Aizkorri, la atracción perfecta

Las vistas desde la cima de Aizkorri impresionan subas una o mil veces. Carlos Morán da fe de ello y transmite su emoción al ver bailar la niebla con el viento Sur, esperando a que aparezcan las bellas estampas que desde la cima guipuzcoana se pueden disfrutar de Goierri, la zona alavesa, Urbia, Aralar,... El zegamarra sube un día sí y otro también (ahora menos asegura) hasta la mítica montaña, a la que le une una historia de superación personal que comenzó con un desafío y acabó transforamándole en un corredor de montaña 'veterano'. El zegamarra conoce cada rincón del recorrido de la carrera de montaña, ya que Moran ha corrido hasta en doce ocasiones. 2007 fue su primera edición y 2022 la última con un crono de 05:53:16, aunque no descarta volver a participar en la prueba internacional.

Pero la prueba zegamarra no es la única que ha realizado el veterano corredor de montaña.En su palmarés personal cuenta con su participación en Ehunmilak Ultra-Trail 2010 (168 KM, desnivel 10.000 M+) con un crono de 28:44:37; o la Hiru Haundiak 2012 (102.5 KM, 5075 M+y tiempo de 13:51:18); ese mismo año participó en The North Face Ultra-Trail Du Mont-Blanc® 2012 - UTMB (105 KM y 5.900 M+en 15:58:54). En 2017, corrió en la exigente Tor des Géants 2017. Una de las carreras más duras del mundo en la que Morán completó un recorrido de 356.3 kms con un desnivel positivo de 27.390 metros con un tiempo de 118:50:22.

Morán reconoce que «no me planteo volver a correr la Zegama-Aizkorri de nuevo, pero nunca se sabe. Me costó diez años bajar mi tiempo de 5 horas, siendo mi mejor tiempo 04:53:48 en 2017, pero en este momento no me atrae como objetivo. Es verdad que empecé a correr preparando este maratón de montaña después de que apostará con mis compañeros de trabajo doscientas comidas. Tenía que completar el recorrido en nueve horas según ellos y logré entrar en el horario reglamentado. Fue un reto personal porque en ese momento pesaba 88 kilos y fumaba 40 cigarros diarios».

El corredor zegamarra reconoce que «el primer día que entrené subiendo a Aizkorri me paré cuatro veces y pensaba: qué hago yo aquí e incluso, pensé en dar la vuelta en más de una ocasión, pero seguí y logró ganar la apuesta». Después llegaron más Zegama-Aizkorri, Ehunhamilak, Tor des Géants,... y otras muchas carreras en las que «he pasado auténticas miserias, pero esto engancha y se convierte en algo que te motiva a estar activo al menos en mi caso que estoy jubilado y disfruto de buena salud y estado físico».

A pesar de haber dejado de lado su participación en la prueba más internacional del trail guipuzcoano, Morán sube a menudo a Aizkorri. «Cuando entreno subo muy a menudo a Aizkorri aunque esté preparando otra prueba. Me conozco cada palmo del recorrido de la maratón y me siento a gusto corriendo aquí».Es un terreno muy exigente, sobre todo el cresterío, pero ¿dónde mejor que al lado de casa para entrenar?»

De hecho, reconoce que «he llegado a subir 40 veces en un mes cuando estuve preparando mi reto en el que realicé tres veces seguidas el recorrido del maratón de montaña de la Zegama. Puedo decir que he subido cientos de veces y subo todas las semanas aunque sea para otras cosas. Esta misma semana he subido para dejar las nuevas esterillas en el refugio de Aizkorri, porque esa es otra. Aprovecho para decir que del mantenimiento y cuidado del refugio de Aizkorri nos encargamos los mendizales de Zegama y la gente se tiene que concienciar de que respetar y cuidar lo que se encuentren en él porque cada que vez que aparecen pintadas, las limpiamos nosotros y para ello, tenemos que cargar con los botes de pintura hasta aquí. Lo mismo ocurre con el resto de material que se encuentran, por lo tanto, hay que respetar el estado del refugio porque lo pagamos y arreglamos todo nosotros, los zegamarras».

Hecha la reivindicación, Morán continúa relatando sus logros y el proceso de preparación para conseguir competir en pruebas tan exigentes. «Es muy importante entrenar físicamente, pero también cuidar la fortaleza mental y llevar una buena alimentación para poder competir en pruebas tan exigentes como los maratones de montaña o carreras de cien kilómetros». Morán lleva un entrenamiento estricto durante la época de competición «porque competir en pruebas de montañas exige mucha disciplina y sacrificio. Se trata de un deporte duro y en el que hay que pasar muchas miserias, como yo digo y mejor estar bien entrenado que pagar las consecuencias».

Mientras sigue corriendo y subiendo, porque necesita mantenerse activo y no le faltan retos, proyectos, desafíos,... ahora se prepara para participar en diciembre, el día 14 concretamente, en Barcelona en una prueba de pista en la que en 24 horas quiere completar 600 vueltas a la pista (400 metros) y batir el récord de su categoría. Ya cuenta con un récord mundial de 141,980 kms al correr 12 horas en pista.

Partimos de Aldaola siguiendo el sendero por Baratzondo desde el que vemos la antigua casa de los miqueletes a la derecha. Avanzamos por la zona herbosa, vislumbrando a lo lejos la entrada a la cueva de SanAdrián por la que pasaremos en nuestro regreso.

Superando el primer tramo de pendiente llegamos a la ermita de Sancti Spiritu y nos aventuraremos a emprender la mítica subida del recorrido del maratón de montaña, en el que numeroso público se agolpa con el propósito de animar a los valientes corredores.El ensordecedor recital de parabienes mezclado con el sonido de cencerros y bocinas envuelve su paso, mientras cada uno de los participantes se siente casi en el cielo.

En nuestro caso, el silencio es absoluto y ni un alma observa nuestro paso, cosa que agradecemos porque aunque este tramo del recorrido no alcanza los 3 kilómetros, la pendiente no perdona. Exigente donde las haya, avanzamos disfrutando de las vistas por Miñazarreta hasta vislumbrar al frente Aizkorri. Inconfundible con su ermita y refugio, en el que esta misma semana Carlos ha dejado nuevas esterillas para quienes disfrutando de una noche en el mismo.

Una vez en la cima, no se puede desaprovechar la oportunidad de acercarnos al buzón y disfrutar de las vistas. Impresionantes, se mire a donde se mire. Después toca regresar, ya que el viento en Aizkorri sopla con fuerza y estos días aún más si cabe. Decidimos realizar una circular y nos dirigimos hacia Pagazuloeta y Portuzarra para llegar al collado Leizarreta y desde allí alcanzar la fuente de Eskaratza. Entre enormes hayas el paseo es precioso en estas fechas, con el otoño inundando cada rincón.Pronto llegamos a Otsoarreta y desde allí accedemos a la cueva de San Adrián. Su energía nos apodera mientras cruzamos el antiguo paso de peregrinos, comerciantes y demás caminantes. Siguiendo sus pasos llegamos nuevamente a la zona de Baratzondo y desde allí finalizamos el recorrido en el parking de Aldaola.