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Una celebración del Aberri Eguna en Bilbao con presencia de un grupo de joaldunak. Reuters
Aberri Eguna, el gancho de una nación en pleno cambio de época

Aberri Eguna, el gancho de una nación en pleno cambio de época

El nacionalismo vasco adapta la llama de su histórica pulsión identitaria en una sociedad cada vez más líquida y con menos certezas ideológicas

Alberto Surio

San Sebastián

Viernes, 18 de abril 2025, 00:15

El Aberri Eguna se celebra el domingo en un contexto en el que el nacionalismo vasco ha redefinido su tradicional agenda identitaria y simbólica para adaptarse a un perfil anclado en el autogobierno como garantía de bienestar económico. La fiesta y la reivindicación política confluyen en un momento de cambio social en el que los partidos reactivan el debate del futuro estatus de autogobierno de Euskadi.

El nacionalismo vasco comenzó a celebrar la fiesta del Aberri Eguna en 1932, en plena Segunda República. El PNV realizó la primera convocatoria aquel año. Algunos historiadores apuntan que aquel Domingo de Resurrección se cumplían las Bodas de Oro del día en el que los hermanos Arana -Luis y Sabino- se 'convirtieron' al nacionalismo vasco. Otros investigadores han querido ver en la elección de este domingo un carácter muy religioso de aquel movimiento nacionalista. E incluso los hay quienes, con escaso rigor, han visto la alargada sombra del nacionalismo irlandés, que hunde sus raíces en la revuelta de Pascua de 1916.

Pero, ¿qué sentido tiene este ritual en la actual coyuntura de mudanza? ¿Vive la mayoría de la sociedad vasca como fiesta nacional de Euskadi? Las preguntas reabren un debate sobre las señas de identidad del nacionalismo vasco pero también tocan algunas claves sobre los procesos de 'construcción nacional', y sobre los elementos de integración en los que deben sustentarse. Si la nación es un plebiscito cotidiano como señaló en el siglo XIX el francés Ernest Renan, la fiesta del domingo muestra todas las paradojas que encierra la discusión. En los últimos años se ha planteado incluso el debate sobre el traslado de su fecha teniendo en cuenta que el Domingo de Resurección coincide con el ecuador de las vacaciones de Semana Santa.

¿Qué significado encierra a día de hoy, con este tablero tan versátil, el Aberri Eguna? Dos sociólogos y un politólogo analizan la pregunta y ponen sobre la mesa sus respuestas.

«La fecha ha de servir como factor aglutinador de la diversidad nacional»

Juanjo Álvarez Catedrático de la UPV-EHU

«La fecha ha de servir como factor aglutinador de la diversidad nacional»

Según Juanjo Álvarez, catedrático de Derecho Internacional Privado de la Universidad del País Vasco, el sentido de celebrar el Aberri Eguna este año 2025 puede entenderse como la reivindicación de que es posible convivir entre diferentes, y mantenerse unidos en la diversidad. «Esta visión inclusiva de nuestro concepto y sentimiento de nación vasca, ¿desnaturaliza o refuerza el sentimiento de identidad nacional vasca? Creo que ha de servir como factor aglutinador de lo que somos, una realidad nacional abierta y plural, definida por identidades duales, por el reconocimiento de un sentimiento de pertenencia complejo; ello supone aceptar y valorar, faltaría más, la libertad individual y la diversidad nacional».

Álvarez –que es secretario de Globernance (Instituto para la Gobernanza Democrática)– se muestra convencido de que «pese a quienes niegan tal realidad, Euskadi es una nación política que emerge tras un proceso de institucionalización y a partir de un hecho social que trae causa a su vez de la nación cultural de Euskal Herria. La nación política no se limita al ejercicio de esos derechos históricos. Los derechos históricos han contribuido a configurar la nación vasca y suponen el elemento legitimador de nuestro poder constituyente: el hecho singular que nos permite ir creciendo como nación», precisa en su respuesta.

Juanjo Álvarez bucea en la historia para explicitar su opinión. «Frente a la ecuación decimonónica 'a cada Estado una sola nación y a cada nación un solo Estado,' hoy día no es posible concebir y gobernar la complejidad de la vida en sociedad adscribiendo un solo 'demos'; o sujeto político por democracia».

En opinión del catedrático de Derecho Internacional Privado de la UPV, «las teorías clásicas ni se lo plantean, pero el principio de igualdad que se predica y proyecta sobre los ciudadanos debe también proyectar su operatividad a los restantes 'demos' en democracia».

Para Alvarez, sólo así, «abriendo la mente política ante la complejidad sobrevenida de esos principios y valores clásicos será posible responder a los retos que plantea que una realidad democrática tan diversa y heterogénea como compleja».

Y es que Alvarez cree en su diagnóstico que, pese a quienes niegan tal realidad, «Euskadi es una nación política que emerge tras un proceso de institucionalización y a partir de un hecho social que trae causa a su vez de la nación cultural de Euskal Herria».

«La nación política no se limita al ejercicio de esos derechos históricos. Los derechos históricos han contribuido a configurar la nación vasca y suponen el elemento legitimador de nuestro poder constituyente: el hecho singular que nos permite ir creciendo como nación», opina el catedrático Alvarez.

«Los nuevos contextos sociopolíticos desdramatizan al nacionalismo»

Ander Gurrutxaga Catedrático de Sociología

«Los nuevos contextos sociopolíticos desdramatizan al nacionalismo»

Ander Gurrutxaga, catedrático de Sociología de la Universidad del País Vasco en las últimas años, sostiene que el Aberri Eguna es un día de fiesta, de recuerdos y aspiraciones políticas e identitarias. «Ese día resume algunos de los aspectos básicos de las reivindicaciones históricas del nacionalismo vasco, tenga éste unos u otros rostros. El tiempo democrático transcurrido –más de 45 años–, la gestión continua del gobierno de las instituciones de la Comunidad Autónoma Vasca, las estrategias políticas dominantes, los acontecimientos pasados –sobre todo, la desaparición de ETA– y los nuevos contextos sociopolíticos nacionales e internacionales desdramatizan y desradicalizan el cuadro histórico de reivindicaciones del nacionalismo vasco».

Gurrutxaga, que ha analizado durante años las paradojas internas de la sociedad vasca y las relaciones de poder en el seno del mundo nacionalista, realiza un análisis abierto de la situación ideológica del mismo y aleja la celebración del próximo domingo de algunas connotaciones esencialistas del pasado. «El Aberri Eguna se transforma progresivamente en una fiesta, el encuentro de instituciones, partidos, grupos y militantes reunidos bajo las reivindicaciones históricas y el programa máximo del nacionalismo vasco». Gurrutxaga describe el Aberri Eguna como un ejercicio anual en el que el nacionalismo necesita imprimir cierto punto de épica. «Año tras año», asegura el catedrático, «el nacionalismo de uno u otro signo se manifiesta ese día y recuerda que su programa máximo y sus reivindicaciones siguen vivas».

En 2023 Gurrutxaga ya decía que la celebración del Domingo de Pascua ha perdido dramatismo pero para la narrativa nacionalista es una fecha que recuerda quiénes son, qué pueden ser y a qué pueden aspirar. «Es el recuerdo de la historia, la memoria de la comunidad que actualiza año tras año en esta fecha los ideales que comparte. La desaparición de ETA, los nuevos rumbos del mundo global o las decisiones en la política española, el Aberri Eguna no les hace olvidar que ellos 'siguen ahí'. La pregunta es: la llave del futuro, ¿quién la tiene? Expresado de otra manera, ¿cómo gestionar el cambio y el futuro? La llamada de los datos empíricos señala un camino: gestionen la moderación».

«Tiene hoy más sentido cultural que político»

María Silvestre Directora del Deustobarómetro

«Tiene hoy más sentido cultural que político»

En opinión de María Silvestre, socióloga y directora del Deustobarómetro, tradicionalmente, el Aberri Eguna ha estado muy ligado a la tradición católica, y a la necesidad de afirmar las ideas del nacionalismo vasco de principios del siglo XX, tal y como se hacía en Cataluña con la Diada desde finales del XIX.

«La celebración y su simbolismo han ido evolucionando con el tiempo y se han adaptado a los cambios sociales, políticos y económicos». Silvestre considera que su sentido es más cultural que de reivindicación política. «Es una manera de celebrar una identidad que se relaciona con una lengua, una cultura, una tradición y un espacio físico. Espacio físico que no se corresponde con una entidad política. Cuando se habla y reivindica Euskal Herria como nación o como aspiración, más que una patria, en un estricto sentido, su significado se vincula mucho más a un sentimiento y a una aspiración cuya concreción habrá que adaptar, necesariamente, a los nuevos tiempos y circunstancias. Posee valor como parte de la reivindicación de un imaginario identitario y un legado cultural valioso», concluye.

El PSE se implicó en la última movilización unitaria en 1979

El Aberri Eguna, nacido en la Segunda República y con 93 años de vida, ha sido un espejo de la convulsa historia del nacionalismo vascoa. s.san sebastián. La historia del Aberri Eguna ha ido paralela a la convulsa historia del nacionalismo pero durante la Guerra Civil, el franquismo y los primeros años de la Transición tuvo también la complicidad del Partido Socialista, de los comunistas y de algunas organizaciones de ideología republicana. El primer Aberri Eguna se llevó a cabo en 1932, aglutinó a 60.000 personas y fue convocado en Bilbao por el PNV el 27 de marzo de 1932, Domingo de Resurrección. Fue una manifestación que partió de la plaza del Sagrado Corazón y finalizó en la casa natal de Sabino Arana, Sabin Etxea, rehabilitada en 1931 como sede del PNV en Bilbao. Allí, Luis Arana -hermano del fundador jeltzale- descubrió una placa conmemorativa.

Al año siguiente, en 1933, fue el campo de Atotxa de San Sebastián el escenario de la multitudinaria convocatoria nacionalista. Intervino en el acto un líder emergente en el PNV, José Antonio Agirre, que después sería lehendakari, y Telesforo de Monzón, que después sería consejero de Gobernación con el Gobierno Vasco y, tras la dictadura, líder de la izquierda abertzale. En 1934, la concentración se desarrolló en Vitoria con la participación de otro histórico como Manuel de Irujo, mientras en 1935 se celebró en Pamplona bajo la prohibición gubernativa.

Durante la Guerra y el franquismo, el Gobierno Vasco mantuvo la llama de la resistencia. La más sonada convocatoria fue la de Gernika, en 1964. Tras la muerte de Franco, a pesar del paréntesis de 1976 por el secuestro de Ángel Berazadi, las convocatorias del Aberri Eguna eran unitarias La declaración suscrita en 1979 estaba firmada por PNV, EE, EKA, EMK-OIC, HB (HASI, LAIA, ANV y ESB), LKI, ORT, PCE-EPK y PSE-PSOE: «Los partidos políticos y coaliciones firmantes, reunidos en Donostia, convocan al pueblo vasco a las manifestaciones unitarias a celebrar en las cuatro capitales de Euskadi Sur, el próximo día 15, fecha de Aberri Eguna, bajo el tema central Euskadi por su autogobierno». Fue el último año en el que el PSE apoyó la iniciativa.

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