Ribera Sacra
Ribera Sacra, en el rincón más oculto de lo sagradoEs la parte olvidada, esa que discurre entre viñedos y castaños centenarios, al runrún del Sil y Miño, y apartada del turismo
Kino Verdú
Domingo, 16 de abril 2023, 11:30
No nos olvidemos del río Cabe, que es otra de las arterias fluviales que pintan esta encrucijada situada al sur de la provincia de Lugo y el norte de Ourense en la que conviven 21 ayuntamientos. Aquí no hay lugar para el jugueteo playero ni el marisco a pie de un encantador puerto marítimo.
Es un paisaje crudo en toda su belleza, virgen y de mirada retorcida si uno se adentra en lo profundo de sus bosques, más amable al recorrerlo en catamarán por el Sil o el Miño.
Bueno, amable es un decir, no piensan lo mismo esas personas que se dejan las piernas y pecho mientras recogen las uvas de los viñedos que caen en picado sobre esos ríos, por eso lo llaman viticultura heroica. Si tienen la ocasión de pasear entre esos bancales, háganlo, tengan cuidado y disfrutarán de unas vistas portentosas, de vértigo y placer.
Entre mares
Una manera intensa y agradable de comenzar a descubrir la Ribeira Sacra es adentrarse en el Cañon del Sil, una profunda garganta en su tramo final que corta el aliento en sus 35 kilómetros con paredes que en algunas zonas se elevan hasta casi 500 metros en vertical sobre el agua.
Curvas imposibles y meandros caprichosos tachonados de viñas (porque aquí se viene a probar sus vinos con Denominación de Origen, no lo olviden), robles, castaños, alcornoques y madroños, una sugerente mezcolanza de especies atlánticas y mediterráneas que conforman un microclima que ya intuyeron los romanos, esos grandes sabios, apropiado para cultivar cepas. Sendear por estos parajes es una opción bastante maravillosa.
El descanso se puede llevar a cabo en los catamaranes que navegan por el río y la inquietud cultural se sacia al visitar sus iglesias, monasterios y capillas, rincones que, al llegar a alguno de ellos, uno se pregunta ¿cómo demonios se las han ingeniado para construir aquí? ¿Estaban locos? Que sí, alcancen los monasterios de Santa Cristina de Ribas de Sil, el de Santo Estevo o el de San Pedro de Rocas, en el que se encuentra el Centro de Interpretación de Ribeira Sacra y la fuente de San Benito, cuyas aguas se comenta que son milagrosas.
Nos apartamos del Sil (pero no muy lejos) y la brújula nos lleva hacia su río madre, en el que desemboca, al Miño y sus riberas que, a su paso por Ribeira Sacra muestra un paisaje más tranquilo, sosegado, de bosques caducifolios y pinos… y sí, un buen puñado de viñas (¿les hemos dicho que aquí se viene a probar vino?).
El Miño también hace de las suyas, que si ahora tuerzo por aquí, que si luego trazo una peraltada curva o bien me sosiego en los embalses de Belesar y de Os Peares. Existen infinidad de miradores en los que echar un vistazo a los caprichosos paisajes que difumina el Miño, pero el que más nos gusta es el de A Cova, que está cerca de la iglesia monacal de San Martiño de A Cova, y desde el que contemplar el impresionante Cabo do Mundo.
No se alejen mucho y saquen un rato para deambular por la villa de Chantada, colarse en la iglesia de Santo Estevo de Ribas de Miño o el Pazo de Perrelos y calentar el estómago en las numerosas pulperías a la antigua usanza (caldera de cobre, cortadoras, mesas de madera de asientos corridos) de las localidades de Portomarín o, claro, Monforte de Lemos, la ciudad más poblada y capital de la región.
Toca moverse
Después del ágape, o incluso antes, merece mucho la pena dedicarse a eso que bautizan como turismo activo… con más dedicación. A tiro hecho. La Ribeira Sacra está salpicada de itinerarios para andar, subir, bajar, bien señalizados y ya establecidos y organizados por decirlo de alguna forma, como las rutas del románico, la del oro y del aceite, la del Sil Norte, el Sil Suroeste, la Sacra Oriental, la de los monasterios, la de los miradores o las enológicas de Amandi y de las riberas del Miño y Chantada.
Bastantes de sus caminos culebrean por enclaves pertenecientes a la Red Natura 2000, como el ya nombrado Cañón del Sil, o las cumbres del Courel (en donde nace el río Cabe, que desemboca en el Sil a través de una zona muy encañonada), el abedular de Montederramo, el Monte Faro y sus espectaculares visiones de las cuatro provincias de Galicia desde los 1.187 metros de su cima, o abrazarse, si sus miembros superiores son capaces, a los troncos de árboles singulares catalogados y cuidados con mimo por la Ribeira Sacra: el alcornoque de la Casa do Tristo, el Tejo de Cereixido, el Aliso del Pazo de Maside, el Fresno de hoja estrecha de Montepando, o los castaños (imponentes) del Souto de A Ramigoa o el Milenario de Entrambosríos.
Los hinchas del agua han elegido bien en pasar unos días en este apabullante espacio verde, en el que no faltan áreas para practicar el kayak, remojarse en la playa fluvial de A Cova,la zona de baño de la comarca.
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