Juntas somos mejores

Las mujeres de mi vida me elevan, me remueven, me ponen en mi sitio. Son mis mayores admiradoras, igual que yo de ellas

Viernes, 8 de marzo 2024, 01:00

Hace unos días vi el documental que ha estrenado Netflix sobre el caso de La Manada. Y no me recupero. Me generó emociones intensas, de ... frustración, de ira, de asco, de repulsión, de familiaridad... Y podría escribir un artículo sobre ello en un día como hoy. Un día de reivindicación de nuestros derechos. Y tenemos mucho que reivindicar. Pero esta vez no quiero hablar de la parte negativa. Porque me hace demasiado daño y porque quiero quedarme con una parte fundamental del documental, y del caso, que es esa lucha conjunta de las mujeres, que salieron a las calles en todos los puntos de la geografía española y cuyas voces emocionan tanto que se nos ponen los pelos de punta. Hoy quiero hacer una reivindicación en positivo. Porque ya vale con el mito de las mujeres contra las mujeres, de que competimos entre nosotras, de que nos envidiamos y nos traicionamos las unas a las otras. Porque no es más que eso: un mito, y una herramienta para debilitarnos. Como bien se demostró en las manifestaciones de apoyo a la víctima de La manada, y como se demuestra cada día en nuestras relaciones, somos una.

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Hay tanto que nos une... las dificultades añadidas en cada proyecto que emprendemos por el simple hecho de ser mujeres, la represión, el miedo a ir solas de noche por la calle, la imposición de la maternidad como objetivo vital, la falta de una verdadera conciliación y corresponsabilidad en los cuidados, la exigencia de ser madres perfectas, de no protestar, de no llamar demasiado la atención, de vivir nuestra vida con cortapisas, por mencionar unas pocas. Solo nosotras podemos entenderlo. Entendernos. Y apoyarnos.

Las nuevas generaciones me llenan de esperanza, porque ponen cada día de manifiesto cuán equivocada está una parte de la sociedad. Mujeres del ámbito de la cultura, de las ciencias, de la empresa... nos demuestran que la sororidad existe y es un arma de destrucción masiva contra el patriarcado. Las mujeres de mi vida me elevan, me remueven, me recogen, me ponen en mi sitio. Y son mis mayores admiradoras, igual que lo soy yo de ellas. Sin esas mujeres no podría haber transitado por momentos difíciles de la vida.

Como siempre digo, son como la batería que me recarga cuando ya no puedo más. Son mi orgullo, mi tesoro. Y nuestra amistad es un regalo que también les hacemos a nuestras hijas. Futuras mujeres que ya saben que juntas somos siempre mejores.

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