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Hernio: el centro de un lienzo perfecto
Los colores se mezclan en este bello entorno que atrae a cientos de visitantes por su elevado valor ecológico y paisajístico
Hernio nos sorprende gratamente cada vez que ascendemos a su cima. La belleza natural que roda a este monte situado entre Tolosaldea y Urola Kosta forma parte un lienzo naturalista perfecto en el que el verde de sus bosques se mezcla con el gris de sus rocas, contrastando con el azul de los días despejados. Sin despreciar en ningún caso, la hermosa estampa que se ve a sus pies con esos caseríos repartidos por Bidania-Goiatz, Errezil, Azpeitia,... o el mar, con Pagoeta a un paso. Todo un espectáculo visual que nos enamora.
El gris todavía destaca en la zona alta del conjunto Hernio-Gazume, dado que se trata de un macizo calcáreo de 2.158 ha. con su respectivo relieve cárstico, que posee un territorio de elevado valor ecológico y paisajístico. El verde se apodera de todo el protagonismo en estas fechas, dando un elevado valor ecológico y paisajístico, gracias a los bosques de ladera y los pastizales, entre los que predominan los hayedos, compuestos por bosques maduros y árboles trasmochos de alto interés, junto a los que destacan los acidófilos y especies de flora. En ellos, se ha constatado la presencia de insectos xilófagos y murciélagos de interés comunitario, aunque también se puede observar la presencia de aves rapaces como el buitre leonado y el alimoche. Sin olvidar hábitats y especies de flora y fauna de interés comunitario
La belleza del macizo Hernio-Gazume aporta valor a este entorno que es considerado una Zona de Especial Conservación (ZEC), por lo que está incluido en la Red Natura 2000. Un tesoro natural en el corazón de Gipuzkoa que por su posición geográfica despierta gran interés que atrae a gran número de visitantes, por numerosos motivos, además del senderismo o el interés por la naturaleza.
No en vano, a los pies de Hernio se encuentra el Camino de Santiago, por el que transitan los peregrinos siguiendo la vía de la Costa. Muchos de ellos, pudieron pernoctar en la venta de Iturriotz, lugar que llegó a tener mucha importancia hasta finales del siglo XVIII. De hecho, en una de las habitaciones del precioso caserón pernoctó San Ignacio de Loiola en su regreso a Azpeitia de París en 1535. Su habitación permanece intacta, según los vecinos asteasuarras. La historia de la venta de Iturriotz, actualmente caserío, se remonta cuando menos, al siglo XVI. Desde mediados del siglo XVII, documentos de la época recogen que estaba formado por dos casas que daban este tipo de servicio a los viajeros. La más antigua, Iturriotz 'de yuso' (el edificio que actualmente se conoce como venta) procede de la Edad Media y ya en 1514 su gestión era arrendada por parte del Concejo de Aia, su propietario. Será en 1822 cuando el ayuntamiento la venderá, pasando ahora a manos particulares. Por otro lado, la de Iturriotz de arriba ('de suso') era propiedad del Concejo de Asteasu y se incendió en 1745, perdiéndose completamente.
INFORMACIÓN MIDE
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Acceso: Hay que seguir la carretera GI-2631hasta alcanzar un cruce en el que se indica Iturriotz, para por seguir 1,5km por la GI-4143.
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Horario: El paseso desde la venta de Iturriotz ronda las 2,5 horas a un ritmo tranquilo hasta la cima.
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Distancia: 8,6km
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Desnivel positivo: 476 m
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Severidad del medio: 2
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Dificultad orientación: 1
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Dificultad del terreno: 2
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Esfuerzo necesario: 2
Además, está recogido que el día de la Ascensión, anualmente se celebraba una feria de ganado (que fue prohibida en 1728 en la Junta General reunida en Ordizia) y la correspondiente romería junto a la venta. Ese año, todas las poblaciones enviaron a sus máximos representantes, tanto civiles como eclesiásticos, pero a los festejos acudieron también multitud de vecinos. La aparición del alcalde de Albiztur esgrimiento la vara en tierras cuya propiedad compartía con las demás poblaciones suscitó el inmediato rechazo del resto de autoridades y se originó una trifulca que se saldó con un muerto vecino de esa misma localidad.
Además de la venta, existe una ermita dedicada a San Juan que está construida en terrenos de Aia. Su propiedad hace siglos era compartida con Bidania-Goiatz, Albiztur, Beizama y Errezil.
Esta propiedad compartida sobre la ermita tuvo su final en 1792, cuando las localidades se repartieron estos montes, quedando el templo en manos de Aia. Para entonces se encontraba en franca decadencia, ya que en 1786 el obispo de Pamplona ordenó que no se celebraran romerías en el lugar debido a que su ubicación en un lugar apartado daba lugar a que se «cometieran actos inmorales».
En la actualidad la festividad de San Juan sigue reuniendo a los vecinos de la zona en una tradicional romería en la que no falta la música y otros actos, como la celebración de la tradicional misa en honor al santo.
Camino de peregrinos
El recorrido desde la venta de Iturriotz hasta Hernio presenta una dificultad media-baja, en la que el terreno en algunos tramos llenos de rocas exige cierta forma física y el desnivel a superar ronda los 496 metros. Para lograr nuestro objetivo partimos desde la venta para acercarnos a la ermita y tomar la pista que nos adentrará a una zona boscosa. Las enormes piedras que se encuentran en el camino nos pondrán a prueba a la hora de evitar una caída, pero con calma superaremos la zona que nos conducirá a una zona de pastos, para después continuar hacia la derecha por un sendero en el que aparecerán marcas amarillas. Hasta llegar a las bordas Zelatun, deberemos superar un tramo de un suave desnivel, pero constante con tramos de mayor o menor dificultad por las características del suelo.
Mientras ascendemos las vistas son espectaculares y podemos disfrutar de hermosas estampas hacia el mar Cantábrico, y numerosas cumbres que se mantienen firmes. Grupos de yeguas y vascas con sus vástagos hacen acopio de los brotes de hierba nueva, mientras un gran rebaño hace lo propio junto a Gazume.
Conforme avanzamos hacia nuestro objetivo, llegamos a las bordas de Gazume que visitaremos al regreso. Un sendero sobre tierra nos conduce a una tramo en el que deberemos sortear zonas de piedras, que tras el paso de numerosos senderistas brillan al sol. Errezil, Bidania-Goiatz destacan al fondo del valle, mientras numerosas cimas se erigen al horizonte mostrando una estampa preciosa, Erlo, la joya de Izarraitz, así como Larrunarri en la zierra de Aralar, Aizkorri y Aratz con el resto de picos de esta sierra, y otros muchos se dejan contemplar en una soleada mañana en la que el azul del cielo es impresionante.
Sin darnos cuenta, llegamos a la borda con el cartel de Erniozaleak en su entrada. A escasos metros, se encuentra la cruz con los arcos y cuadrados con poderes curativos contra el reuma. Seguimos después de cumplir la tradición y emprendemos el último ascenso con una pendiente importante, pero la presencia de la gran cruz nos impulsa en nuestro propósito de alcanzar y tocarla, cumpliendo otra tradición extendida entre los lugareños habituales en Hernio. Una vez en la cima toca disfrutar de las vistas que nos permiten ver hasta los Pirineos, con Auñamendi y el resto de picos.
Regresamos por el mismo camino parando en Antonioren Borda. Agradecer a María Jesús Etxeberria y el vecino de Errezil que recogieron y entregaron la llave de nuestro en la vista que realizamos esta semana, así como la ayuda de Jesús de Astigarraga que nos trasladó hasta Andoain. La solidaridad en el monte está viva.