Se están producen muchos cambios. Tras la muerte de Isabel II, logra hacerse con el mismo imperio británico un hombre cuyos antepasados no tenían más remedio que agachar la cabeza para saludar a determinados sujetos. Nadie tiene una varita mágica para saber qué nos tiene preparado el devenir, pero el hoy se presenta más volátil que nunca. Pero a la negrura del cambio climático, migraciones y hambruna, se suman estos otros hechos, que de momento no tienen más color que el de la esperanza, porque podemos percibir que van desintegrándose las murallas, deshaciéndose las barreras; evaporándose límites, en función de razas o procedencias. Falta mucho camino, sin duda el más largo por recorrer el que atañe a la mujer. Sin embargo, dejemos que estos días corra la brisa y nos alcancen los sueños. Hay más colores que el negro.

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