La Medalla al Mérito en el Trabajo se creó en 1926 y desde entonces esa condecoración ha distinguido a trabajadores y trabajadoras ejemplares. La nómina ... de personas cuya labor ha sido reconocida con una de esas medallas es de relumbrón y no voy a discutir nada, aunque sí introduciría algunos cambios.
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Creo que, aunque se siga distinguiendo al trabajador extraordinario, la medalla debería también celebrar a aquellos cotizantes que con menos ganas de ir a trabajar se despiertan y que, sin embargo, cada mañana acuden a sus puestos. Ese tipo de trabajador tiene mucho mérito. Me refiero a ese que ha apagado su despertador haciendo un gesto de negación con la cabeza y que enfrenta la jornada sin grandes motivaciones; al fin y al cabo, es ese trabajador, esa mayoría que no aspira a la excelencia, quien, finalmente, logra que las cosas, más o menos, funcionen.
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