Zegama está lista para la gran cita del año
Maratón de montaña ·
Los vecinos de la localidad del Goierri preparan con mimo la Zegama-Aizkorri del domingo 14 de mayo, que ya ha iniciado su cuenta atrásTic, tac, tic, tac... La cuenta atrás ya ha comenzado en Zegama. A menos de un mes de la disputa del maratón Zegama-Aizkorri, previsto ... para el 14 de mayo, los vecinos de la localidad de Goierri miran sus agendas, e-mails y móviles. Mientras los corredores apuran las últimas semanas para entrenarse, prepararse psicológicamente y cuidar sus dietas con el fin de estar a tope el gran día, Alberto Aierbe, Maria Luisa Marín y Jesus Berasategi están inmersos en los preparativos para el fin de semana más esperado en Zegama.
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El primero, Alberto Aierbe, no tiene un minuto de descanso. Su teléfono móvil no deja de sonar. Si no le llaman, recibe numerosos mensajes, vinculados siempre a la maratón de montaña zegamarra, que forma parte del Golden Trail World Series, por supuesto. «Siempre es así. El estrés que acumulamos a estas alturas es importante», reconoce Aierbe. Después de atendernos, tiene tres reuniones atadas «y todo lo que surja», asegura con su amplia sonrisa.
La Zegama-Aizkorri es su 'niña bonita' y se vuelca en cuerpo y alma en ella. «Son muchos años organizando la prueba y ya tenemos callo, pero siempre surge algo nuevo y a veces las cosas pequeñas son las que más quebraderos de cabeza generan. Pero lo 'gordo' ya está vendido», destaca el zegamarra.
Trabajo previo y el mismo día
Para poder llevar adelante el fin de semana de la Zegama-Aizkorri, que comienza el viernes con la disputa del kilómetro vertical, sigue el sábado con diversos actos y la entrega de dorsales, y concluye el domingo con el maratón. «Participan más de 500 voluntarios repartidos en diferentes grupos que tienen un responsable. Y claro, hay que coordinar a cada uno de los grupos para que todo salga bien, lo cual supone mucho trabajo previo y, por supuesto, el propio día de la prueba».
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Alberto Aierbe apunta que «más de 500 voluntarios trabajan el fin de semana de la Zegama. El pueblo se vuelca en la organización»
Ningún detalle se le escapa a Aierbe, quien reconoce que «el pueblo de Zegama se vuelca en la organización de nuestra carrera de montaña». Cada uno lo da todo en la medida que puede. Es el caso de Maria Luisa Marín, madrileña afincada en la localidad desde hace varias décadas y propietaria de la casa rural Arrieta Haundi. Marín asegura que «los atletas son los que corren el maratón, pero nosotros también acabamos cansados, con agujetas y todo». La madrileña zegamarra destaca que «son días muy intensos, de tensión y emociones, pero nos aporta mucho y lo hacemos encantados».
Los bizcochos de María Luisa son conocidos entre los afortunados que se alojan en su casa. Cuida cada detalle durante la estancia de los corredores, técnicos y periodistas a los que acoge. «La mayoría llegan una semana antes y se entrenan por los alrededores, visitan Zegama y descansan para el gran día. Así se establece una relación muy cercana con todos».
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María Luisa Marín señala que «se establece una relación muy cercana con los corredores; son días de tensión y emociones»
Marín reconoce que «el ambiente es muy bueno. Todos vienen muy ilusionados y con ganas de correr la Zegama. Para ellos, estar aquí y tener un dorsal es algo muy importante. Se vive un ambiente especial. Son muchas emociones concentradas en pocos días».
Txantxon taberna es el campamento base de la gran carrera de montaña. Jesus Berasategi, responsable del establecimiento hostelero, confiesa sentir mariposas en el estómago. «Son muchos años disputándose la carrera, pero aunque todo se concentra en el fin de semana, a tres semanas de la prueba solo pensamos en cómo organizarlo todo para esos días. Bueno, el lunes, al día siguiente de la prueba, también trabajamos bastante. Muchos corredores siguen por aquí y nos toca atenderles».
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En Txantxon taberna contratarán «dos personas más para trabajar esos días porque siempre andamos desbordados»
Antes toca organizar y prepararse para un fin de semana en el que Zegama, de 1.500 habitantes, recibe a miles de visitantes. En Txantxon taberna, además de llenar las neveras y las cámaras frigoríficas, además de repasar las listas de compras, ya se plantean reforzar el personal. «Este año contrataré dos personas más para trabajar esos días porque siempre andamos desbordados». Señala que «es una locura porque comenzamos para las seis de la mañana y es un no parar todo el día. No hay un rato de descanso. Empezamos con los cafés a primera hora, después los almuerzos, los pintxos... Hasta que la gente se retira a la noche». Horas y horas de trabajo detrás del mostrador de Txantxon taberna, que tiene listo todo lo predecible.
Lo impredecible, que preocupa e incluso condiciona la disputa de la Zegama-Aizkorri, es la meteorología, algo que no se puede determinar. Eso sí quita muchas horas de sueño a los organizadores. Ver venir...
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Una carrera llena de anécdotas que se quedan en Zegama
Nervios, ilusión, estrés, orgullo, preocupación, horas de trabajo, ganas de ver a los corredores... se mezclan en los comentarios de los zegamarras a la hora de responder a las preguntas sobre los preparativos de la carrera y por sus vivencias. Conscientes del enorme esfuerzo que supone a un pueblo que ronda los 1.500 habitantes, todos coinciden en que «la Zegama-Aizkorri nos ha puesto en el mapa y nos conocen en todo el mundo». Una amplia sonrisa se mezcla en sus rostros con un punto de orgullo a la hora de hablar del gran maratón de montaña que tanta gente ha acercado a Zegama.Las anécdotas brotan durante el repaso a las distintas ediciones. María Luisa Marín alojó en su casa a algunos de los primeros corredores participantes. Recuerda perfectamente aquella edición inaugural de 2002 y cuenta cómo recibió a Ángel Sánchez, Salvador Calvo, Alberto Zerain y compañía, grandes corredores con numerosos títulos y aspirantes claros a la victoria. «Todos ellos eran reconocidos atletas y llegaron a Zegama con la intención de ganar. Pero se llevaron una sorpresa cuando les superó un carnicero de Amezketa del que no tenían ninguna referencia deportiva. Era Juan Martin Tolosa. Se confiaron y les ganó. Comentaban que habían pecado de exceso de confianza porque, aunque vieron que les adelantaba, creyeron que no sería capaz de resistir y que le alcanzarían. Desconocían lo que es capaz de hacer un vasco cuando apuesta con sus amigos que va a hacer una carrera o cualquier reto deportivo». Tras veintiún ediciones en veintitrés años -la pandemia impidió celebrar dos años la prueba-, las anécdotas inundan Zegama, si bien sus vecinos son fieles a la clásica afirmación de que «lo que pasa en Zegama se queda en Zegama». Mientras, los corredores que acuden a su maratón reconocen que «es el mejor del mundo».
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