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Zegama-Aizkorri
El campeón Manuel Merillas, un ermitaño que se fabrica sus bastones con bambúHasta que conoció a su mujer hace dos años vivía solo en una caravana en La Cueta, el pueblo más alto de León de apenas seis habitantes en invierno. Allí mantiene su hogar, pero ahora ya en familia
L .O.
Lunes, 15 de mayo 2023
Manuel Merillas se coronó este domingo en la Zegama-Aizkorri. Tras siete participaciones, el corredor leonés pudo por fin cumplir su sueño y cruzar la ... meta en primer lugar. Y lo hizo en una edición épica de la maratón de montaña, marcada por el frío, la lluvia, la nieve y el barro. Unas condiciones a las que el campeón de Europa y del Mundo de 'skyrunning' está más que acostumbrado a 'soportar' en La Cueta, el pueblo más alto de León (1.447 metros) en el que reside junto a su familia.
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Merillas (Valseco, 1991) es un campeón forjado a sí mismo. Su pasión por la naturaleza y la montaña en particular le llevó hace un lustro a este rincón del Parque Natural de Babia y Luna en el que durante el invierno no residen ni seis personas. Durante tres años vivió allí como un ermitaño en una caravana y alejado de la tecnología. Tal y como ha confesado en más de una ocasión es más de Casio que de GPS.
Su vida cambió hace dos años, cuando conoció a Claudia, otra apasaionada de la montaña con la que ha formado un familia. El pequeño Nel es ahora el centro de su mundo, el mismo globo cuyas montañas recorre durante meses. Pero donde mejor se siente Merillas es en casa -ahora sin ruedas-. En La Cueta.
Manuel comienza su entrenamiento una vez Nel está despierto. «Mi día empieza con el niño. Me da igual que después tenga que salir con mucho calor, pillar mala nieve o que llueva, lo primero es ver abrir los ojines al niño», declaró el corredor a Leonoticias. En el reportaje, Merillas explica que realiza unas 8 horas diarias de preparación, unas 40 semanales y que a finales de marzo suponían un acumulado de 81 días entrenados: «Llevo unos 170.000 positivos, unos 2.200 diarios». Preguntado por la terminología, Merillas, con su habitual sonrisa diáfana y su tono desenfadado señala la montaña que hay a su espalda, frente a su casa de La Cueta y exclama: «¿Ves esa montaña? Significa que la he subido unas 2.000 veces». Y siempre acompañado de su perro 'Zar'.
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Este domingo en la Zegama-Aizkorri Merillas también pareció correr en casa. «Las condiciones eran duras, pero a mí me encanta este escenario, adoro este tipo de barro», reconocía tras calzarse la txapela. Esta climatología adversa obligó a los organizadores de la prueba a hacer un cambio en el recorrido a última hora. Los deportistas no ascendieron a Aketegi, una de las cuatro cimas que debían alcanzar para completar los 42 kilómetros y 5.500 metros de desnivel. Se decidió suprimir un tramo de 300 metros que llevó a los corredores por la txabola de Arbelar para después seguir el trayecto rumbo a Zegama.
Merillas completó el 'nuevo' recorrido en 3 horas y 42 minutos. Lo hizo con la 'ayuda' de un par de bastones de bambú que él mismo se fabrica y que le acompañan en sus compromisos internacionales. Pero ser un gran campeón en este deporte no significa poder vivir de ello. «Puedes ser el mejor corredor del mundo, ganar todas las carretas, pero si no sabes moverte en redes es imposible vivir de esto», explicó a Leonoticias.
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Así, el chico que se resistía a la tecnología tiene a día de hoy cerca de 58.000 seguidores en Instagram, donde da cuenta de todas sus hazañas. Ayer mismo, tras coronarse en Zegama publicó una foto cruzando la meta.
«Tengo mucha suerte de que a ella se le dan bien estas cosas, porque si fuese por mí, cuando ya no pueda correr, pienso tirarlo fuera. Es una esclavitud total», asegura. Hasta entonces, al flamante campeón de la Zegama aún le quedan, seguro, muchos éxitos por compartir.
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