Un enemigo de la vaca

No puede haber nadie con una mentalidad sensata y sin prejuicios que no esté de acuerdo con lo que dijo el ministro Garzón

Martes, 11 de enero 2022, 07:10

La polémica que se ha levantado con las declaraciones del ministro Garzón sobre la carne de las vacas españolas, una vez más, es un bulo ... descontextualizado, interesado y con mentira. Pero da igual. Cada día son más los que opinan sin conocer.

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Hay dos tipos de mente en las personas, los que tienen mente libre y los que la tienen servil. Los segundos son quienes opinan 'porque lo han dicho', se fían de lo que dice su señor, tienen mente de siervo. Los que tienen mente libre, o eso pretenden, son quienes filtran la noticia, la ponen en duda y van a informarse a las fuentes para poder tener opinión propia.

Las declaraciones de Pablo Casado, Fernández Mañueco, Lambán, Emiliano García-Page y otros son tan necias como insultantes. Da espanto, es de gente que opina a la ligera sin haber leído las declaraciones completas y que se fía de otros que las han sacado de contexto con mala idea, con intención de engañar, de lanzar bulos. No todo cabe. Y el Gobierno, en lugar de salir a defenderlo, lo pone en duda y dice que es una opinión particular, que el Gobierno no opina así. Muy mal hecho, que no todo cabe en política. Solo falta que salga el presidente, como cuando dijo que lo mejor era un chuletón, diciendo que lo mejor es un vaso de leche española por la mañana y otro por la tarde, eso sí, que sea de vaca estabulada de por vida en una macrogranja día y noche sometida a maltrato animal. ¡Una delicia!

Lo que no se puede es sacar una frase de contexto para crear adrede un bulo y hacerlo rodar para que cale la mentira

Garzón dijo: «Aquí hay que diferenciar entre ganadería industrial y ganadería extensiva. Esta es una ganadería sostenible y que tiene mucho peso en determinadas regiones de España, como pueden ser Asturias, parte de Castilla y León, incluso de Andalucía y Extremadura. Pero esta es sostenible, la que no es en ningún momento sostenible es la que llaman de las macrogranjas (...). Pero, claro, es que cogen un pueblo de la España despoblada, meten 4.000 cabezas de ganado allí, o 5.000 o 10.000, contaminan los suelos, contaminan el agua y después normalmente se exporta (...). Es una carne de peor calidad, es un maltrato al animal además lo que se produce y es un impacto ecológico descomunal y desproporcionado».

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Y sigue respecto a la polémica que hubo sobre la carne: «Porque nunca hemos dicho que no hay que comer carne, sino que hay que reducir el consumo de carne y que la carne que se consuma sea así».

Leído y repasado el texto, creo que no puede haber nadie con una mentalidad medianamente sensata y sin prejuicios que no esté de acuerdo con lo que dice. Salvo para los grandes interesados económicos o políticos. La conclusión que han sacado: Garzón desprecia a los ganaderos españoles, la leche y carne españolas son malas. Cuando lo que hace es animar a seguir las normas de Naciones Unidas.

Lo que no se puede es coger una frase y sacarla de contexto para crear adrede un bulo y hacerlo rodar para que cale la mentira. La mentira y el error de muchos no anulan la verdad, aunque sea minoría. Son miles los que creen que la Tierra es plana, miles los que creen que las vacunas son malas, los que creen que te inyectan microchips, los que creen que el mundo se hizo de la nada en siete días y Dios descansó (porque se había cansado). Galileo fue juzgado como herético y condenado a no poder publicar y a prisión por defender el heliocentrismo. Aquello era ir contra las teorías de la Iglesia y contra la voluntad de Dios. «En verdad, así como el asno cubre sus oídos, estos filósofos cierran los ojos a la luz de la verdad», decía Galileo en carta a Kepler en 1610. Triunfó la ignorancia frente a la verdad. El que tiene la verdad suele ser un solitario.

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Ha sucedido muchas veces que el que tiene la razón es el perdedor y lo que triunfa es la mentira. Por eso, no puedo dejar de recordar el drama de Henrik Ibsen 'Un enemigo del pueblo' (1882): El doctor Stockmann analiza las aguas del balneario y conoce que están corrompidas. Para asegurarse, envía las aguas a distintos laboratorios y todos lo confirman. Cuando lo da a conocer y alerta del peligro, todos se ponen en contra ya que el pueblo depende por entero del balneario, no se puede cerrar. El alcalde (que es su hermano) se opone y amenaza con expulsarlo; el periódico local, que estaba dispuesto a publicar el informe, se echa atrás ante las amenazas del alcalde. Se prohíbe al doctor dar conferencias sobre el tema, todo son amenazas. La comunidad (la mayoría de opinión) acaba denominándolo 'enemigo del pueblo', las hijas son expulsadas de la escuela, su casa es apedreada.

La mayoría-mentira ha ganado a la minoría-verdad. Los que tienen la fuerza (en este caso los grandes 'lobbies' de las lecherías) no tienen la razón. «¿Qué importa que tengas la razón si no tienes el poder?», contesta a su marido la señora Stockmann.

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Al ministro Garzón le han acusado de lo que no ha dicho. El bulo interesado está creado. Los intereses políticos priman sobre todo. Y qué pocos buscan la verdad.

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