Cercanos en la distancia ante el 12-J

Aunque pueda sorprender a muchos, las elecciones vascas están a la vuelta de la esquina: la medianoche de este jueves dará comienzo la campaña más atípica que se recuerda. Mientras Euskadi se despereza tras meses de restricciones para dar sus primeros pasos en eso que se llama 'la nueva normalidad', recién estrenado un verano extraño en el que elegir un destino vacacional no será la principal preocupación para un buen número de vascos, los partidos se preparan para una campaña en la que habrá que guardar las distancias mínimas y conectar con una ciudadanía con la cabeza en otras preocupaciones. A pesar de ello, las elecciones del 12 de julio marcarán el rumbo de Euskadi en los próximos cuatro años, por lo que los candidatos a lehendakari de los cinco partidos con mayor representación en el Parlamento llaman a participar en los comicios a pesar de las dificultades que conlleva un contexto de pandemia por Covid. DV les reunió este viernes por primera vez tras su proclamación oficial como candidatos en un espacio idílico como Chillida Leku, donde las distancias físicas se podían mantener sin problemas mientras un tono de cercanía se iba haciendo presente entre los contrincantes políticos. Una pequeña tregua antes del fragor de la campaña.

También es verdad que hay que tener muchas ganas de pelea para discutir en un entorno como Chillida Leku, cuyas campas irradian paz y equilibrio, con las esculturas del genial artista donostiarra diseminadas por el césped que rodea el caserío Zabalaga. Allí no hay lugar para la tensión. Y desde el primer momento se observa que los candidatos apuestan por un encuentro de guante blanco. Iñigo Urkullu (PNV), Maddalen Iriarte (EH Bildu), Miren Gorrotxategi (Elkarrekin Podemos), Idoia Mendia (PSE-EE) y Carlos Iturgaiz (PP+Cs) llegan al museo hernaniarra con sus mascarillas a mano, pero pronto se dan cuenta de que la distancia mínima de 1,5 metros es tan fácil de respetar que pueden moverse sin necesidad de protección. Un factor que contribuye a que las conversaciones cruzadas fluyan entre ellos.

Los cinco aspirantes a lehendakari -con mayoría femenina de tres a dos- habían coincidido en alguna ocasión, en las reuniones que Urkullu convocó en Lehendakaritza antes de suspender las elecciones del 5 de abril por la pandemia y para retomar la convocatoria electoral tras el confinamiento, pero nunca habían compartido un encuentro en un espacio abierto y sin un orden del día al que atenerse. La mayoría de ellos se conoce desde hace años -Miren Gorrotxategi es la única novata en lides electorales-, por lo que entre foto y foto empiezan a surgir las preguntas por la familia o algunas anécdotas de otros tiempos. El debate político está vedado de antemano, así que la distensión preside todo el recorrido.

Mikel Chillida, nieto de Eduardo y responsable de comunicación del museo, invita a los candidatos a pisar el césped con total tranquilidad. «Llevamos tres meses cerrados, así que la hierba está deseando sentir las pisadas», bromea mientras ejerce de anfitrión junto a la directora del museo, Mireia Massagué. Los cinco invitados no tardan en tomarle la palabra y comienzan a seguir a los fotógrafos a través de unas campas que lucen un verde espectacular.

Llega el momento de colocarse para la primera fotografía y empiezan los comentarios sobre la altura. Iriarte está situada junto a Mendia y lamenta que puede salir «bajita» al lado de la líder socialista, que responde que no le importaría prestarle algo de su altura. Tras el primer posado y mientras se desplazan hacia una nueva escultura, los candidatos se relajan y empiezan a romper el hielo. Iriarte felicita a Urkullu tras haber sido aitona por primera vez hace unos meses y empiezan a preguntarse por los hijos. Los del actual lehendakari eran unos veinteañeros cuando Urkullu tomó posesión hace ocho años, pero ya bordean la treintena y han empezado a volar del nido familiar. «Y yo tengo tres hijos, pero qué te voy a contar a ti que tienes cinco», le comenta a Iriarte en tono jocoso.

La conversación sobre los hijos deriva hacia otra sobre los perros, y el diálogo se anima porque resulta que todos los candidatos son amantes de los canes. Aunque se inicia por un motivo triste. Iriarte recuerda que hace un tiempo murió atropellada su perra y lamenta medio en broma que «era la única que me hacía algo de caso en casa». Urkullu entiende perfectamente su dolor y desvela que hace apenas una semana falleció uno de sus dos perros, 'Mus'. «¿El pitbull?», se interesan el resto de los aspirantes. «No, ese es 'Atx', 'Mus' era un yorkshire». Pese a la pérdida, Urkullu tiene pocas dudas de que 'Atx' no tardará en contar con un nuevo compañero de juegos. «Alguien estará pensando ya en eso... Bueno, en concreto, mi mujer».

La conversación sobre los perros lleva a intervenir a Carlos Iturgaiz, que cuenta que tiene dos caniches. También Mendia y Gorrotxategi confiesan su pasión por los perros, así que de pronto todos descubren que tienen cosas en común más allá de las diferencias políticas.

Esta precampaña es especialmente atípica porque se viene arrastrando desde febrero, cuando el lehendakari decidió disolver el Parlamento y adelantar las elecciones al 5 de abril. La irrupción de la pandemia semanas después de aquella convocatoria provocó una situación insólita: por primera vez en la historia, unas elecciones vascas tuvieron que ser suspendidas 'sine die'. La fijación de una nueva fecha electoral ha sido polémica en los últimos meses, ya que EH Bildu y Elkarrekin Podemos eran partidarios de esperar a septiembre para celebrar los comicios, pero una vez que ya está fijada la fecha del 12-J, tampoco quieren darle muchas más vueltas a esa cuestión. Después de tanto tiempo con las elecciones en el horizonte, ¿hay ganas de que la campaña empiece de una vez? «Hay ganas de que termine», responden Urkullu y Gorrotxategi casi al unísono, lo que provoca una carcajada general.

A los candidatos se les va a hacer raro afrontar una campaña en la que los actos electorales deberán ser totalmente asépticos. «Será extraño no poder acercarse a la gente o que te abracen después de un acto», comenta Iriarte. «Sí, vamos a perder esa parte en la que los ciudadanos se acercaban a trasladarte sus preocupaciones después de un acto», lamenta Urkullu.

Llega el momento de hablar de la 'nueva normalidad' y del efecto que esta puede tener en la sociedad vasca o sus instituciones. Al conversar con los responsables de Chillida Leku sobre las perspectivas de visitantes que manejan para este verano, Iturgaiz llega a la conclusión de que «los próximos meses tendrá que levantarlos el turismo nacional», aunque se muestra convencido del gancho que mantiene Euskadi como destino turístico.

También salen a colación las dificultades que se han derivado del confinamiento y la necesidad de trabajar desde los domicilios. «A mí me daba la sensación de que al final estabas todo el día enganchada al ordenador o el teléfono», señala Iriarte, que recuerda la anécdota de una rueda de prensa por videoconferencia «en la que antes de empezar se veía a un periodista bastante ligero de ropa y, por detrás, pasó una chica aún más ligerita». «Eso suena como el caso de aquel periodista, Merlos», apunta alguien. «Sí, pero esto ocurrió antes de aquello... ¡Y era un periodista vasco!», replica la candidata de EH Bildu.

La charla discurre por una senda distendida, así que hay que ponerle algo de pimienta. ¿Y qué pasa con la final de Copa entre la Real y el Athletic? «No vayamos por ahí...», ironiza Mendia, que no oculta su afición por los rojiblancos. En este punto, Iriarte se reivindica como «la única guipuzcoana» entre cuatro candidatos vizcaínos y deja claro que ella va con la Real. Iturgaiz muestra su deseo de que la afición del Athletic pueda volver a sacar la 'gabarra' después de tantos años, mientras que Urkullu y Gorrotxategi -que tiene sangre vizcaína, pero también guipuzcoana- evitan pisar charcos en esta cuestión.

Los fotógrafos terminan su trabajo y llega el momento de las despedidas. «La próxima, en la televisión», comenta algún aspirante en referencia al debate electoral que tendrá lugar en el ecuador de la campaña. Los candidatos suelen recelar de este tipo de encuentros porque no saben con certeza lo que se van a encontrar en ellos, pero dejan Chillida Leku con caras relajadas. Este museo mágico ha obrado el milagro y no se aprecia ni rastro de crispación preelectoral. Al menos, hasta que este jueves se levante el telón de la campaña.