Un aldabonazo necesario

Urkullu necesita reconstruir una épica en torno a su gestión para replicar la presión creciente y el marcaje de EH Bildu

Alberto Surio

San Sebastián

Martes, 29 de agosto 2023, 06:43

El lehendakari abre hoy el nuevo curso, el último de legislatura, con los focos puestos en la la recta final de su mandato. Las luces ... apuntan a la gestión de la Sanidad y de los servicios públicos, a la economía y al empleo, y al autogobierno, como prioridades de su discurso. Lo veremos en el Pleno del día 14 de septiembre. Urkullu tiene que hacer un esfuerzo pedagógico especial para centrar su relato en los retos pendientes, los que le pueden permitir al nacionalismo institucional recuperar la iniciativa con energía frente a una EH Bildu que se reivindica como alternativa y que va a utilizar todo su argumentario para degastar a los jeltzales y al PSE. Por eso, Urkullu va a tener que emplear toda su artillería dialéctica posible. La batalla se va a dirimir en la centralidad moderada de un país que, muy mayoritariamente, nos guste o no, ha pasado la página del pasado. ¿Quién transmite mayor confianza? Ese es el quid de la cuestión.

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Urkullu se juega mucho este año. Necesita empujar con hechos y con resultados una estrategia de país con la que la coalición PNV-PSE aspira a seguir siendo un eje de centralidad. Necesita contrarrestar el argumentario de EH Bildu, que considera agotado al actual Gobierno de coalición; necesita un mensaje que dote de mayor épica a la reivindicación del lehendakari, pero siendo consciente de que la mayoría no está por aventuras y que el debate del cambio de estatus puede quedar en agua de borrajas si no se sustenta en una sólida mayoría social detrás, lo que está aún por ver. La cuadratura del círculo,

En estas coordenadas, Urkullu se centrará en la gestión de Osakidetza, en la situación económica y en el empleo. No nos engañemos, frente al manejo de las cifras y las estadísticas será el déficit en los servicios públicos, en concreto en la Sanidad, lo que va a estar en el ojo de la tormenta: la devaluación del servicio, la falta de especialistas, la crisis de la atención primaria y la presión de los usuarios describen un problema que se veía venir desde hace tiempo -el baby boom era previsible- y ahora parece que todo el mundo se siente desbordado y se lleva las manos a la cabeza. Lamentos tardíos. El oasis vasco ha terminado como un espejismo. Ha fallado una mayor planificación estratégica, aunque no es un problema privativo de Euskadi, ahora lo pagamos todos.

La política española deshoja la margarita bajo una incógnita que se va a despejar en 30 días. El pacto de investidura entre Sánchez y los soberanistas requerirá también de un acuerdo profundo que implique también al Gobierno Vasco, a la orientación de sus políticas públicas, al TAV y a la voz de Euskadi en las instituciones europeas. ¿Cuál es la baza con la que nos puede sorprender Urkullu? El día 14 saldremos de dudas.

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