Para un diagnóstico certero lo esencial es una buena y atenta escucha», bien lo sabemos quienes trabajamos en el ámbito de la salud. Y tras ... la escucha vienen, si proceden, otras pruebas para confirmar el diagnóstico y la toma de decisiones. Por ello, cuando me preguntaban en qué se parecen la alcaldía y la medicina, respondía que en ambos casos se trata de escuchar, atender y cuidar a la gente. Viene esto a cuento porque se me pide una valoración de los primeros meses de este Gobierno Municipal. Las y los donostiarras hablaron el 28 de mayo y hablan a diario. Escuchemos el mensaje: no vamos en la buena dirección, estamos perdiendo nuestra esencia, construimos ciudad pensando no en quienes aquí viven, sino en otros intereses. Se nos impide realizar nuestro proyecto de vida en nuestro barrio y ciudad. Sensación de improvisación, falta de liderazgo, caos y ausencia de soluciones sensatas ante los retos que tenemos.
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Multitud de datos oficiales e institucionales avalan este mensaje y confirman el diagnóstico de los últimos años: precio de la vivienda; gentrificación, hasta un 25% en algunas zonas; cientos de comercios, bares y negocios que hacían barrio, cerrados; o estudios sociológicos confirmando el hartazgo de la ciudadanía.
El Gobierno ha variado discurso y terminología, pasando del ninguneo a acercarse a posicionamientos que EH Bildu hace sobre turismo, movilidad o vivienda. Pero su quehacer diario nos diferencia, pues demuestra ser un Gobierno sin la ambición necesaria para liderar los grandes retos a los que nos enfrentamos y, además, conformado por una coalición que discrepa en temas como movilidad, vivienda o la nueva oficina de Turismo.
Escuchemos a la ciudadanía: no vamos en la buena dirección, estamos perdiendo nuestra esencia
Más allá de la palabrería convenientemente ajustada a las preocupaciones reales, se siguen aplicando los mismos remedios que nos han traído a esta situación. Esto es preocupante, y lo es más el negarse a aplicar otras propuestas realizables.
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Se nos vende, con campañas de marketing irreprochables y envoltorio de celofán pomposo, proyectos que no cuajan, que crean rechazo, que no mejoran Donostia, que no solucionan los problemas. No se acaba de afrontar el tema de la vivienda, mientras aumenta el uso especulativo de la misma; no se compensa a quienes sufren las consecuencias del turismo; no hay plan de movilidad; se gestionan mal e improvisando los edificios públicos; no se actúa con transparencia ni se apuesta por una participación real.
Cuatro ejemplos recientes. Asuntos en los que EH Bildu realiza propuestas serias y que, de manera irresponsable, el Gobierno no atiende. Pescadería debe revertirse, volviendo al Plan de 2015: gestión pública, ambulatorio con PAC, espacios deportivos y dignos para el barrio. El edificio consistorial ha de albergar servicios prioritarios para los donostiarras. Hay que aplicar ya las leyes de vivienda: censo de pisos vacíos y de grandes tenedores, declarar Donostia ciudad tensionada, topar precios... Cumplamos los plazos con un plan de movilidad y cronograma sustituyendo plazas rotatorias en parkings céntricos y habilitando los disuasorios necesarios; ampliando zonas peatonales y mejorando el transporte público.
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Valentía, ambición y liderazgo son indispensables para reconducir esta ciudad. Quedan 1.360 días de legislatura, suficientes. Reconozcamos lo mal o no tan bien hecho, asumamos otras propuestas, hagamos política con transparencia, honestidad y cercanía. Y ahí, la mano de EH Bildu estará tendida. Es trabajoso el ejercicio de la escucha. No es sencillo llegar al diagnóstico correcto. Pero una vez conseguido, sería injustificable no acertar con el remedio adecuado para lograr el objetivo que deseamos: una Donostia en la que nos sintamos parte de ella, en la que podamos vivir y envejecer dignamente.
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