Crisis imbatible

El foco ·

Javier Roldán Moré

San Sebastián

Miércoles, 14 de julio 2021, 06:57

La crisis de Gobierno de Sánchez, materializada de manera sorpresiva a modo 'rompe y rasga', ha sido la remodelación más abrupta de la democracia que ... se ha vivido intramuros de Moncloa. Liquidar de un plumazo a tu 'núcleo duro' del ejecutivo y al ungido todopoderoso jefe de gabinete, Iván Redondo, con reproches mutuos por el traumático divorcio, deja entrever que la acción del Gobierno hacía aguas por más de una vía cuando se acerca el ecuador de la legislatura. En este revolucionario cambio ministerial sorprenden varios movimientos, aunque destaca la manera con la que Sánchez liquida sin miramientos a quien fue el muñidor de los indultos de los presos del procés, al ya exministro de Justicia Juan Carlos Campo, y al mismo tiempo pone en manos de Iceta la cartera de Cultura, después de haberle fichado como 'gurú' de la Política territorial. Parece que el presidente, una vez actuado con 'magnanimidad' con el caso catalán y haber recibido una catarata de críticas -incluidas las de sus propias filas- ha decidido ondear las esencias del partido y reforzar su posición de la mano del PSOE en el momento en que siente en el cogote el aliento de las encuestas y tras sufrir en mayo un amargo 'ayusazo' que ni sus propios más cercanos veían venir. El presidente apuesta por la política que se sustenta en la estructura partidaria y prescindir de experimentos y estrategias ajedrecistas.

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El nuevo gobierno de Sánchez, que ayer lució palmito por los jardines monclovitas, tiene 30 meses por delante para demostrar que juega bonito y mete goles. Todo un reto porque los nuevos ministros proceden de la política municipalista y carecen de experiencia ministerial. Es ahí donde Sánchez tendrá que demostrar su liderazgo y su capacidad para forjar un equipo que cometa los menos fallos posibles. Porque ahora tiene menos defensas en los que parapetarse en el Congreso, tras la marcha de Calvo y Ábalos. Necesitará un 'stopper' en el Congreso que se anticipe y frene a las acometidas de la derecha porque, de lo contrario, Sánchez sudará la gota gorda para llegar con los menos rasguños posibles al final de la legislatura.

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