Negar el cambio climático
El calentamiento global seguirá aumentando la temperatura del mar, al tiempo que puede debilitar la corriente en chorro, elevando la probabilidad de DANA
La temperatura media superficial de la Tierra ha aumentado en casi 1,4 grados. Este calentamiento acelera el ciclo hidrológico, al aumentar la cantidad de ... vapor de agua que retiene la atmósfera (un 7% por cada grado), lo que incrementa el efecto invernadero y la lluvia extrema. Las lluvias intensas han aumentado en el mundo y lo seguirán haciendo conforme aumente el calentamiento global. La corriente en chorro polar es una banda estrecha de fuertes vientos en altura que sopla de oeste a este y circunvala el hemisferio norte. Su origen está en la diferencia de temperaturas entre los polos y las latitudes inferiores y en la rotación de la Tierra. Su intensidad no es constante y a veces se ondula y forma meandros que se aíslan de la circulación general, formando lo que conocemos como DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos).
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Cuando una DANA contacta con el mar Mediterráneo se da la colisión del aire húmedo ascendente con el frío en altura, lo que ocasiona lluvias torrenciales. Las temperatura media del agua durante parte del verano ha superado los 28 grados, con un incremento medio de casi dos grados frente al clima pasado. El mar ha seguido recalentado durante el otoño. Las altas temperaturas incrementan la evaporación de agua, favoreciendo las intensas lluvias. El 29 de octubre se registraron 179 l/m2 en una hora en la localidad de Turís (Valencia), y durante el día cayeron más de 600 l/m2. Para que se hagan una idea de lo que supone tal torrencialidad, ese día, en el campo de fútbol de la localidad pudieron caer 4,3 millones de litros de agua, agua que buscó su salida a través de barrancos y ríos cuyos cauces han sido rigidizados por las construcciones adyacentes y reducidos a su mínima expresión. Se ha estimado que en el episodio de este año la lluvia pudo ser un 12% mayor que en el clima del pasado. No extrapolen; los daños suelen multiplicarse conforme aumenta la intensidad del evento. El cambio climático seguirá aumentando la temperatura del mar, al tiempo que puede debilitar la corriente en chorro, elevando la probabilidad del fenómeno DANA.
El riesgo surge de la interacción entre el peligro meteorológico o climático con otros dos componentes: la exposición y la vulnerabilidad. Hemos aumentado la exposición al riesgo hidrológico al construir asentamientos en los sitios inundables. Otro tanto ocurre con la vulnerabilidad. La imagen de unos ancianos en su residencia, sin poderse mover conforme se inundaban, lo que les costó la vida a algunos ellos, ilustra bien de lo que hablo. El peligro no podemos cambiarlo, la exposición y la vulnerabilidad sí, pues son constructos sociales. Cambiar lo que ya está hecho no es sencillo, pero una primera conclusión es que no puede haber ni una sola construcción más sin pasar por el filtro basado en evidencias científicas del riesgo hidrológico. Y toda autoridad al mando de la gestión del riesgo debe conocer al detalle las vulnerabilidades del territorio y la población que administra, para centrar su acción ante un riesgo inminente. Es urgente adoptar las medidas que eviten el desastre en el contexto del cambio climático en que vivimos. Los gestores del riesgo de desastre las conocen, y abarcan el antes (prevención), durante (mitigación) y después (recuperación) de la emergencia.
El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastre de las Naciones Unidas, firmado por España, determina lo que los distintos actores deben hacer. La mayor responsabilidad de la gestión del riesgo recae en la administración pública. Pero esta no podrá hacer todo, porque en un desastre las necesidades se multiplican y no hay país que esté preparado para actuar al minuto. con todo lo necesario. Por ello, hay que empoderar a todos los que puedan verse afectados por el riesgo, como ayuntamientos, el sector privado y otros interesados, incluyendo a la ciudadanía. Una medida barata de implantar es disponer de una adecuada estrategia de formación e información para quienes viven expuestos al peligro hidrológico. Ante una emergencia, los afectados deben saber cómo tienen que haberse pertrechado y preparado y cómo actuar.
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Dentro de la gestión del riesgo de desastre, una medida crucial es la alerta temprana. La ciencia ha batallado para disponer de herramientas que pudiesen predecir el peligro. Para los huracanes o lluvias extremas la alerta temprana es posible hasta con días de antelación. No es concebible que no se dé la alerta cuando se dispone de información fehaciente, y se prepare a la población para afrontar el riesgo inminente.
La ciencia del clima y el cambio climático es robusta, digan lo que digan los bulos. La predicción meteorológica a corto plazo es certera para guiar la gestión del riesgo. Como en el Covid, la ciencia permite protegernos de los peligros que nos acechan. Es desolador que tantos de nuestros representantes, algunos en puestos de alta responsabilidad, sigan cuestionando la ciencia. Otros no la cuestionan, pero le ponen sordina, aceptando el cambio climático siempre que no se exagere. ¿De verdad alguien está exagerando? Sepan que al ignorar lo que sabemos que puede ocurrir y no actuar en consecuencia serán responsables de magnificar el desastre. Lo ocurrido estos días debe hacer reflexionar a quienes sin fundamento niegan la evidencia científica y hacerles aceptar que el cambio climático acrecienta los desastres naturales que nos afectan. Cuando antes lo hagan, menos sufriremos.
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