escisiones. Más allá de los desmarques de ATA o, en otra línea, las críticas de los jóvenes de Mugimendu Sozialista, el tránsito ha resultado pacífico, al menos de puertas afuera.
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En este marco donde ha quedado claro que la sociedad vasca repudia la violencia y que incluso cada vez se muestra menos independentista –la evolución del procés sirve de antídoto– la estrategia de EH Bildu seguirá siendo ahondar en las vías democráticas y pacíficas, en un difícil equilibrio para no soliviantar a los irreductibles que todavía permanecen en su seno.
Además de la vía política, la otra senda que la coalición abertzale debe recorrer es la de presentarse como una formación capaz de gestionar el país. Para ganarse la confianza de los ciudadanos moderados y ensanchar su base electoral, la estrategia de la coalición independentista pivota en hacer olvidar la época en la que la izquierda abertzale jaleaba las acciones terroristas de ETA, justificaba el 'impuesto revolucionario' o la comisión de secuestros a cambio de suculentos rescates.
En este ámbito el giro también ha sido radical. EH Bildu no ha renunciado a un programa de izquierdas, pero sabe que no puede alcanzar el poder sin normalizar sus relaciones con el mundo de la empresa y de las finanzas.
EH Bildu se ha empleado sin complejos en esta nueva estrategia, en este caso de la mano de Peio Otxandiano, secretario de Programa. El banderín de salida se dio el pasado 6 de marzo cuando el coordinador de EH Bildu, Arnaldo Otegi, participó en Bilbao en el Fórum Europa ante la 'crème de la crème' industrial y financiera. El día 21 de ese mismo mes la coalición invitó a la élite económica a un acto en el Euskalduna para presentarles su programa.
Las bases del mismo se encuentran recogidas en el documento 'Euskal Eredua', donde se apuesta por una soberanía estratégica sostenida en un tejido industrial arraigado en Euskadi, así como en la suficiencia alimentaria y la energética. Esta última explica el apoyo a los parque eólicos, un auténtico anatema para la izquierda abertzale tradicional.
Críticas de ELA
En consecuencia, un discurso nada estridente y plenamente en consonancia con una izquierda posibilista europea. Tanto es así que a EH Bildu le han llovido críticas muy duras desde ELA. El interés por no significarse en exceso en cuestiones donde pueden salir escaldados les ha llevado a apenas responder al sindicato mayoritario ni tampoco al PNV cuando les ha acusado de manejar en la sombra las huelgas que están calentando este otoño.
La estrategia pragmática se mantendrá. EH Bildu permitió en la pasada legislatura la aprobación de los presupuestos de Pedro Sánchez y los de María Chivite en Navarra, facilitando además a esta última la reelección como presidenta de la Comunidad foral. También se muestran favorables a actuar de la misma manera con las cuentas de la Diputación de Gipuzkoa. Y, como colofón a este 'aggiornamiento', darán sus seis votos en el Congreso para que Sánchez permanezca en la Moncloa.
En definitiva, un plan de ascenso a la cumbre del poder basado en esperar pacientemente a que caiga la fruta madura, en lugar de agitar el árbol.
El guru del partido Peio Otxandiano
En la sala de máquinas para virar el rumbo
Peio Otxandiano (Otxandio, 1983) ha sido determinante en el giro dado por la izquierda abertzale hacia el pragmatismo. Este Ingeniero de Telecomunicaciones es en la actualidad director de Programas de EH Bildu. Proviene del núcleo duro de Sortu. Fue concejal durante varios años en su localidad natal. En 2016, con 33 años y junto a Miren Zabaleta, fue el encargado de sentar las bases de la refundación de Sortu, donde hasta 2021 desempeñó la misma función que ahora en EH Bildu. Este pedigrí en la izquieda abertzale ha facilitado que su clara apuesta por conducir a la coalición por derroteros alejados de los postulados clásicos haya llegado a puerto. De hecho, él ha sido el principal impulsor del acercamiento al mundo empresarial.
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