El Gustav, un enorme cañó ferroviario.

La gran apuesta del arsenal de Hitler, todo un fracaso

En 1942 el Führer estrenó en combate la mayor arma construida nunca, pero resultó todo un desastre... por varias razones

El Diario Vasco

Martes, 7 de julio 2015, 16:53

La ambición de Hitler era descomunal, desmedida, ilimitada. Tanto que sus ansias de conquistar Europa le llevaron a exigir un arma que asombrara al mundo y que fuera capaz de echar abajo las fortificaciones enemigas. Su sueño pronto se vio hecho realidad. Fue en 1941, momento en el que se lanzó a invadir la Unión Soviética un 22 de junio. En aquel año clave en el devenir de la contienda, Krupp A.G dio con la solución: el Gustav.

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Este enorme cañón ferroviario de largo alcance contaba con casi 47 metros de largo, pesaba 1.350 toneladas y disponía de un calibre de 800 milímetros. Capaz de lanzar proyectiles de casi cinco toneladas desde un cañón de 30 metros, se convirtió en el mayor arma utilizada nunca en combate, según el 'Business Insider'.

Sea como fuere, lo que prometía ser una apuesta segura para los intereses nazis se convirtió en un gran odisea operativa en el campo de batalla. Y es que tras su estreno en junio de 1942 en el asedio de Sebastopol, los nazis no tardaron en sufrir en sus propias carnes los grandes inconvenientes que conllevaba la puesta en marcha de esta 'joya de la corona'.

Este cañón ferroviario era un blanco muy asequible para el bando aliado y, además, los nazis sólo podían transportarlo por medio de un ferrocarril especializado. Por si fuera poco, necesitaba de una tripulación de 2.000 hombres y funcionalmente costaba un mundo calibrarlo para realizar un sólo disparo.

Todos estos inconvenientes operativos y 14 disparos diarios no merecían semejante desgaste y esfuerzo, con lo que Hitler tomó la decisión de abandonar al poco tiempo un proyecto que resultó todo un fracaso.

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