«Sé que no peleo en casa, pero desde que suene la campana voy a ir a cuchillo a por el combate»

–¿Cómo está?

–Muy bien. A dos semanas estoy prácticamente en el peso. Hemos hecho un campamento de unas diez semanas trabajando muy duro y me encuentro muy motivado para afrontar esto y traernos el cinturón a Errenteria.

- ¿Ya siente el gusanillo en el estómago?

–Siempre hay nervios, pero sobre todo tengo ganas de boxear y reencontrarme con esos sentimientos porque llevo casi un año sin hacerlo. Confío en el trabajo que hemos hecho.

–¿Cómo se prepara un reto de tal envergadura?

–Hemos hecho un trabajo de carga y otro de estrategia para el rival. Doce asaltos exigen mucho físicamente y psicológicamente porque puede que te esté yendo bien la pelea pero también hay que tener en cuenta de que la cosa se puede poner difícil y hay que darle la vuelta.

–El combate es el día 14, pero ¿cuándo marchan para allí?

–Salimos el día 12. Nos han citado ese día para hacer alguna rueda de prensa supongo previa al pesaje oficial. Los italianos llevan dándole bombo a la velada hace mes y pico.

–Lorusso lleva calentando el combate desde hace un tiempo...

–Sí, pero hay que boxear. Como se dice en este deporte, nosotros vamos a ir a cara de perro, a muerte a por el título.

–¿Le asusta su apariencia?

–Es un tío que tiene tatuajes, pero eso no pega. Es una apariencia extraña de ver, pero es como cualquier otro boxeador al que me he enfrentado. Le tengo respeto como deportista y persona, pero nada más allá.

–¿Qué más destacaría del boxeador italiano?

–Es zurdo y más alto que yo, aunque esto segundo tampoco es muy difícil, casi todos me sacan envergadura (risas). Es muy escurridizo y boxea a la contra. Por lo que hemos estado viendo y trabajando en el gimnasio, es un boxeador que en los primeros asaltos intenta mantener al rival a la distancia y los últimos intenta dejar más claro a los árbitros.

–Esta vez no tendrá a su afición de cara, como en Galtzaraborda.

–Lo tenemos en mente, vamos con ese hándicap, pero él estando en casa, tendrá más presión. El público le va a intentar acompañar. Aun así, cada vez que hemos salido de casa, hemos intentado sorprender y callar al público, haciendo un trabajo más intenso. Boxear en casa me gusta y es más, si conseguimos hacernos con el Campeonato de Europa, nos gustaría hacer una defensa aquí porque eso siempre gusta. Voy a hacer mi trabajo, sin ninguna presión, es él el que tiene que dar la cara delante de sus paisanos y su familia.

–¿Cuáles serán las claves para derrotarlo?

–Hay que intentar adaptarse a lo que él traiga. No sabemos cómo va a salir. Hemos estudiado otros combates y siempre sale igual. A la contra en los primeros asaltos, intentando que el combate se vaya a una larga distancia. A partir del sexto asalto se empieza a notar el desgaste físico y es cuando yo me encuentro más fuerte. Nuestra estrategia es clara. Sé que no peleo en casa, pero desde que suene la campana, voy a ir a cuchillo a por el combate. Los tres minutos van a ser infernales, para eso está el minuto de descanso.

–¿Qué le daría este título?

–Sería un paso muy importante en mi carrera, en mi historia. ¿A qué boxeador no le gustaría poder ser campeón de Europa? Es un título que a nivel de boxeo es importante porque te ranquea a nivel mundial en los cuatro organismos. A partir de ahí puedes optar a un título mundial. Sé que soy joven, pero no me quiero conformar pensando en eso, porque me estaría conformando con una derrota. Cuanto antes consiga los objetivos, mucho mejor.

–¿A quién se lo dedicaría?

–A mi padre y entrenador, el primero. Llevamos media vida en esto. Luego a toda mi familia: a mi chavala, a mi madre, a mis hermanos, a mi amona, que es una crack y siempre me está motivando. También a todos mis compañeros de equipo porque al final son los que sufren conmigo día a día, aguantan mis malos humores, recortes de peso, etc.