George Lucas charla con J.J. Abrams en la premiere de 'Star Wars: El despertar de la Fuerza'.

Allá en su rancho grande

George Lucas revolucionó el cine con una saga que acumula más de 4.800 millones de dólares de facturación y se estrelló con las cintas que conforman la trilogía inicial. Ahora oficia como consultor creativo de la película de J.J. Abrams, que viene a aliviar su tropezón

Borja Crespo

Jueves, 17 de diciembre 2015, 11:47

La mercadotécnia de 'Star Wars' es certera e implacable. La publicidad parece llegar sola. Los propios fervientes seguidores de la franquicia forman parte de su inmensa campaña promocional. Hablar del fenómeno es la tónica general, de lo contrario la sensación es de desactualización. Encontrarse a personal con la camiseta corporativa en el pase de prensa, detalle poco profesional, como si fueran soldados imperiales, denota la capacidad de hipnosis de un producto que arrasa, independientemente de su calidad. ¿Quién le iba a decir a George Lucas que su juguete cambiaría la industria del cine? Cuando se estrenó 'La guerra de las galaxias', reivindiquemos su título en castellano los más talluditos, un 25 de mayo de 1977, las expectativas eran más bien bajas. Su máximo responsable andaba de vacaciones en Hawai, ajeno al lanzamiento, tras asumir que 20th Century Fox no confiaba en el filme y varios pases de testeo no habían generado buenas vibraciones. Pero el cine es lo que es, impredecible, y los ejecutivos de los grandes estudios aceptaron encantados su error mientras llenaban las arcas. Lucas recibió una llamada telefónica animándole a que encendiera la televisión y contemplase las colas que se estaban formando a las puertas de las salas cinematográficas. La suerte estaba echada y se rompió la banca. Más de 775 millones de recaudación internacional corroboraron el éxito y dieron el espaldarazo a una propuesta que aunaba acción, aventura y ciencia-ficción con unos toques de culebrón y un agradecido sentido del humor (el que le falta en la actualidad a realizadores que están cambiando el panorama audiovisual, excesivamente serio y presuntuoso en su deseo de ser realista, incluso con temáticas fantásticas, con Christopher Nolan a la cabeza).

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De fama innegable, 'Star Wars' retrata en clave fantástica la eterna lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, algo extrapolable a su existencia en la historia del cine. Para algunos su éxito supuso la aparición del concepto blockbuster, la infantilización de Hollywood -es recomendable leer el libro 'Moteros tranquilos, toros salvajes' para comprender la acusación-, mientras para otros elevó la evasión a la categoría de arte. La cultura de la nostalgia no deja de amasar pingües beneficios. El consumo de merchandising en torno a la saga proporciona más ganancias que las propias películas. El concepto de franquicia elevado al cubo. El hecho de que muchos fans fatales de la saga se la tomen como una religión da para más de un estudio. Hay quien piensa que existe la Fuerza y hay disponibles numerosas escuelas de jedis. Generacionalmente, algo pasó en los estudiantes de E.G.B. que sigue transmitiéndose a sus hijos, porque no podemos negar que algo pasa en nuestro interior cuando suena la sintonía clásica de John Williams. Se calcula que 'La guerra de las galaxias', 'El Imperio contraataca', 'El retorno del Jedi', 'La amenaza fantasma', 'El ataque de los clones' y 'La venganza de los Sith' llevan acumulados más de 4.800 millones de dólares de facturación.

Lucas venía de debutar con 'THX-1138', una película arriesgada que gana mucho debidamente contextualizada, y 'American graffiti', una comedia destacable que aunó la buena acogida de crítica y público. El éxito de 'Star Wars' empujó al cine de autor de los años 70 hacia el espectáculo. Creadores de trayectoria ascendente como George y su amigo Spielberg, responsables posteriormente de Indiana Jones, otra serie escrita con letras de oro en la cultura popular, tomaron las riendas del negocio hollywoodense detrás de las cámaras desenvolviéndose como directores y productores, enfocando su talento hacia proyectos de gran presupuesto que derivaron en la obligatoriedad de llegar al público a toda costa, exprimiendo el target al máximo hasta el punto de no confiar siempre en su inteligencia.

Desde el principio la idea de Lucas fue realizar tres trilogías, un total de nueve películas. La primera, segunda cronológicamente desde el punto de vista de la historia, vio la luz en los años setenta y ochenta, marcando a más de una generación. Entre 1999 y 2005 llegó la trilogía inicial, asolada por las críticas, a pesar de las cifras récord de taquilla. Ni siquiera los fans más fundamentalistas pudieron defender los tres títulos dirigidos por el alma máter del fenómeno, demasiado confiado en una tecnología con mucho por delante pero todavía verde en algunos aspectos. La sensación general fue de no tener los pies en el suelo, como si Lucas llevase tiempo en su realidad paralela, allá en su rancho Skywalker, ajeno a lo que estaba pasando en el mundo, especialmente en el terreno audiovisual. El cine es lo que tiene, un día puedes estar en la cumbre y otro recibir por todos lados, algo que no siempre se lleva bien. En 2012, Lucas, comprometido a dar parte de su fortuna a obras de caridad como Bill Gates y demás ricachones con alma, vendió Lucasfilm a la todopoderosa Disney por cuatro billones de dólares. A la par se anunció el futuro lanzamiento de una tercera trilogía dirigida por J.J. Abrams, alumno aventajado y funcionario solvente, a ratos iluminado.

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